Capítulo XXXVII

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Feliz 2020 :D


XXXVII - AÑO NUEVO

—¿No es demasiado corto? —protesto.

Escucho a Lexi resoplar detrás de mí mientras sigo intentando subirme el escote y bajar la falda del vestido. Es una misión un imposible, aunque sigo intentándolo porque soy una cabezota.

—Un vestido nunca es demasiado corto —aclara Lexi.

—Este, definitivamente, lo es. No me siento cómoda enseñando el alma a todo el mundo.

Riley aparece a mi lado y me revisa con los ojos antes de poner un mohín.

—Si no te sientes cómoda, ponte el otro.

—El otro es taaaan aburrido —masculla Lexi.

—Es mejor —protesto—. ¡Mira esto! Parece que me he puesto una falda larga y me la he subido solo para cubrirme las tetas.

—¿Y qué tiene eso de malo?

Riley le da un codazo, divertida.

—Vamos, no seas así.

—Definitivamente, es un no —mascullo.

El vestidito rojo oscuro que Lexi me ha prestado es, literalmente, un tubo de tela que se aprieta contra tu piel sin dejarte respirar. Cuando se lo he dicho, se ha quejado que de que solo me molesta porque tengo más pecho que ella. Aunque dudo que sea solo por eso. Es porque ella está acostumbrada a ponerse vestidos así y yo no.

Lo dejo caer en el suelo del vestidor de Jared y me inclino sobre el armario para buscar el otro, el que me compré yo hace una semana con Sam. Sí, he estado viéndolo por separado para no causar molestias a Riley. Ellos siguen sin hablarse. Y la verdad es que, de alguna forma, parece que se han quitado ambos un peso de encima. Incluso Sam parece más aliviado.

Pero ahora no quiero centrarme en eso. ¡Tengo un vestido que elegir!

Riley y Lexi están sentadas en el pequeño sofá que hay en el vestidor, mirándome. Ellas ya van vestidas, claro. Solo falto yo. Como de costumbre.

—Es un detalle por parte de Jed que nos haya dejado venir a prepararnos aquí —comenta Riley.

—Cuando le he dicho que me daba miedo meter tanta ropa en mi habitación, me ha dejado una llave —murmuro, enfundándome a mí misma en el vestido negro.

—¿Puedo robarle unos calcetines y venderlos por Ebay? —pregunta Lexi, revisando el vestidor con los ojos.

—Ni se te ocurra —le digo sin mirarla—. ¿Qué tal este?

El vestido es más sencillo. Y no me siento como si fuera una salchicha humana en él. Es un alivio.

Me llega a medio camino entre las rodillas y las caderas y tiene una pequeña cinta oscura en la cintura, dejando la parte de arriba suelta en forma de v y con las mangas hasta los codos. Oh, y me deja la espalda descubierta. Siempre he tenido debilidad por los vestidos que dejan la espalda descubierta.

—Estás preciosa, Brooke —me asegura Riley felizmente.

—Es muy aburrido —protesta Lexi—. Aunque, bueno, tampoco es que tengas que ligar.

—¿No puedo arreglarme solo para sentirme bien? —protesto.

Ella suelta un resoplido.

—No seas ridícula.

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