33.- Inquietudes

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EMILIO:

Mi corazón latía con alegría acumulada.

No podía describir exactamente cómo es que este sentimiento me gustaba demasiado. Estar con Joaquín se sentía tan bien, tan correcto, que me encontré más de una vez despertando durante la noche y sonriendo como imbécil; ya que quería que amaneciera para verlo. Necesitaba verlo.

Tenía un lindo plan para hoy.

Hoy iría por el en la mañana para ir juntos a la escuela, en este día no lo dejaría solo, y en el receso definitivamente hablaría con Alan y mis amigos.

Sé que no le debo ninguna explicación a Alan sobre mi relación con Joaquín, pero a Joaco le importa, y creo que por los años que compartimos de amistad puedo al menos estar ahí para cuando le diga que estamos juntos.

Después de clases iría a ver a Alejandro, y hablaría con él. La verdad se me hacia súper raro que durante todo el fin de semana este no me hubiera mandado ni un mensaje, que no me hubiera llamado, ni que viniera a mi casa.

No tengo ni idea de que habrá pasado con Alan la noche del viernes, pero tengo la vaga sensación de que no mucho cambio. Desde que Alejandro regreso se ha comportado bastante raro con ese tema, así que no sé qué pasara entre Ale y Alan de ahora en adelante.

Despues de hablar con Ale, planeaba ir a algún lugar con Joaquín, o incluso invitarlo a mi casa para ver películas. No importaba el lugar, solo quería tener más tiempo para estar con mi novio.

Con ese ultimo pensamiento sonrio como imbécil, tomo mi mochila de la cama, me miro una ultima vez en el espejo y dándome una sonrisa perdida salgo de mi habitación.

Voy a la cocina para tomar mi almuerzo e ir después a buscar a Joaquín, pero al entrar me encuentro con mi madre platicando con mi padre.

-Buenos días. –digo a ambos con una sonrisa.

-Buenos días, cariño. –contesta mi madre dándome un beso en la mejilla.

Saludo a mi padre y busco con la mirada mi almuerzo mientras mis padres continúan su charla.

-¿Entonces la vecina si estaba casada? –pregunta mi madre con interés, yo solo continuo buscando.

-Así es. –contesta mi padre.- Conocí a su ex esposo ayer. –al darme cuenta de que no está hecho mi almuerzo comienzo a hacerlo rápidamente, pues no quiero que Joaco se vaya sin mi.- El Señor Bondoni es muy amable. - Al escuchar el apellido de Joaquín alzo ambas cejas y miro a mi padre.- Incluso nos invitó hoy a una cena en su casa, dice que quiere agradecernos por la ayuda para que su hijo entrara a la escuela de Emilio.

-Vaya. –dice mi mamá bebiendo su café.- Que lindo de su parte. Supongo que le dijiste que iríamos.

Mi padre asiente en respuesta y sigue comiendo su desayuno. Mi ceño esta fruncido y mi mente comienza a progresar todo lo que acaba de llegar a mi. ¿El padre de Joaquín volvió? ¿Cuándo? ¿Por qué Joaquín no me dijo nada? Y más importante... Acaso ¿acaban de decir que tenemos una cena con la familia de mi novio? ¡Santo Jesús!

[...]

Estoy afuera de la casa de Joaco con las manos sudando y mis nervios tan despiertos como se puede.

Mi nerviosismo se debe a que sé perfectamente que si toco la puerta existe una posibilidad de que el padre de Joaquín me abra, y no sé todavía cómo reaccionar ante él. ¿Debería presentarme? ¿Debería decirle que soy el novio de su hijo, aunque solo llevemos 3 días? ¿Ya sabrá de mí? Dios, ¿Qué hago si ya sabe de mí?

Nuevo mundo. || Emiliaco [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora