Capítulo XLII

1.4M 101K 511K
                                    

XLII - OLVÍDALO

Jared

Me siento como si alguien me estuviera aporreando los tímpanos. Me palpita la cabeza y no entiendo por qué. Intento levantar una mano y tocarme la frente, pero me siento como si no pudiera moverme. ¿Estoy atado? Intento abrir los ojos, pero es como si me pesaran demasiado los párpados. Y me duele todo el cuerpo cuando intento moverme. Una mano se pone en mi hombro para mantenerme quieto y lo hace con suma suavidad, pero me duele tanto como si me hubiera dado un puñetazo.

—Cielo, por favor, no te muevas o va a ser peor —la voz sorprendentemente aterrada de Cris hace que me quede quieto en mi lugar, ¿qué...?

Consigo abrir por fin los ojos y casi me arrepiento de hacerlo. Es como si alguien estuviera apuntándome justo en la cara con una luz que no me deja ver nada más. Parpadeo varias veces y es como si me martillearan la cabeza a cada vez que lo hago.

—¿Está...? ¿Estará bien?

Esa voz... ¿Kevin? ¿Está llorando? ¿Qué demonios? ¿Qué ha pasado? Giro un poco la cabeza y, casi al instante, vuelven a colocármela en la misma posición que antes. Instintivamente, me toco la cara con la otra mano y me doy cuenta de que no estoy atado. No he podido mover el brazo porque apenas puedo sentirlo. Intento mirarlo y esta vez Cris entra en mi campo de visión.

—Jed, estáte quieto —repite, y nunca la he visto así—. Has tenido un accidente, ¿recuerdas? No puedes moverte o será peor.

Entonces, una melodía. Una que conozco muy bien. La de mi móvil. ¿Yo estoy así y el móvil ha sobrevivido? Estoy a punto de reírme, pero apenas siento la cara. Veo que Cris me mira, confusa, antes de meter una mano en mi bolsillo. Se queda mirando mi pantalla un momento antes de llevarse el móvil a la oreja.

—Brooke, cielo, Jed no puede hablar contigo ahora mismo —le dice en voz baja.

¿Brooke? ¿Ha dicho Brooke? Intento levantarme de golpe y un latigazo de dolor me nubla la vista completamente, haciendo que vuelva a caerme de espaldas en donde sea que esté tumbado. Mi cerebro se queda en blanco.

No puedo decir nada. Escucho voces desconocidas y la vibración que había sentido hasta ahora se detiene. ¿Estoy en un coche? No, es una ambulancia. Noto que me muevo y el aire frío me golpea la cara antes de entrar en un edificio. Las voces de Cris y Kevin se hacen cada vez más lejanas. Una cara aparece delante de mí. Un hombre con una bata de médico. ¿Estoy en un hospital? Veo que dice algo, pero apenas puedo entenderlo. Se me están cerrando los ojos solos. Se acerca y me da la sensación de que quiere que lo escuche, pero estoy agotado.

Y, al final, no puedo evitarlo y cierro los ojos.


Brooke

Tengo el corazón en un puño cuando cruzo precipitadamente el pasillo del hospital. Estoy tan aterrada que solo puedo oír mi propia respiración acelerada. Es como si ni siquiera me palpitara el corazón.

Me detengo de golpe cuando veo a Cris sentada en las sillas que hay en la pared de delante de una de las puertas. Su rodilla se mueve de arriba abajo frenéticamente. Es la primera vez que la encuentro sin usar su móvil, y solo ese estúpido detalle hace que tarde unos segundos en moverme de nuevo.

Me acerco a ella y debe escuchar mis pasos, porque levanta la cabeza bruscamente. Suspira como si verme fuera un alivio.

—Brooke —se pone de pie—. Por fin.

—¿Dónde está? ¿Q-qué...?

—No puedes verlo ahora mismo. Su madre está hablando con el doctor. Siéntate conmigo.

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora