[XLI] Entiende que eres mío

78 10 4
                                    

CAPÍTULO 41

Bajo control: Entiende que eres mío

POV's Jonghoon

Mis súplicas no fueron lo suficiente convincentes como para persuadirlo de dejarme salir de esa sucia jaula dirigida a personas, pues, pasé dos noches allí. En medio de la oscuridad y privado de comunicación; estaba por volverme loco; y el hecho de imaginarme una y otra vez la "castroza" escena de Hee siendo recortado de sus genitales me aterrorizaba mucho más, temía por mí, no dudaría que eso me llegara a suceder alguna vez, siendo este hombre tan psicópata como actúa, más no se ve.

Es cierto que sus ojos eran tan persuasivos de humildad y devoción que al verlos cada que traía comida me confundía, pero detrás de esa superficial mirada siempre lograba distinguir toda la sangre manchada en ellos. No podía simplemente aceptar lo que ha hecho, no deseo imaginar más cosas... solo quiero huir muy lejos y no recordar nada de lo ocurrido desde el momento que fui sometido a sus manos.

— ¿No piensas hablar conmigo? —habló recostando su frente en un tubo de la celda.

Le miré desde el suelo donde yacía sentado con mis piernas atadas con mis propios brazos y de inmediato le ignoré, recibiendo una respuesta algo hostil de su parte.

— ¡¿Quieres quedarte otra noche aquí?! —lanzó un manotazo a la celda, lo que me alarmó haciéndole ver y levantarme de donde me encontraba.

— No quiero —respondí intimidado de su reacción sin evitar mi vista de la suya.

— Eso imaginé... —fue abriendo la reja lentamente luego de usar la llave para quitar seguro—. He querido enseñarte algo... desde que me enteré de tu gran hazaña esa noche —Estiró su mano hacia mí. Miré esta sin tomarla aún antes de que me lo pidiera a madrazos.

— ¿Hazaña? Hice todo mal. Por eso estoy aquí —dije aún sin mirar a sus ojos, todavía en mi posición.

— Que te sirva de lección —discretamente atraía mi mano hacia sí mismo para obligarme a dar pasos al frente y quedar junto a él.

Con un temblor en mi pecho iba apretando gradualmente la mano contraria, daba lo mejor de mí por no volver a indagar en esos oscuros ojos de ese desgraciado hombre, pero mi voluntad era débil, así como lo era mi cuerpo ahora. Me había hecho comer tan mal estos últimos tres días que se nota en mi rostro, lo delgado que se había vuelto. Elevé la vista hacia la suya volviendo a encontrarme con su pasado en ellos, me estremecía tan solo mirarlos y eso era tan peligroso como el mismo hecho de estar a su lado por conveniencia propia. Evitando perderme en ellos, bajé la vista acurrucando tímidamente mi rostro en su pecho, escondiendo mi brazo libre entre nuestros cuerpos.

— ¿Y ese repentino cambio a qué se debe? —Posó su mano en mi columna vertebral.

— No me lastimes más —con débil tono salió de mí la petición.

— Pero si yo no te he hecho nada —dijo un tanto divertido, no le vi razón de ello y este me hizo mirarle—. Quiero que entiendas tu posición. Eres mío. Y nadie abusa de "lo mío" —dijo cerca de mis labios.

— ¿Quieres decir que... me protegerás siempre? —caí en la misma tentación de ver sus ojos.

— No siempre estaré... —susurró guardando un silencio de dos segundos—. Por ello debo enseñarte lo necesario.

En ningún momento mi mano se había despegado de la suya, jaló de esta para hacerme salir completamente de la celda y seguidamente sacarme de ese infierno de sótano.

— Ve a tomar una ducha. Mi baño está al pasar mi recámara. Tómate el tiempo que necesites, debo hacer algo antes —hablaba mientras cerraba la puerta del sótano y salió de la oficina al señalar por donde se encontraba su recámara.

Cho "Neugdae" [YECHUL/KYUSUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora