Del vértigo, tú y yo. // Julright.

Capítulo 20. SOY YO, JULIA.

Había vuelto a casa justo la noche anterior. Estaba terminado de arreglarse el pelo cuando Javi la llamó.

- Estoy abajo, ¿tardas mucho?

- No, no, bajo en cinco minutos - respondió. Cogió el bolso. Y con prisas y sin muchas ganas, se montó en el coche.

Hacía meses que habían confirmado a la familia de Javi que asistirían juntos a aquel evento. Julia sabía que debía acudir, pero realmente no le apetecía.

- Estás muy guapa - certificó Javi, mirándola.

- Gracias - se limitó Julia a responder.

Comieron en un sitio bonito. El tiempo acompañaba. Mientras tomaban una copa en los jardines del restaurante, se quedaron solos. Javi la veía realmente preciosa ese día. Sin apartar la mirada de ella, se acercó con intención de besarla, pero Julia se apartó. Javi no sabía cómo interpretar ese gesto, pero se ponía en lo peor.

- Es por él, ¿verdad? Vi la foto de los dos con María y Sabela en la habitación e imaginé que iba a pasar de nuevo. Es que lo sabía.

- ¿Qué dices, Javi? - preguntó Julia, sorprendida -. No ha pasado nada, te estás equivocando de lleno.

- ¿Seguro? Porque yo ya no sé qué creer.

- Me habré equivocado millones de veces, pero he sido sincera contigo. Si quisiera mentirte, no te habría contado nada de lo que pasó en Barcelona y jamás lo hubieses sabido. No ha pasado nada entre Carlos y yo en Pamplona y ya no voy a seguir hablando de esto.

- Mira Julia, esto ya pasa de castaño oscuro. He pasado cosas que casi nadie pasaría, he intentado hacerte ver que soy comprensivo y que me importas más que todo lo que haya podido ocurrir. Tus supuestos fans me humillan a diario y yo me mantengo al margen. Pero llevo tiempo sintiendo que hago esto por ti, cuando tú, ni estás.

- ¿Qué no estoy, Javi?

- No, joder, no estás. Eres otra persona, a veces pienso que no queda nada de la Julia de antes de OT.

­- Ya hemos hablado de esto más veces. No te he pedido que hagas nada por mí, de hecho, pensé que no estarías cuando salí, pero estabas. Y me dices continuamente que perdonas cosas, que olvidas lo que sea o que todo está bien. Pero no es verdad, lo sabes perfectamente. A la mínima me echas todo en cara y me vienes con que no soy la de antes. Las personas cambiamos, sobre todo cuando pasamos por cambios tan bruscos en la vida como el que estoy viviendo yo. Pero soy la misma, te lo he repetido muchas veces y me vienes con lo mismo otra vez. Entramos en bucle cada dos por tres y así no podemos seguir, esto no funciona.

Javi resoplaba y se tocaba el pelo, nervioso. Julia no quería volver a lo de siempre, así que cogió su copa y se dispuso a caminar hasta la puerta del restaurante. Pero, cuando ya se había girado, Javi la agarró por el brazo y preguntó:

- Julia, ¿tú aún me quieres?

Se quedó petrificada. No se giró para mirarle, no podía. Le acababa de decir que no le había mentido y no quería empezar a hacerlo en ese momento. Poco a poco, Javi dejó de sujetar su brazo. Suspiró.

- Volvamos, nos estarán echando en falta - dijo sin volverse hacia él.

Y comenzó a caminar.

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Esa tarde fue muy larga para Julia. Al volver, unos primos de Javi también iban a en el coche, por lo que se despidió de forma general y subió a casa.

Aunque no quería decírselo a sí misma, ese día había comprendido que las cosas ya no eran como antes. Sabía que había llegado la hora de tomar decisiones. Acertadas o no, eso no lo sabía; pero tenía que tomarlas.

Estaba el sofá, con un moño despeinado, un pantalón de pijama calentito y una sudadera ancha, color burdeos. Repasaba Twitter. Leía tantas cosas que no le gustaban, tantas cosas que era lo último que necesitaba ver en esos momentos... pero también veía imágenes del concierto de un par de días atrás; había gente que conseguía sacarles verdaderos fotones. De repente, entre tantas imágenes, encontró una que le gustó especialmente. Era un collage con una especie de secuencia de tres fotos de "Mi historia entre tus dedos", justo del principio de la actuación, cuando ella estaba de espaladas, Carlos cogía su mano y ella se giraba, mientras él cantaba: "...al menos quédate sólo esta noche, prometo no tocarte, estás segura". Joder, esa frase había cobrado tanto sentido... con él estaba segura; no, no la tocaría, no de cualquier forma, ya se lo había dejado claro. Y ella, ella deseaba quedarse.

Guardó la foto. Abrió un nuevo tweet y la adjuntó. Era la mejor forma que tenía de hacérsela llegar a Carlos. Sabía que él veía sus actualizaciones, como ella misma hacía cada día, buscando una señal, un indicio. Cuando estaba a punto de enviarla, retrocedió al pensar todo lo que podría generar, pero necesitaba publicarla. Al final, cogió también una bonita foto con Dave que él mismo le había pasado. Colocó un corazón atravesado por una flecha junto a las dos fotos y... enviar tweet.

A los pocos minutos, le saltó una notificación en la bandeja de entrada de mensajes privados de Twitter. Carlos Right: "Porque conozco esa sonrisa, tan definitiva...".