Aunque el siguiente concierto no era hasta el día 15, el 13 de junio Carlos voló a Madrid. Dos días después, viajarían desde allí hasta Granada para cantar. Pero entre tanto trabajo, tenía esos dos días libres y tenía muy claro cómo quería pasarlos.
Desde que volvieron de Sevilla, se habían pasado las horas muertas hablando. Dormían poco, pero eso es algo bastante secundario cuando, tras la pantalla de tú móvil, tienes justo lo que necesitas.
La noche anterior había salido la colaboración de Julia con Marta Soto y a Carlos le había faltado tiempo para expresar públicamente lo que pensaba: “Yo ya” y un corazón. Tan escueto como evidente. Estaban hablando por Whatsapp, pero eso a Carlos le sabía a poco. La llamó.
– ¿Qué haces mañana y pasado?
– Pues nada, estoy bastante libre. Vamos, me quedo ya en Madrid hasta el concierto, como te dije, pero no haré nada especial, igual ceno con Alba y no sé si alguien más.
– Pues yo tampoco iba a hacer nada especial. Y eso no puede ser.
– ¿Y qué quieres hacer? – preguntó Julia.
– No, qué quiero que hagamos. Mañana cojo el primer vuelo que pueda y me planto allí. Así que piensa qué podemos hacer y reserva para uno más en esa cena.
A Julia se le iluminó la cara. A ella también se le quedaban cortos los mensajes y las llamadas.
– ¿Te parece bien? – preguntó Carlos.
– Bien no, perfecto.
– Pues voy a mirar vuelos y a hablar con Dave, a ver si me acepta en su casa y ahora te cuento.
Colgaron. Carlos lo organizó todo. Pocas horas después, ya estaba en Madrid. Sergio, el tío de Julia, se había ofrecido a ir a recogerle al aeropuerto. Tío y sobrina le esperaron en el coche y se dirigieron a la casa de Sergio. A media tarde habían quedado con Alba y con Marilia en el piso de estas y desde ahí irían todos hacia el Bernabeu, para acudir a una cena a la que les habían invitado.
Teniendo en cuenta que ya era hora de comer, Julia le propuso picar algo en casa, arreglarse e irse directamente desde allí al piso de las chicas. Total, a casa de Dave ya podría ir por la noche. Carlos aceptó. Sergio ya tenía planes, así que les dejó en el piso y se marchó. Mientras Carlos se duchaba, Julia preparó algo de picoteo con lo que encontró en la nevera.
– Huele bien, al final vas a superar mi sushi y mi tortilla – bromeó Carlos.
Julia estaba terminando de cortar unas rodajas de pepino sobre una tabla que apoyaba en la encimera.
– Eso era otro nivel, esto es todo más sencillito – dijo girándose al oír su voz.
– ¿Qué has preparado?
Julia tardó unos segundos en responder. Desde que se había dado la vuelta, no podía apartar la mirada del pelo mojado y revuelto de Carlos. Se acercó a él y le pasó sus dedos a modo de peine.
– A ti lo de peinarte, no te va mucho, ¿no?
– ¿Para qué? Así es más casual – bromeó Carlos. – Mira, mira así que guapa. ¡Uy, uy, uy, mira qué guapa! – continuó, mientras le revolvía la melena con una mano y sujetaba sus brazos con la otra, para inmovilizarla.
Julia reía sin parar mientras intentaba zafarse. A Carlos se le habían escapado sus brazos, así que la tenía cogida por la cintura. Después de unos segundos forcejeando, casi sin fuerzas de tanto reír y aún agarrados, fueron parando poco a poco. Carlos se quedó mirándola y sonrió. Solo veía pelo y escuchaba una risilla detrás. Ya más relajado, sujetó su melena y la echó hacia atrás, despejando su cara. Estaba guapísima.
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Del vértigo, tú y yo. // Julright.
FanficDicen que cuando algo es para ti, acaba llegando. Pero, ¿cómo saber qué es para ti? A veces se cruzan el deber y el querer. Otras veces, la que era tu casa se vuelve vacía y oscura y de repente te encuentras a salvo en medio de un huracán. Esta es u...