Nuevo mundo. || Emiliaco [Sin Editar]

37. Renata.

[Capitulo dedicado a YamiletGutirrez 🌻]

Maratón 2/5

Mi mirada se encontraba completamente centrada en mi reflejo frente al espejo.

La verdad nunca antes me importo parecer bonito, e incluso nunca pensé que lo fuera; pero en este momento me sentía exactamente así; con mis rizos revueltos, con mis mejillas levemente sonrojadas y con mis pestañas largas; me sentía bonito.

Sonrió un poco ante mí, hace tan solo dos días estaba aquí llorando desconsolado porque mi padre intentaba entrar a mi habitación y seguir regañándome por la manera en que me vio con Emilio, estaba tan asustado en ese momento por todo el ruido que hacia al tocar mi puerta y gritar mi nombre. Ahora ya no es así.

Ahora; mi casa está en un sospechoso silencio, en un intenso silencio; de esos que te hacen mantener la respiración tranquila para no romperlo, es como si no hubiera nadie en absoluto en mi mundo por el momento.

Es extraño, pero la verdad sea dicha; me siento como si estuviera en mi viejo hogar. Me siento tranquilo y en paz, al menos por el momento. Me siento en mi propio mundo rodeado de mi amigo el silencio, aquel que dice más de lo que se podría pensar. El silencio dice todo lo que queremos escuchar. Es parecido a mi nuevo mundo; a Emilio.

Sonrió un poco más al recordar a Emi, y todo lo que hizo por mí el día de ayer; fue hermoso. Eso sumado con el mensaje de buenos días que me esperaba en la ventana de mi habitación, el cual no tengo ni idea de cómo llego ahí, pero en una hoja color lila estaba escrito "Buenos días, hermoso"

El silencio se rompe al momento de que mi puerta es tocada.

– ¿Joaco? –Es Renata.

Mi mirada se desconecta de mi reflejo y tomando la mayor cantidad de aire que me permite mi sistema; abro la puerta.

–Hola. –Saludo con una sonrisa. Sé que debe estar preocupada por mí, y es que en realidad yo también lo estoy, pues es más que obvio que mi padre me regañara por todo lo que paso el día de ayer.

–Hola. –devuelve la sonrisa y acomoda un mechón de cabello tras su oreja. –¿Crees que podamos hablar?

Asiento con una media sonrisa, y me hago a un lado para que pase.

Renata siempre me ha parecido hermosa, en toda la extensión de la palabra, y aunque nunca convivimos de pequeños hasta ahora, sé que la tengo para cuando necesite algo, pues las llamadas por teléfono siempre eran las mejores.

Entra a mi mundo y cierro la puerta. Camina hasta mi alfombra azul en el centro de la habitación, y con una gran mirada divisa todo el cuarto, sonriendo al encontrarse en mi escritorio una foto nuestra de cuando éramos muy pequeños.

–¿Ren? –pregunto llamando su atención, ella me mira y sin decir nada se sienta sobre la alfombra.

–Siéntate. –dice señalando un espacio frente a ella.

Hago lo que me pide con una sonrisa de lado, y al momento de hacerlo ella sonríe de lado. Nos miramos un rato, que no me parece incomodo, pero tal vez un poco intenso.

–Solo quería pedirte una disculpa. –dice soltando un suspiro, yo solo frunzo el ceño. –Por no haberte dicho que él estaba preparando la cena.

Entiendo a lo que se refiere al instante, así que relajo el ceño. Sabía que Ren sabía sobre la cena, lo sospeche en el momento que escuche como cerraba su habitación con fuerza. Pero la verdadera razón por la que baje anoche a la cocina, fue solo porque necesitaba agua.