CAPITULO NARRADO POR ALEJANDRO:
Mi reflejo no se ve mejor de lo que me siento. Mi rostro trata de tener una sonrisa, aunque supongo que no es tan fácil de aparecer, tomando en cuenta que mi estado de ánimo realmente es malo. No es justo, definitivamente no lo es. Alan no debería de importarme más, no debería. Pero lo hace. Y lo que es peor, me duele que me importe. Me duele que yo ya no le importe.
Suelto un suspiro cansado, dios, llevo toda la mañana pensando en lo mismo. Las palabras de Joaquín siguen en mi mente, y se repiten cada cinco minutos. Y el hecho de saber que tal vez sean verdad me molestan de sobremanera. No me gusta, no me gusta que Alan lo proteja. No entiendo, en definitiva no entiendo los sentimientos.
-¿Realmente quieres ir? -pregunta al fin Emilio, rompiendo el profundo silencio.
Lo miro manejar a mi lado y no puedo evitar fruncir leve el ceño, desde que me ha recogido en mi casa parece totalmente fuera de sí, parece pensar en algo, pero no termino de entender el qué. Hay algo escondido en su mirada, algo triste, algo... ¿decepcionado? Realmente me asusta un poco pensar que no conozco a este Emilio, ha cambiado algo. Ha dejado de ser la misma persona que conocía. Aunque no lo puedo culpar del todo, pues yo también soy totalmente diferente a lo que era antes. He pasado de ser alguien realmente tímido, a ser alguien para nada tímido.
Recuerdo bastante bien al Emilio de antes, junto al Alejandro de antes. Éramos buenos juntos, funcionábamos bien. Emilio me quería y me prometió protegerme, algo que había perdido en cuanto Alan me dejo por Paola. Emilio realmente parecía decidido a hacer cualquier cosa que yo necesitara y eso me había convencido por completo de que ambos podíamos funcionar. De que tal vez... tal vez en algún momento podría dejar mi absurda obsesión por Alan y enamorarme de él. Pero por lo visto, no funciono tan bien.
La razón real por la que decidí decirle a Emilio que me gustaba y dejarlo amarme, era porque lo necesitaba. Necesitaba no estar solo. Necesitaba a alguien que me protegiera, tal y como Alan una vez lo hizo. Y todo parecía ir bien, Emilio estaba conmigo en mis momentos difíciles, estaba en los momentos tristes e incluso me hizo pensar que tal vez si me entregaba a él completamente en cuerpo y alma, podría dejar de sentirme fatal todo el maldito tiempo. Así que sí, mis pensamientos parecían ir bien con Emilio a mi lado, hasta que Alan volvió a protegerme esa mañana.
Recuerdo haber llegado a casa, justo después de una de mis sesiones con mi psicóloga, mi estado de ánimo estaba estable, y habían pasado casi cinco días desde mi último ataque de enojo, lo que para ese entonces, era algo realmente bueno. Mis padres no estaban en casa al momento en el que entre, por lo que pensé que habían olvidado que llegaría antes, y probablemente Emilio llegaría una hora más tarde, en cuanto saliera de la escuela. Iba a comer, pero no pude hacerlo, debido a que en la cocina no había nada que pudiera comer, todo necesitaba ser preparado y mis padres habían guardado todo lo filoso (contando cuchillos, tenedores, cerillos, etc.) para evitar que me hiciera daño. Así que totalmente resignado salí de casa, y camine hacia uno de los restaurantes que estaban cerca de mi antiguo hogar. Comí algo rico, y en cuanto salí del lugar me encontré con unos chicos que me molestaban cuando aún iba a la escuela. Comenzaron intimidarme con varias palabras que me asustaron, lo cual llevo a mi cerebro a sentirse vulnerable, por lo que sin poder evitarlo, sufrí otro ataque de pánico. Lo único que recuerdo es ver llegar a Alan al lugar y defenderme, para después abrazarme con fuerza, lo cual por más raro que suene, (debido a que no me gusta el contacto físico) me relajo de sobremanera, y me hizo sentirme completamente a salvo. Cosa que poco después, me di cuenta que solo pasaba cuando Alan estaba cerca.
-¿Ale? -pregunto nuevamente Emilio sacándome del recuerdo de esos enormes brazos cubrirme y esa nariz olfatear con intensidad mi cabello.
-Me siento bien. -mentí mirando a la ventana.- En serio quiero ir.
Sentí la mirada de Emilio, pero la volteo casi en seguida.
-Bien. -dijo con voz gruesa, lo que me hizo mirarlo nuevamente.
Tensión. Eso era lo que podía sentir en ese auto, lo cual era realmente raro. Pocas veces desde que regrese de Estados Unidos había sentido tensión en Emilio, y todas estas eran cuando cierto chico de cabello castaño estaba presente. Un ejemplo claro de esto es cuando Alan llevo a Joaquín a casa. Toda la tarde después de eso Emilio parecía completamente fuera de sí.
-¿Y tú? -pregunte examinando su rostro.- ¿Tú quieres ir a esa fiesta?
Emilio apretó sus dedos al volante, y su mirada se centró solo en el auto frente a nosotros.
-Sí. -respondió seco.
Mentiroso. Fue mi primer pensamiento. ¿Por qué estaba mintiéndome? ¿Si realmente no quería ir a esa fiesta, porque estamos yendo? ¿Por qué sus ojos parecen rojos? ¿Por qué coño siento que sigue mintiéndome todo el tiempo? No lo sé. Y dudo que él me lo diga pronto. Aunque nuevamente, no era quien para preguntar, no cuando todo yo era una mentira.
Regrese mi mirada hacia la ventana junto a mí, donde podía ver mi reflejo. Y de nuevo mi pensamiento fue: No me veo mejor de cómo me siento.
[...]
Si me preguntan porque quise suicidarme junto a Emilio y a Alan, mi respuesta es tan sencilla como complicada a la vez.
Porque necesitaba la mayor protección que podía tener.
Es algo realmente tonto, es algo realmente malo, pero es jodidamente real. Emilio prometió protegerme siempre, y sabía perfectamente que lo haría, porque me amaba. Y Alan... bueno, Alan llevaba cuidándome desde que tengo memoria, y justo después de esa tarde, no dejo de hacerlo, al contrario, se volvió más fuerte.
Necesitaba eso. Los necesitaba a ambos.
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Holaaaaa
Como pueden ver, esta es la primera parte de Alejandro, al rato subo los demas capitulos.Los amo. 💜
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Nuevo mundo. || Emiliaco [Sin Editar]
Fiksi PenggemarNueva ciudad. Nueva casa. Nueva habitación. Nueva escuela. Nuevos compañeros. Nuevos lugares. Nuevas calles. Nuevos libros. Nueva música. Nuevas aventuras. Nuevos recuerdos. Nuevos sueños. Nuevos sentimientos. Nuevos deseos. Nuevo Joaquín Bondoni...