Epílogo

1.4M 113K 519K
                                    

Dos años después

Jared

—¿Y cómo estás?

Resoplo y me paso una mano por la cara. El doctor Pearson me mira con su sonrisita amable. Esa que no puedo soportar.

—Estaba mejor en el pasillo —mascullo.

—No seas así —él parece incluso divertido con la idea—, esta terapia es para ti, no para mí.

—Pues parece que te lo pasas mejor tú que yo.

—Vamos, ayúdame un poco —entrelaza los dedos, sonriendo—. Llevamos aquí casi una hora y apenas hemos hablado de nada importante.

—¿Solo ha pasado una hora?

De nuevo, no se irrita. ¿Es que este hombre es de piedra? Suspiro.

—¿Qué quieres saber? —pregunto directamente.

—Para empezar... ¿por qué has venido? No tenías hora hasta la semana que viene. Me ha sorprendido gratamente que me llamaras.

—No ha sido por mí. Brooke ha insistido.

Eso no parece sorprenderlo en absoluto.

—¿No te ha dicho por qué?

—Supongo que está preocupada —me encojo de hombros.

—Bueno, es natural que lo esté. Te quitamos la medicación hace unas semanas —comenta, mirando sus papeles—, ya habías cumplido los dos años de tratamiento... aunque ya sabes que siempre podemos alargarlo de ser necesario, eso depende de ti. ¿Cómo te encuentras?

—Perfectamente.

—¿Seguro? ¿Sin episodios o...?

—Perfectamente —repito.

—¿Has estado escribiendo en el diario que te pedí?

Pongo los ojos en blanco.

—Sí.

Él sonríe un poco.

—¿Puedo deducir que tu novia te ha obligado a hacerme caso?

Le pongo mala cara, y es todo lo que necesita para confirmarlo.

—Bien —parece satisfecho con mis respuestas—. En todo caso, ya te lo he dicho, sabes que puedes pedir que te restablezcamos la medicación durante unos años más si crees que...

—No hace falta —le aseguro enseguida.

—Bien —repite—. Entonces, háblame de tu vida actual.

—Mi vida actual —murmuro, acomodándome mejor en mi sillón y suspirando—. No hay mucho que contar, la verdad.

—Bueno, yo no diría eso. De hecho, diría que ahora mismo estás experimentando muchos cambios. Si te sientes abrumado o bajo presión, es perfectamente comprensible. Recuerda hablar con alguien cercano a ti siempre que lo necesites. Es muy importante.

Al instante, unos ojos azules y una sonrisita divertida me vienen a la cabeza. Esbozo media sonrisa.

—Lo hago —murmuro.

—Perfecto. ¿Por qué no me hablas de tus planes de futuro, entonces? Me dijiste que te estabas mudando.

—Sí, pero ya casi he terminado.

—¿Comprar esa casa fue una decisión impulsiva o algo a lo que dedicaste tiempo a considerar?

—¿Me preguntas si la compré porque estaba en medio de un episodio psicótico?

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora