Capítulo 12 |versión 2019|

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Tras una cita a la que ninguno de nosotros quiere ponerle fin, las tareas se vuelven la excusa perfecta para pasar más tiempo juntos. Elegir el lugar dónde hacerlas es la parte más fácil. Según Lucas, da lo mismo si en su casa hay alguien o no, pues la atención que se nos brinda es la misma. Cero. Dice que sus padres no están muy al pendiente de lo que hace o deja de hacer el hijo porque ya es lo suficientemente grande para tomar decisiones. Lo que podría ser el sueño de cualquiera... menos el mío. No necesito ni la falta de atención, ni la aparente falta de preocupación de las personas que me dieron la vida. Además estoy bendecida con unos padres increíbles, con qué más podría soñar.

Volviendo a las tareas... estoy segura que tan sola abrir unos libros no cuenta. Y hace rato que las dejamos abandonadas a favor de conversaciones, anécdotas, risas y besos. Ambos sabíamos que así pasaría. O sea ese era el punto.

Lo que no habíamos planeado era esto: terminar acostados así, yo debajo de él acorralada por besos y caricias que alborotan demasiado las hormonas. Llega un punto en el que los dos estamos conscientes hacia dónde va esto, sus manos y sus labios se atreven explorar nuevos rumbos pero no da señal de querer parar. ¿Y yo? ¿Yo quiero parar o no? La sensación es placentera pero hay un punto cuando me va a entrar el pánico. Lo deseo mucho pero no sé si voy a poder.

¿Por qué no sucede como en las novelas?

—Espera.

Se aparta un poco y se queda viéndome a los ojos.

—Yo...

—Dime. —me anima tras un corto silencio

En vez de hablar me fijo en su respiración entrecortada, en su expresión... trato de leerle la mente, a ver si me considera una tonta. Porque a lo mejor a él jamás le costó trabajo acostarse con alguien. A lo mejor, aunque no vaya a admitirlo, no comprende por qué interrumpo por segunda vez.

—Quieres parar —lo pregunta y lo constata al mismo tiempo—. OK.

—No... Oye...

—Tranquila, nos dejamos llevar pero eso no quiere decir que tengamos que continuar. Además no tenemos protección.

Oh. Cierto. ¿Cómo se me olvidó ese aspecto?

Lucas deja un beso en mi frente, después se quita de encima y se acomoda en la orilla del colchón. Pronto imito su posición, con la única diferencia de que no puedo quitar la mirada del suelo.

— ¿Sería tu primera vez?

Siento mis mejillas arder y agacho aún más la cabeza. Él no quiere saber nada del otro mundo, me desespera que el tema me ponga así. Además es lógico que lo hablemos, es mi novio.

—No.

Rayos. Con esto le va a costar aún más trabajo entender por qué no nos acostamos.

—Tampoco para mí. Lo hice con Megan.

—Yo con Eric, el ex que me puso el cuerno. Mi único ex novio.

—Entonces para los dos es la segunda relación sería.

—Al parecer, sí. Y creo que la infidelidad de mi ex tiene que ver con el sexo. Fue a buscar en otro lado lo que yo no le daba.

Me niego dejar claro que nos acostamos una sola vez. Quizá Lucas justificaría a ese imbécil.

—No puedo saber lo que él pensaba pero si fue como lo supones, el tipo es de lo peor. Y no te merecía.

Oh. Estaba equivocada, no lo justifica. De pronto estoy considerando ideas que había dado por olvidadas después de conocerlo un poquito... Quizá algo se trama. Quizá algo esconde. Porque me parece imposible que un chico se porte así.

El primero en la lista © |COMPLETA| VERSIÓN DEFINITIVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora