OO5.

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—¿Lo harás o no?

Donghyuck levantó la vista de su teléfono y miró el lugar del que provenía esa voz, encontrándose con Mark, que también lo estaba mirando hace un rato.

Después de salir del café en el que habían visto a Tiffany, se dirigieron directamente hacia el departamento y, por supuesto, a su habitación. Donghyuck para empezar a ayudar a la pobre chica, y Mark porque... bueno, dormía ahí.

El moreno hizo una mueca. —No lo sé. ¿Y si ya está dormida? ¿O está ocupada? No sabemos si responde a personas desconocidas, o si realmente creerá que soy yo.  — se detuvo por un momento, pensando en quién sabe que. —O tal vez sí lo crea. Nunca se sabe.

Mark rió entre dientes, Donghyuck acompañándolo. Aún recordaban ese meme que vieron sobre una chica creyendo que un famoso le había hablado (probablemente su ídolo), cuando claramente era una farsa.

—No lo sabremos hasta que lo hagas. — el mayor se encogió de hombros, pasando el peso de un pie al otro y apoyándose en la pared cercana a la cama.

—¿Y si está dormida?

Mark revisó su reloj. —No lo creo.

El moreno lo vio, la confusión pintada en su bonito rostro. —¿Por qué lo dices, Makku?

—Los chicos están por terminar un live. Y no creo que se lo haya perdido. — se encogió de hombros, dirigiéndose hacia la cama y sentándose al lado del menor.

—Bien, lo intentaré.

Tomó su teléfono y se dirigió al chat, más específicamente, a ese número que la chica le había dado antes de despedirse.

Hola.
9:40 p.m.

Es Haechan.
9:40 p.m.

—¿En serio, Hyuck? ¿Un hola? — Mark lo miró.

—Prefiero no arriesgarme. — ahora fue él quien se encogió de hombros.

Dejó el aparato en la cama, alerta, por si recibía una respuesta.

—Los chicos ya terminaron. — avisó el canadiense después de haber revisado la hora.

Y, como si lo hubieran invocado, su celular sonó, avisando la llegada de un nuevo mensaje.

—¿Y bien? — preguntó el canadiense, viendo la mueca en el rostro del menor.

—Es Taeyong. — bufó. —Dice que la cena ya está lista.

Mark rió. Su novio se veía lindo cuando estaba molesto (aunque siempre se veía lindo). —Vamos, tengo hambre.

Donghyuck hizo un falso puchero. —¿Y por qué no me comes a mí? — murmuró lo suficientemente bajo para que el canadiense no lo escuchara, aunque él si pudo hacerlo.

Mark se detuvo, su mano en el pomo de la puerta, a punto de abrirla. —¿Qué? — arqueó una ceja. ¿Había escuchado bien?

—Que yo también tengo hambre, Makku. — dijo el menor abriendo la puerta y saliendo, dejando al más alto con la palabra en la boca. Mark suspiró y siguió el camino de su novio.

[...]

Por otro lado, Tiffany suspiró, viendo a su mejor amiga dormir tranquilamente en su cama, con el computador encendido frente a ella, y... ¿eso era saliva?

fanmeeting || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora