Capítulo 16. ESTOY LOCO... POR TI.

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Marzo se acercaba a su fin. Acababa de aterrizar en Barcelona y se dirigía al plató para ensayar su canción. Tanto Miki como Carlos se habían ofrecido a ir a buscarla al aeropuerto para acercarla hasta allí, pero les había dicho que no hacía falta, la productora del programa se encargaba de todo. Les comentó que, sobre las ocho de tarde, terminarían los ensayos. Así que había quedado con ellos para cenar, junto a Joan y su novia.

Siempre que pasaban una temporada sin verse, los encuentros les producían cierta incertidumbre a los dos. Es verdad que últimamente hablaban más, sobre todo desde que ella había estado una semana atrás componiendo en Madrid, coincidiendo con la actuación de Carlos en "La Mejor Canción Jamás Cantada", el mismo programa en el que ella debutaría mañana.

A Carlos le había hecho mucha ilusión que algunos de sus compañeros se sentasen alrededor de una mesa para verle actuar, pero sobre todo, la cara de orgullo con la que Julia miraba la pantalla del móvil casi sin parpadear. A Javi no le había hecho tanta gracia, pero esto es otra historia.

Ahora volvían a contarse cosas, a saber el uno del otro sin intermediarios (ya era hora de darle una tregua al pobre Dave), a bromear... lo que era un gran avance y un signo de que las cosas, de una forma u otra, volvían a fluir entre ellos. Ya no eran lava en las redes sociales y se permitían intercambiar algún like o actuar con mayor naturalidad.

Pero unos cinco días antes, algo había ocurrido y ahora tenían más vértigo que nunca de cara a ese nuevo encuentro que se produciría esa noche.

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A principios de marzo, Carlos ya llevaba bastante avanzado su disco. Un día de esos que salía a las tantas del estudio, cogió el móvil y vio un mensaje de Julia, interesándose por si seguía vivo, ya que no había podido usar el móvil en casi todo el día. 

Acababa de grabar "Perdóname", una de sus preferidas, la única que nadie había escuchado todavía. Pero ella tenía todo el derecho a oírla. Así que, sin dudar, le mandó el archivo, sin más, sin ningún comentario. Julia tardó al menos dos horas en ver el mensaje. Dos horas que, para Carlos, transcurrieron como dieciocho.

Ella estaba en un chiringuito en la playa, de esos que no cierran en todo el año. Había quedado a tomar unas cañas con sus amigos y la cosa se había complicado. Serían las tres de la mañana cuando cogió el móvil para escribir a su madre y vio ese archivo de audio de 3 minutos y 14 segundos. 

Con la excusa de ir a saludar a unos conocidos, Julia se levantó de los sofás donde estaba sentada y caminó hasta un lugar un poco más apartado, donde la música del chiringuito tan solo parecía una melodía de fondo. Abrió el audio. No podía creer lo que estaba escuchando. Era tan bonita y tan dura a la vez... 

"A lo mejor, si hubiera cambiado mi decisión y te hubiera buscado hasta el fin del mundo. A lo mejor, no bastarían mil horas por tenerte un segundo". Apenas tras esos versos, ya estaba temblando.

"Perdóname, oh, oh, oh, porque en tus planes no estaba olvidarme y mi corazón te obligó". De repente, comenzó a entender tantas cosas de golpe, que no sabía cómo procesarlas. Dejó terminar la canción. Y decidió escucharla otra vez, para poder fijarse en cada palabra. Después, otra vez más, ya solo para disfrutarla con los ojos cerrados, sentada en el suelo y agarrando el móvil como si fuese la misma mano de Carlos. Y terminó. Abrió los ojos y se percató de que él estaba "en línea". Le llamó. Sentía que el corazón se le iba a salir por la boca. Lo mismo que sintió él cuando vio en la pantalla "Julia Medina" y descolgó.

– Carlos, voy a llorar – dijo con los ojos brillantes.

– Anda, exagerá. No es para tanto.

Del vértigo, tú y yo.   //  Julright.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora