02. Primera sonrisa.

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Sentir tranquilidad en este momento no es posible

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Sentir tranquilidad en este momento no es posible. Trato de respirar lo más profundo que mis pulmones me permiten, pero no me gusta el aroma a contaminación del lugar. No estoy acostumbrado a esto.

A decir verdad, la escuela es bastante linda, de un color crema que me hace pensar en la espuma del café con leche, pero eso sí, demasiado grande. Nunca me ha gustado que la escuela sea muy grande, simple y sencillamente porque me siento muy pequeño en comparación. Y sentirme pequeño no es un sentimiento que aprecie mucho. Además tener tanto espacio significa que habrá mucha gente dentro, y eso significaba a su vez, que mucha más gente querrá alejarse de mí.

Apretó los puños a mis costados, antes de resignarme a entrar.

Veo como los demás adolescentes entran, la mayoría con amigos, seguramente de años. Puedo ver incluso a varias parejitas besándose en la entrada, niñas tomándose de la mano para caminar, chicos en bola aventándose y riendo. Todo es bastante nuevo para mí, son demasiados, y eso me abrumaba.

Lo bueno es que nadie me mira, cada quien está perdido en su propio mundo como para prestarle atención a alguien tan común como yo. En mi antigua escuela, ser nuevo sería bastante raro, porque todos se conocían desde el preescolar, así que nadie era nuevo, y sí por mala suerte lo eras, todos lo notaban enseguida. No en esta escuela.

Cuando terminó de entrar, mostrando mi gafete de la escuela, camino tímidamente hacia donde supongo está la dirección. Los pasillos están repletos de adolescentes entre los 12 a los 15 años, como yo. Los fuertes ruidos vienen de todos lados y eso me irrita de una manera que no me gusta.

Menos mal que el silencio se hace un poco presente cuando al fin llego a la dirección. Es una puerta café, con la palabra "Dirección" en medio. Pienso un segundo en qué hacer a continuación, pero de alguna manera me armo de valor y toco levemente la puerta. No se escucha nada, ninguna respuesta o tal vez si han respondido, pero por todos los gritos y risas de los salones de al lado no he escuchado. Suspiro, contengo el aire dentro, y con mi pequeño puño vuelvo a tocar, ahora un poco más fuerte.

Ni siquiera ha pasado un segundo cuando la puerta se abre rápidamente, sobresaltándome. Doy un paso hacia atrás.

Hay un chico. Un chico que me mira fijamente del otro lado. Trago saliva. Tiene pelo oscuro y lacio. Ojos marrones, bastante intensos, que gritan "aléjate" por todos lados. Muy alto. Tiene un moretón en el pómulo derecho que me hace sentir asustado. Se ve bastante intimidante... por decir poco.

Me examina con la mirada por tan solo unos segundos, pero a mí se me hacen eternos. Un pequeño brillo aparece en su mirada, pero no dice nada, solo sale del lugar y comienza a caminar por el pasillo. Parece molesto.

—¿Puedo ayudarte en algo? —una voz masculina enfrente me hace voltear dentro del pequeño despacho.

—Ah, sí —digo tímidamente. El hombre me mira con las cejas levantadas.

Nuevo mundo. || Emiliaco [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora