Extra III

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Dos cosas:

1) Solo he revisado el extra una vez, así que es muuuuy probable que vaya a tener fallos. Dejádmelos en los comentarios si veis alguno, porfa.

2) Los dos siguientes y últimos extras van a ser de lo que pasó después del epílogo, como ya os dije en Instagram :D

Ahora sí, a leer.



Extra III - MEMORIA

Mierda, ¿dónde estoy?

La cabeza nunca me ha dolido tanto. Me llevó una mano a la frente y abro los ojos de golpe cuando noto algo en la ceja. Duele. No es insoportable, pero duele. ¿Qué demonios?

Me incorporo lentamente y miro a mi alrededor. Estoy en una habitación de hotel, pero realmente no recuerdo haber llegado aquí. Espera... es mi habitación. Y la de Brooke. De eso sí me acuerdo. ¿Por qué me siento tan mareado?

—Buenos días, Jed.

No sé si me sorprende más no haberme dado cuenta hasta ahora de que Cassie está aquí o... bueno, que esté aquí. ¿No estamos en plena gira? ¿Ella no tiene clase?

—Es verano —me recuerda al verme la cara. Está sentada en uno de los sillones del fondo de la habitación con una revista de moda, pero la deja a un lado.

—Ya sé que es verano —Dios, es como si hubiera tragado fuego, apenas puedo hablar—. ¿Tienes...?

—¿Agua? Hay una botella en la mesita.

Me giro y la agarro de golpe, llevándomela a los labios. Vuelvo a notar una punzada de dolor en la ceja cuando dejo de beber. Cassie sigue mirándome con los brazos cruzados y una ceja enarcada.

—¿Qué? —pregunto.

—No recuerdas nada —deduce, negando con la cabeza—. Bueno, casi que es mejor.

—¿Por qué? ¿Qué tengo que recordar?

—No lo sé, Jed. Algo de estos días. Desde lo del concierto.

—¿Qué concierto?

Me quito las sábanas de encima y consigo ponerme de pie, mirando a mi alrededor.

—¿Dónde está Brooke? —me acerco a la puerta del cuarto de baño, pero al abrirla veo que no hay nadie.

Cassie no responde, solo suspira. Cierro la puerta a mi espalda y me detengo un momento delante del espejo. Tengo un aspecto horrible. Y voy vestido. Y mi ropa apesta a alcohol. ¿Qué demonios está pasando?

Me miro a mí mismo. Tengo la marca de puntos en la ceja, pero no recuerdo haberme hecho esa herida. Tampoco recuerdo cómo conseguí el golpe en la mandíbula, pero ya empieza a estar amarillo, por lo que hace unos días que me lo hicieron. Suspiro y me lavo la cara. Me duele tanto la cabeza como si fuera a estallar.

Es entonces cuando, al mirarme de nuevo, me doy cuenta de un pequeño detalle.

Tengo los ojos claros.

Me incorporo un poco, confuso, y vuelvo a revisarme como si eso no pudiera ser. Yo no he tomado nada. Es imposible que vuelva a tenerlos claros tan rápido.

Bajo la mirada automáticamente y noto que se me tensa la espalda entera cuando veo, en el dorso de la mano, una pequeña venda que me deja claro que no fui yo quien se lo tomó.

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora