Iban en el bus camino al concierto de A Coruña. En viajes largos, solían hacer juegos para amenizar el trayecto. Miki había propuesto jugar a "Canta la palabra". Algunas veces jugaban por la noche en la academia y solía ser bastante divertido. Uno decía una palabra a los demás, y todos aquellos que consiguiesen cantar una canción que contuviese dicha palabra, ganaban un punto. Pero esta vez, habían hecho una versión con canciones de OT. Funcionaba exactamente igual, salvo que sólo podían cantar canciones que hubiesen cantado ellos, o los de la edición anterior, por ampliar el repertorio.
Marta, como buena fan, llevaba bastantes puntos. Le seguían de cerca Marilia y África. El pobre Alfonso no daba ni una. Solían grabar muchos de estos momentos y los pasaban por el grupo de los dieciséis. Ya era tradición.
– Venga, va, ahora una fácil, que solo decís palabras difíciles: corazón – exclamó Famous.
Todos los que hayan jugado a este juego, sabrán que "corazón" es una de las palabras más míticas que se suelen proponer. Así que era muy fácil. Varias voces comenzaron a sonar a la vez.
– "Questions of science, science and progress, do not speak as loud as my heart" – cantó con fuerza Alba.
– "Y voy a escribirte, una canción de brazos abiertos, de corazones esperanzados para poder cantar" – gritaba Marilia – ¡La de la llamada! ¡La cantaron Ana y Amaia!
– Y a que no me dejas, a que hago que se caiga la muralla de tu pena, a que te beso y te entregas sin que ni siquiera te des cuenta, si quieres apostamos, corazón" – entonaba Sabela.
Carlos intentaba recordar una canción, pero ninguna le venía a la cabeza. De repente, escuchó bajito: "ella solo quiere alcohol y rumba, ella perdió su corazón son son...". Se arrodilló sobre los dos asientos donde estaba medio tumbado y se giró. Julia estaba sentada justo tras él, en la misma posición. Al ver que Carlos le había escuchado, comenzó a reír escandalosamente.
– Esa no vale, lista. Que no es de OT – le vaciló sin poder contener la risa.
– ¿Qué no? Ya verás como sí.
Julia se levantó.
– ¡Shavele, shavale! ¿A que esta también vale?
Y comenzó a cantar su propia versión de "Se lo robó". Carlos, sin parar de reír, pensó que eso era demasiado bueno para no compartirlo. Cogió el móvil y, sin meditar mucho las consecuencias, abrió Instagram y comenzó a grabar.
Un rato después, cuando ya se habían aburrido de jugar y estaba cada uno a lo suyo, Julia entró a Instagram y vio la historia que Carlos había compartido media hora atrás. Se incorporó y le dio un par de toques en la cabeza, pasando su mano por encima de los asientos.
– ¿Y esto que es? ¿Tu venganza por haberte grabado antes dando saltitos, o qué?
Carlos se levantó y fue a sentarse junto a ella. Julia quitó las cosas que tenía sobre el asiento de al lado para dejarle hueco.
– ¿Y qué, cómo estás? Cuéntame tu viaje a Nueva York.
– Una pasada. Estoy deseando volver. Me lo he pasado tan bien...
– Pues cualquiera lo diría... Mira Marilia, que está hiperactiva, como cuando se volvía nocturna en la academia. Pero tú estás ahí, sola, al fondo del autobús, con los cascos y sin hacer mucho caso al resto.
– Ya, bueno, yo no soy como Marilia – se lamentó Julia.
Carlos se dio cuenta de que no había comenzado con buen pie esa conversación y se esforzó por arreglarlo.
– Tienes razón, perdona. Lo que quería decir es que no te veo bien, no sé. Ante todo, somos amigos... y me gustaría que confiaras en mí para contarme lo que sea.
– Y confío, Carlos.
Julia sabía perfectamente que Carlos era consciente de lo que había pasado justo antes de que ella se fuese a Nueva York.
– Pero no es cuestión de confianza. Es solo que no creo que sea buena idea que te venga a contar según qué cosas.
Carlos sabía que tenía razón. Probablemente preferiría hablar de su ruptura con cualquier persona de ese autobús antes que con él. No insistió. Solo la atrajo con el brazo hasta su hombro y le besó la cabeza con cariño.
– Lo entiendo. Pero sonríe. Que si no esta noche no vas a salir tan guapa en las fotos.
Y así, después de esa conversación que sin llegar a producirse, se había producido, subieron al escenario. Se contaron su historia, sintiendo que en cada nueva actuación iba adquiriendo unos matices distintos. Y salió genial, como siempre.
Al día siguiente, Carlos tuvo que madrugar bastante para viajar hasta Córdoba, donde tenía concierto esa misma noche. La verdad es que llevaba unos días bastante ajetreados. Mientras iba en el coche, revisaba las fotos y vídeos que habían mandado sus compañeros. De repente, se dio cuenta de que tenía un mensaje de Dave sin leer. Entró en su conversación y se encontró una foto en blanco y negro de ellos dos, junto a Julia, que su amigo le había pasado el día anterior. Debajo, un mensaje que decía: "para cuando nos (la) eches de menos". Dave le conocía demasiado bien.
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Del vértigo, tú y yo. // Julright.
FanfictionDicen que cuando algo es para ti, acaba llegando. Pero, ¿cómo saber qué es para ti? A veces se cruzan el deber y el querer. Otras veces, la que era tu casa se vuelve vacía y oscura y de repente te encuentras a salvo en medio de un huracán. Esta es u...