Cuando intentaba echar la vista atrás para procurar entender cómo empezó todo, no lo conseguía. No encontraba una situación o una conversación que le hiciese plantearse que algo estaba pasando. Eran muchas cosas, muchos momentos. Recordaba perfectamente la ilusión que le hizo verle entrar de un salto en la academia cuando todos esperaban en la puerta al concursante número dieciséis. Si pensaba en la primera semana de concurso, le recordaba sentado junto a ella en las comidas, en las clases y en el sofá; también sabía que muchos de los momentos que pasó esos días iniciales con su guitarra, lo hizo en su compañía. Ella ya intuía que iba a ser un pilar importante en su concurso.
Su timidez no le permitía abrirse fácilmente. Sabía que, de primeras, no iba a ser el alma de la fiesta, ni la líder del grupo, ni la que más integrada estuviese. Justamente por ello le gustaba haber conectado con alguien, alguien que conseguía que se sintiese un poco menos abrumada durante este proceso de adaptación.
Por eso, cuando en el reparto de temas de la Gala 2 les habían dado un dúo juntos, había sentido una especie de alivio. La primera semana había soportado mucha presión, sentía miedo de no poder seguir las indicaciones de los profesores o no llegar al nivel que esperaban de ella. Esa sensación la seguía teniendo, pero le tranquilizaba saber que, con Carlos, lo iba a tener más fácil, se llevaban muy bien y se entendían. Aunque le gustó cantar con Joan, percibía que le iba a costar mucho menos conectar con Carlos.
Sin duda, fue una semana especial. Ambos consiguieron hacerse con la canción rápidamente. El viernes tuvieron la primera clase de interpretación con Itziar y para Julia esto fue un punto de inflexión. La profesora les había propuesto diferentes dinámicas para ayudarles a conectar con esa "historia entre sus dedos" y a encajar entre ellos. Ambos sentían vergüenza y les constaba soltarse. Durante la mitad de la clase, Julia se había sentido un tanto abrumada por la situación; no conseguía aguantarle la mirada, se le iba la letra, se sentía observada y se le escapaba una risa nerviosa continuamente. Sin embargo, durante los últimos minutos algo pasó que les hizo conectar totalmente. Miraba esos ojos oscuros y ahora le transmitían seguridad, ya no se sentía abrumada, se sentía bien, veía verdad en su cara, una verdad que le permitía sentir cada palabra que salía por su boca.
El resto del día estuvo ausente, no sabía que pasaba, pero estaba algo confundida. Evidentemente, Carlos lo notó e intentó en varias ocasiones saber que le ocurría, pero Julia se resistió a darle una respuesta; tal vez porque ni ella misma la tenía.
Una vez abrieron la habitación, todos entraron más o menos rápido. Como cada noche, al principio bromeaban todos juntos sobre cualquier cosa pero, unos minutos después, se formaban pequeños grupitos alrededor de diferentes camas. Ella estaba en la suya, junto con Dave y Noelia, que comentaban anécdotas sobre los ensayos de su canción. Carlos iba de un lado para otro, hasta que finalmente se fue a su cama y comenzó a doblar algo de ropa que tenía allí encima. Julia se levantó, se dirigió hacia él y se sentó sobre el colchón. Carlos la miró.
– Perdóname – dijo Julia mirando hacia abajo y jugando con una goma del pelo que tenía entre los dedos.
– ¿Por qué? – preguntó Carlos, sorprendido, mientras dejaba la ropa a un lado y se colocaba junto a ella.
– Por si he dicho algo que te haya sentado mal esta tarde cuando has venido a preguntarme qué me pasaba.
– No, no me ha sentado mal, pero no sé por qué no querías hablar conmigo, cuando hablamos siempre.
– No se... es que no sabía que decir, no me pasaba nada en concreto.
Carlos sabía perfectamente que estaba rara desde la clase de interpretación.
– ¿Qué ha pasado en la clase de Itziar? – preguntó directamente.
– Es que no lo sé, ese es el problema – respondió Julia sin alzar la mirada.
– ¿Te has sentido mal?
– No, justo lo contrario, al principio me daba vergüenza, como a ti, pero luego me he sentido muy bien. Las últimas veces que hemos cantando la canción, me he sentido bien, como si no estuviésemos en una clase.
– ¿Y eso es malo? – preguntó Carlos mientras se inclinaba sobre ella intentado encontrar su mirada.
Julia notó que la buscaba y levantó la cabeza dirigiéndola hacia él.
– No, no es malo. Se supone que en eso consiste. Pero a mí esto nunca me pasa cuando canto con alguien. Puedo interpretar la canción y puedo sentirla, pero nunca me siento como si no controlara...
Carlos la miraba fijamente mientras acariciaba su pierna, pero no sabía que debía contestar a eso. Julia siguió.
– Nos hemos dejado llevar y eso es algo que en mi vida yo no suelo hacer, es algo que me da miedo.
Carlos le cogió la mano con fuerza y tiró suavemente de su brazo hacia él.
– Pero esto es una canción, aquí es bueno dejarse llevar. Solo estamos cantando e interpretando, por eso tenemos que sentir lo que decimos, tenemos que creérnoslo. Yo me siento muy bien esta semana con este tema y contigo y tú acabas de decir que también te has sentido así. Vamos por buen camino, estoy seguro de que vamos a hacer una buena actuación. No tienes por qué tener miedo, Julia. Voy a estar contigo y te voy a ayudar, si me dejas.
Julia había escuchado atentamente cada una de sus palabras. Sabía expresarse muy bien. Y acababa de comprender que tenía razón. ¿Desde cuándo era un problema sentirse bien? Carlos decía la verdad, iban por buen camino. Y sí, sabía que la iba a ayudar, como había hecho desde los castings. Le miró y sonrió agradecida mientras acomodaba su cabeza sobre el hombro de su compañero.
– Vale, tienes razón, esta semana cruzamos la pasarela.
Carlos rio mientras comenzaba a jugar con su pelo.
– Esto ya me gusta más, esta es la actitud que quería.
Y así pasaron la siguiente hora, hablando de todo y de nada, bromeando y conociéndose un poco más, antes de despedirse con un abrazo y que Julia marchase a su cama. Cada vez se les pasaba más rápido ese poco tiempo que tenían sin cámaras antes de acostarse.
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Del vértigo, tú y yo. // Julright.
Hayran KurguDicen que cuando algo es para ti, acaba llegando. Pero, ¿cómo saber qué es para ti? A veces se cruzan el deber y el querer. Otras veces, la que era tu casa se vuelve vacía y oscura y de repente te encuentras a salvo en medio de un huracán. Esta es u...