Martes

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Libra sentía como algo físico el tenso ambiente que se cernía sobre sus hombros. Incomodado, miraba sus manos esperando el fin de esa dichosa reunión, sin darle sentido alguno a las palabras que salían de aquel alto chico castaño que estaba sentado sobre una mesa, con aires de profesor.

Un chico peculiar, que bendito sea quien no lo conociera de antemano, levantó la mano, se peinó sus cabellos azules y después la alzó en su totalidad.

—¡¿Cuándo haremos algo interesante?!

Libra no quería hacer algo interesante, solo dormir. ¿Cuándo iban a dormir? ¿No podían simplemente llamar al club "club de la siesta"? O mejor "club del sueño", ¿aunque no es un sueño también una meta...?

Qué sueño tenía Libra.

—¡Aries tiene razón!, ¿por qué tanta cháchara? ¡Presentémonos entre nosotros!

El presidente del club abrió la boca para protestar, pero su mano derecha lo calló con un golpecito en el hombro y tomó los papeles con una forzada sonrisa.

—Pues el que dio la idea empieza. Tú—señaló a un castaño, que si mal no recordaba era chino, aquél que había hablado de último—. Nombre, pasatiempo favorito y por qué te metiste en este club.

—¡Jo, qué rollo!—el chico se apoyó en el hombro de su amigo, pensativo, para erguirse posteriormente con las palabras ordenadas—. ¡Soy Piscis! ¡Me gusta el color azul y tocar la guitarra! Me inscribí en este club porque me habían dicho que nunca hacían nada.

—Si me escucharan cuando les explico por qué hicim-

—¡Pero está bien! Digo, solo me quitaréis una tarde de la semana, ¡¿verdad?!—y miró a los demás con expresión impaciente, retándolos a contradecirle. Libra, preocupado por su integridad física ante ese loquito que quizás practicaba la tortura china, se hizo pequeñito.

—Serán dos—dijo la cabra.

—¡Me lleva el diablo!—el pez resopló—. Vale, ¡pues le toca a Cáncer!

—¿Eh? ¿Por qué yo?

—¡Vamos hacia la derecha, cariño!

El ahora nombrado Cáncer, de cabellos negros y ojos celestes, hizo un mohín.

—Pues, me llamo Cáncer y-

—¡Esto es muy aburrido!—Aries pateó la silla a su lado, correspondiente a la de Cáncer (quien por poco se cae del susto), con furia—. ¡¿Cuándo se acaba esta mierda?!

—Cuando dejes de quejarte, imbécil—. Ah, a ese Libra sí que lo conocía. Era Escorpio y, bueno, la balanza solo sabía su nombre... Y que era guapísimo.

—¡¿Me dijiste imbécil?!

—¿Ahora eres sordo?—y resopló. Libra, y todos en realidad, ahogaron una risilla, humillando al escandaloso carnero.

—¡Te voy a sacar la m-!—y para agigantar la amenaza, se puso de pie. Libra se agachó a recoger su vaso con agua, para que no lo botasen. Notó que a su derecha un chico, de cabello castaño y piel oscura, lo imitó.

—¡Ah!, ¿ahora es el club de lucha libre?—preguntó Acuario (a quien él conocía por compartir física)—. ¡Qué genial!

—¡No, no lo es! ¡Aries, siéntate o te reporto al profesor!

—¡Tú no me mandas, Caprinmundo!

Caprinmundo y Libra enarcaron una ceja y, ante el silencio formado, el signo de fuego no tuvo de otra que tomar asiento y, en voz muy baja, se disculpó con Cáncer por patearle la silla.

El club [Zodiaco yaoi/gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora