Capítulo XLI

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Penúltimo capítulo :D


XLI - MUY TARDE

Jared

—¡Jed!

Parpadeo varias veces para volver a centrarme. ¿Qué...? Ah, sí. Ally. Me está frunciendo el ceño.

—¿Qué? —me recuesto mejor en el asiento de la limusina.

—Que si quieres venir a celebrar que el concierto ha sido un éxito —Hunter sonríe ampliamente y empieza a rebuscar más alcohol en la mini-nevera—. ¿Quién demonios me ha quitado la ginebra?

Kevin la esconde enseguida detrás de una de las chicas que lo acompañan. Me da la sensación de que cada noche tiene una más. Hoy son tres. Aunque una de ellas ha empezado a pasar de él y a mandar sonrisitas a Hunter. Él no parece darse cuenta. Su principal preocupación es la bebida.

—No me apetece —murmuro.

—Oh, vamos, Jed.

—Estoy cansado.

—Siempre está cansado —Kevin empieza a reírse—. Es como un abuelo. Tú, ve a despertarlo.

La chica no parece muy ofendida con que se haya dirigido a ella de esa forma. Pongo una mueca cuando la rubia se acerca y se sienta a mi lado, acariciándome la rodilla con la mano. 

Oh, no. Esto no. Me aparto y ella frunce el ceño, ofendida.

—No molestéis a Jed —protesta Ally—. Si está cansado, no tiene por qué venir. A mí tampoco me apetece esta noche.

—Bueno, parece que ya tenemos a dos abuelos —Kevin empieza a reírse, pero deja de hacerlo al verme apartarme de su rubia—. ¡No seas así! La pobre chica está intentando ser simpática.

Pero ¿esta chica no capta las señales de incomodidad ajena? Se lanza literalmente sobre mí y me envuelve el brazo con ambas manos, tirando de mí hacia ella. Kevin se ríe a carcajadas mientras yo me mantengo en mi lugar, tenso. Solo hay una persona en el mundo que me gusta que me toque, y te aseguro que no es la desconocida que acaba de presentarme Kevin.

Doy gracias a quien sea que escuche cuando Bruce detiene el coche en el hotel. Me zafo del agarre y escucho a la chica protestar, pero la verdad es que me da igual.

Ally es la única que me sigue al hotel, donde veo que Cris se pasea por la recepción con el móvil en la mano. Nos echa una ojeada y, cuando ve que estamos bien, sigue gritando por teléfono. Como de costumbre.

Cuando entro en el ascensor, me apoyo con un hombro en el espejo mientras Ally pulsa el botón del piso de nuestra suite. El silencio reina entre nosotros durante unos segundos, hasta que ella suspira.

—Sé que no debería meterme —empieza—, pero... quizá... mhm... ¿no crees que ya va siendo hora de pasar página?

Oh, genial. Lo que me faltaba. Una charla sobre esto.

—Tienes razón, no deberías meterte —le digo sin mirarla.

—Oh, vamos, Jed. Solo me preocupo por ti. Eres como mi hermanito.

—Soy mayor que tú, ¿sabes?

—Pero eres un inmaduro emocional, afróntalo.

Esbozo media sonrisa, aunque la verdad es que tampoco estoy muy alegre. Solo quiero meterme en la cama y dormirme de una vez, aunque incluso dormir es difícil sin ella. Últimamente, todos los días son un suplicio en el que solo quiero meterme en la cama para que se acaben. 

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora