[XLV] Este hombre está loco

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CAPÍTULO 45

Bajo control: Este hombre está loco

POV's Jonghoon

Allí continuó él, dejándome varado en las rejas de la hacienda. Los hombres de guardia cerraron las grande rejas pintadas de negro detrás y mi mirada se centró en el móvil alejarse de mí... ¿Cuántos metros me hará caminar? Suspiré frustrado despeinando mi cabello con mi mano y empecé a caminar con toda la pereza del mundo. ¿Qué fue eso? ¿Se molestó porque describí a alguien totalmente distinto a su imagen? No paraba de preguntarme mientras sudaba la gota gorda bajo el sol de la tarde.

Minutos pasados, lo encontré a él sentado en una silla mecedora en el pórtico, con un vaso de limonada con hielo en mano, al darle un sorbo largo del popote, mis ojos se concentraron en el continuo movimiento de su manzana de Adán en cada trago, y como acababa en segundos todo el contenido, tiró el plástico al suelo y procedió a llevar los hielos allí encontrados, a su boca y masticar estos muy lentamente, de forma provocativa llevando su vista a la mía. Al verme llegar todo sudado y saciado, este elevó el otro vaso sobre la mesita frente a él y me lo mostró para cruelmente atraerme para beberlo. Este justo antes de que lograra sostener el otro vaso de limonada en mis manos, separó sus dedos del cristal dejando caerlo frente a mis pies, provocando que se partiera en pequeños pedazos, bajé la vista al jugo derramado y volví a mirarle.

— No te entiendo... —Con un corto movimiento de cabeza hablé perdido de su actitud de niñato.

— Límpialo —me ordenó con una arrogante mirada.

— No soy tu ama de casa —respondí algo retador y enfadado. Estaba completamente convencido de que recibiría una respuesta negativa de su parte, lo que me hizo ponerme bastante nervioso, pero su actitud en serio me molestó.

— ¿No lo eres? —se hizo el pensativo y se levantó en un instante—. Cierto... eres mi pareja. ¿Qué... hará una pareja...? —miraba a los alrededores pensando—. Me hace favores. Ahora te pido el inmenso favor de que limpies el vaso que tiraste, si no quieres que meta esos filosos pedazos de cristales en tu linda boquita —habló sobre mi rostro y pasó de mí, empujando mi hombro con el suyo.

«Yo no pedí vivir todo esto...» Esos cuajados ojos míos demandaban drenar toda esa rabia de una manera más sana como el de llorar, en vez de golpear con la parte baja de mi mano contra la pared; aunque lo que verdaderamente quisiera golpear era su arrogante rostro de anciano platudo.

Después de todo la ama de llaves me hizo "el favor"... En realidad solo vio el desastre y lo limpió por ser su obligación el mantener este lugar presentable y pulcro.

Por unas horas había olvidado completamente la razón del porqué me encontraba aquí y era precisamente el del supuesto presente que este me entregaría. Me mantuve lejos de él mientras ambos temperamentos se calmaran, necesitaba respirar aire tranquilo. En silencio, acostado en las perezosas cercanas a la piscina, estuve con los ojos cerrados buscando paz, una que se acabaría cuando sintiera una gota fría de algún líquido, caer convenientemente sobre mi labio. Por inercia lamí esa gota aprovechando la agradable sensación del frío sobre mi lengua seca y abrí los ojos llevando un gran susto por verle semidesnudo.

— ¿Qué pasa? ¿No tenías sed? —dijo con el vaso de agua a unos centímetros sobre mi cabeza y acercó la orilla de este para situarlo entre mis labios. Mi ceño se frunció un poco ante su extraña actitud de ahora. Acepté el vaso de agua dejando que él lo sostuviera por mí.

— ¿Por qué la bermuda? —pregunté al beber toda el agua.

— ¿Para qué crees? —respondió antes de dejar el vaso sobre el suelo y pegar carrera hacia la piscina y tirarse a esta.

Me levanté de mi cómodo lugar para caminar hacia la orilla de la piscina y que se encontrara con mis zapatos cuando subiera a la superficie agarrándose de la misma orilla.

— ¿Para qué me traes aquí a mentiras? Si solo querías unas vacaciones pudiste venir con cualquiera —hablé cuando me miró luego de retirar el exceso del agua de su rostro.

— ¿Mentiras? Realmente tengo un regalo para ti —Cerró un ojo por haberle entrado una gota de agua.

— ¿Por qué no me lo das y ya? Te dejo disfrutar de tu retiro vacacional.

— ¿Quieres que te dé? ¿Darte qué? —se hizo el tonto—. ¿Quieres más que verme semidesnudo? ¡El regalo era presenciarme sin camisa en la piscina! —Subió sus brazos en forma de victoria y con una sonrisa que pasó de ser alegre a una malévola al agarrarme de un tobillo.

«Este hombre de verdad... está loco». Pensé — ¿Qué... harás...? ¡Ni se te ocurra! —exclamé al sentir un ligero jalón de su parte—. ¡No estoy de broma! —grité fajándome de su agarre.

— ¡Bieeen! Bien... Ya salgo... —dijo cediendo a mi indirecta petición—. Y eso que ya empezaba a divertirme —resopló apoyando sus manos en el suelo para poder salir de la piscina y quedar de pie frente a mí.

Di un paso atrás al encontrarme con esos molestos ojos pequeños y miré su torso mojado detallando la piel de este con aquellas pequeñas gotitas deslizándose en esta.

— ¿Admirar sin tocar? ¿Quién hace eso en este siglo? Puedes extasiarte de mi cuerpo, si prometes que más tarde lo admirarás no solo con la visión si no con el tacto —dijo haciéndolo pasar por una broma, pero en el fondo sé que no lo era. Quité la vista de su persona sin responder—. Muy bien... Agradezco eso, ya comenzaba a apenarme.

Soltó una sonrisa burlona y agarró mi mano para llevarme hacia otro lado.

Cho "Neugdae" [YECHUL/KYUSUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora