21. ¿Ángel de la guarda?

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Capitulo adicional.

EMILIO:

Tal vez no debería de hacer esto. Tal vez debí darle a entender a mi corazón que cuando Alejandro me pregunto sobre Joaquín en esa llamada, era una señal para alejarme de él. Pero no, mi corazón no pudo recibir el mensaje. Porque cuando Joaquín me hablo de esa forma y me beso de esa manera, me perdí. Completamente.

Incluso ahora, con mis labios doliendo y sus pestañas haciéndome cosquillas, no creo que lo reciba, no en un buen rato.

Las manos de Joaquín están en mi espalda, mientras que las mías están en su cintura acariciando, completamente ido. Este beso se siente de una manera u otra totalmente necesitado, totalmente desesperado. Pero en el fondo puedo asegurar que es porque lo estamos, estamos totalmente desesperados por no habernos tocado ni besado en un mes entero.

Por mi pendejada de querer cuidarlo.

Pero entonces, ¿Joaquín está bien? ¿Puedo seguir con él sin miedo a que Alejandro le haga algo? ¿En serio puede contra él? ¿Puedo confiar en que no se cansará de mi al notar la manera de ser de Alejandro? Bueno... solo existe una manera de saberlo. 

JOAQUÍN:

¿Cuánto tiempo ha pasado? Me pregunto una vez más cuando separo levemente mis labios de los suyos para luego volverlos a juntar. Comienza a darme besos más cortos, hasta que llegan los llamados picos de los que Ale hablaba en la fiesta. Sonrió sin poder controlarlo, y a escuchar su pequeña risa es cuando mi corazón se siente lleno, sin una pizca de vacío en su interior.

-Me encantas. –dice en un susurro.

Siento mis mejillas calentarse rápidamente y la vergüenza se apodera de mí, listo he regresado. El chico tímido ha vuelto, y ahora me da tanta vergüenza abrir los ojos que al sentir sus labios pegarse levemente contra mi mejilla, lo único que atino a hacer es abrazarlo fuertemente, escondiéndome entre su hombro derecho y su cuello. Dios, ¿Qué hice para ganar toda esa valentía hace unos minutos? Ah claro, estaba sumamente molesto como para pensar.

¿Qué he dicho?... Ah sí. ¿Qué solo por un momento se callara y me besara? Dios santo. ¿En serio era yo? ¿Qué clase de demonio se apropió de mi cuerpo? Acabo de darme cuenta de que el enojo y yo, no somos una buena combinación.

¿Ahora qué? Esa es la pregunta que domina rápidamente mis pensamientos. ¿Qué pasa ahora? ¿Se alejara nuevamente? La sola idea me asusta.

-Joaco... -susurra Emilio en mi oído, haciéndome estremecer.

-¿Q-Qué? –pregunto sintiendo mi cara arder completamente, y el aire faltándome.

-Necesitamos hablar.-sus brazos se aflojan en mi cintura, pero simplemente yo no quiero soltarlo, no quiero alejarnos.

¿Qué le cuesta quedarse así conmigo toda la noche? ¿Qué le cuesta besarme lo que queda de nuestras vidas? ¿Qué le cuesta no alejarse nuevamente? Siento mis lágrimas acumularse en mis ojos, pero es entonces donde recuerdo que yo le he dicho que no soy frágil, y con toda la fuerza que hay en mi ser, me propongo a cumplir mis promesas. Me separo de él completamente, mirándolo a los ojos, decidido a no ser frágil. Ya no.

-¿Qué pasa? –mi voz suena un poco grave, pero trato de no darle importancia cruzando mis manos sobre mi pecho.

Suelta un largo suspiro y luego trata de tomar mi mano, pero la voz de una chica detrás de mí, hace que se detenga medio camino. Nos giramos a verla, se trata de Ale.

-Vaya. –dice con sorpresa.- Ah... no sabía que estaban juntos, pero solo venía a decirles que los profesores dicen que es el momento de la fogata.

