Capítulo XII

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Mini-maratón 2/2

XII - DESEO

Sostengo las dos blusas delante de Liam y Lexi, que están sentados en mi cama.

—¿Y bien? —pregunto.

—Izquierda —dice Liam.

—¿Izquierda? —Lexi lo mira con mala cara—. Derecha, claramente.

—¿Estás ciega?

Los dejo discutiendo mientras yo me pruebo las dos. 

Jared me ha enviado un mensaje esta mañana invitándome a ir con él a un bar con los de la banda y, por supuesto, he dicho que sí. Estoy un poco demasiado emocionada por esto.

La que le gusta a Liam es la negra transparente. La de Lexi es la azul que tiene el escote más pronunciado. Me pruebo la de ella y me quedo mirándome. Me ha dado tiempo a ponerme una falda y descartarla mientras siguen discutiendo entre ellos. Al final, me pongo unos pantalones negros y los miro.

—¿Y bien? —pregunto.

—Píntate los labios —me recomienda Liam.

—Sí —está Lexi de acuerdo—. Y acuérdate de dejar caer tu copa encima de Kevin si se besa con alguien.

—Vale —empiezo a reírme, yendo al cuarto de baño.

Me maquillo en tiempo récord y decido dejarme el pelo suelto. Estoy recogiendo mi chaqueta cuando mi móvil vibra. Lexi es más rápida que yo y responde con una sonrisita maliciosa.

—Ha llamado usted al móvil de la señorita Brookie-pookie —anuncia—. Si quiere echar un polvo, pulse el uno.

—¡Lexi! —me pongo roja como un tomate mientras Liam se ríe a carcajadas.

—Ya está lista, Jed —dice ella al móvil, sonriente—. Sí. En su habitación. ¿Diez minutos? Genial. Sí, sí. Hasta ahora.

Cuelga y me sonríe angelicalmente.

—Alguien va a echar un polvo esta noche —y empieza a chocar su mano con Liam, que me sonríe, divertido.

—¿Qué? ¿Te ha dicho eso? —se me agudiza la voz.

—Claro que no —pone los ojos en blanco—. Simplemente... se nota.

No llega a tardar diez minutos. En cinco ya oigo que llaman a mi puerta. Me apresuro a ir hacia ella antes de que los dos idiotas lo consigan. Jared me mira con una pequeña sonrisa de arriba abajo, pero se distrae cuando mis dos angelitos de la guarda se asoman por encima de mis hombros.

—Hola —sonríe Lexi ampliamente.

—Sí, hola —Liam también se hace el inocente.

—Puedes ignorarlos —le digo a Jared, saliendo de la habitación y agarrándole la mano.

Él se deja arrastrar dos pasos antes de volver a detenerse. Veo que es porque Lexi lo señala con los ojos entrecerrados.

—Más te vale llevarla a su habitación cuando terminéis —le advierte.

—Y a una hora decente —añade Liam.

—Y sana y salva.

—Y vestida.

—Callaos ya, pesados —vuelvo a tirar de su mano mientras Jared me sonríe, divertido.

—¡Pasadlo bien! —canturrea Lexi cuando los miro, abochornada.

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