Capítulo I

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CAPÍTULO I - JED

—¡Vamos, Brooke!

—Que ya voy —suspiro pesadamente, esquivando otro empujón.

Lexi, mi mejor amiga, se gira para fulminarme con la mirada cuando me detengo para dejar pasar a una pareja.

—Pero ¡no dejes que pasen!

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que los aparte?

—¡Empújalos!

—Sí, claro, también puedo darles un puñetazo, si quieres.

—¡Venga, Brooke, si no te das prisa no encontraremos un buen sitio!

—¡Es que no quiero encontrar un buen sitio!

Llevamos así más de tres horas. No me puedo creer que me haya convencido para hacer esto. No había ido a un concierto en mi vida y voy a empezar por un grupo que ni siquiera conozco.

Increíblemente, ya hay una enorme masa de gente cuando llegamos a la parte baja, en el foso. Lexi se las arregla —con la ayuda de codazos y maldiciones— para que pasemos entre la masa de cuerpos sudorosos, tatuados y perforados que nos separa del escenario. Milagrosamente, llegamos a las vallas de hierro que nos separan del escenario por unos metros. No es que haga mucho calor pero, con el esfuerzo, estoy sudando. Qué asco.

Lexi, en cambio, está entusiasmada. Se gira hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Es un sitio genial! —me grita, emocionada.

Yo, por mi parte, estoy intentando no morir aplastada contra la estúpida valla. Consigo apartar a una chica para colocarme junto a Lexi. Sigo sudando. Odio sudar. 

Demasiada gente. Demasiada humanidad para lo que me queda de vida.

—Más te vale que sean buenos —murmuro, quitándome un mechón de pelo de la cara—. Me estoy muriendo de calor.

—¡Quítate la camiseta!

—Solo llevo el sujetador debajo —le frunzo el ceño.

—¡Mejor para ti! ¡No creo que nadie se entere!

—Sí, claro. Y, si quieres, también me lo quito.

—¡Vale! ¡Tíraselo a la cara a Kevin!

—¿Quién demonios es Kevin?

—¡El cantante! Madre mía, ¡no sabes ni cómo se llaman!

—¡Y tú tampoco! ¡Solo te gusta el guitarrista!

Me sonríe dulcemente, pero no puede responder porque las luces del escenario parpadean. Pongo una mueca cuando se empiezan a escuchar gritos a mi alrededor. Estoy ocupada intentando que nadie me quite mi lugar y dejo de mirar lo que tengo delante. ¿Por qué solo me empujan a mí y a Lexi no? Cuando veo que ella pone muecas por los tacones, me alegro de haber optado por mis converse viejas. 

Mis pequeñas aliadas. 

Me siento fuera de lugar con mi top burdeos y mis jeans. Todos los demás llevan camisetas con el eslogan del grupo, dos guitarras cruzadas negras y rojas. 

Y yo que creía que me había puesto muy informal para un concierto... me siento como si fuera Cher entrando en un bar de carretera.

Entonces, un chico sale al escenario y todo el mundo empieza a gritar. Me tapo los oídos con las manos, frustrada. Incluso él, que tiene el micrófono en la mano, tiene que gritar a través de él para que se le escuche. Pongo mala cara a un chico que me empuja de malas maneras contra Lexi para ocupar mi lugar.

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