Emilio y yo intercambiamos miradas y luego comenzamos a caminar detrás de Ale. Y en el camino no puedo evitar sentirme triste, pues sé que después de esto, Emilio volverá a alejarse, volverá a evitarme, y volverá a Alejandro. O bueno eso creía.

Pues Emilio parece darse cuenta de mis pensamientos, y mientras camino con la mirada baja, toma mi mano. Me sobresalto un poco al inicio, pero al voltear y mirarlo, encontrándomelo con una sonrisa, es cuando la esperanza se apodera de mi sistema. No suelta mi mano, ignorando por completo a la chica que camina frente a nosotros, la cual parecía bastante sorprendida por encontrarnos juntos. Una calidez y una paz se apropian de mí, sostener su mano de una manera u otra se siente bien, se siente correcto. Soy yo quien lo suelta al llegar a donde hay más alumnos, quienes ya están sentados alrededor de la fogata.

Nos sentamos junto a los demás y sin quererlo realmente, comienzo a buscar con la mirada a Alan, pero no está. La culpa vuelve a mí, no quería perderlo, no quería hacerlo. Pero supongo que no debería de sorprenderme si después de hoy no vuelve a hablarme. La simple idea me hace sentir fatal. 

[...]

Las historias en la fogata fueron variadas, desde historias que realmente me dieron miedo, hasta historias que me dieron mucha risa, como aquella que conto Nikolas sobre la niña pequeña que lo asusto en el súper mercado, pero que al final, era solo una pequeña que quería preguntarle donde estaban las donas, pues lo confundió con los vendedores.

Todos cuentan una historia de terror, la mayoría cuenta historias que les han contado, y la otra mayoría cuenta vivencias. Yo no me sé una historia que de miedo como tal, así que cuando llega mi turno paso, cediéndole el lugar a Emilio.

-Bueno esta no es una historia de terror como tal. –comienza con una pequeña sonrisa.- Es un sueño que tengo frecuentemente desde hace dos años, verán hace ese tiempo yo tuve un... -duda un momento para luego continuar- Un accidente. En el cual casi pierdo la vida. –mis ojos se abren completamente, ¿es en serio?- Y pues estuve en el hospital por casi tres días. En ese tiempo comencé a tener un sueño regular, pero un sueño que de una u otra manera me causaba intriga. En este había un chico, un chico un poco más bajo que yo, con el cual compartía la obscuridad del sueño, por lo que nunca podía verle la cara, lo único que me decía que era el mismo chico era el hecho de que su voz me tranquilizaba cada vez que la escuchaba. –mi piel se eriza al recordar mi sueño, aquel que he tenido desde que tengo memoria, aquel del chico son rostro que viene a salvarme- Y pues este me decía que todo iba a estar bien, que necesitaba salir adelante... para que nos conociéramos pronto. –soltó una pequeña sonrisa- Es raro, pero desde ese día cuando tengo días malos o tengo alguna clase de miedo, ese chico viene a mí en sueños, diciéndome que todo estará bien.

Todo el mundo comienza a hacer comentarios sobre ello, pero me he quedado mudo, tratando de darle una explicación a la sensación de calidez que en mi cuerpo se adentra. No pongo atención a los comentarios hasta que Emilio habla.

-Así es. –contesta alguna pregunta.- Yo también pienso que puede tratarse de mi ángel de la guarda.

Lo miro nuevamente encontrándomelo con una sonrisa en los labios y sus ojos completamente centrados en mí, haciéndome sonrojar totalmente.

¿Ángel de la guarda?

Entonces... el chico con el que sueño, ¿también es mi ángel de la guarda?







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Lo sé, este capitulo fue corto, pero simplemente es para alterar un poco xddd

Ahora, díganme, ¿Qué piensan que va a pasar? Los leo.  👀

En serio espero que les haya gustado este maratón, y les recomiendo que vayan a mi Instagram para votar sobre cual será el próximo maratón. 7w7

Sin más que decir, muchas gracias por leerme. 

Los amo. 💜

Nuevo mundo. || Emiliaco [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora