CAPITULO 32 PONZOÑA

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Hermione veía a sus mejores amigos, sufriendo y retorciéndose sobre las camas. El sudor les recorría todo el rostro, los gemidos de dolor hacían eco alrededor de la enfermería.

El llanto se apoderó de ella, la desesperación la invadió.

—Hagan algo por favor... Están sufriendo...

—Señorita Granger...

McGonagall se acercó a ella.

—No se puede hacer nada... Solo hay que esperar a que pase el efecto de la ponzoña...

—¡NO!— Exclamó — ¡Algo se tiene que hacer!

—Usted sabe muy bien que no...

—Por favor, no... —Musito en un hilo de voz.

La castaña se acercó a sus amigos, los tomó de la manos y comenzó a llorar.

—Lo lamento tanto... Todo esto es mi culpa... Por favor perdónenme....

Madame Pomfrey y McGonagall solo observaban devastadas aquella escena.


Ron abrió los ojos, se levantó y una oscuridad le impedía ver con claridad, poco a poco su vista fue dándole forma a todo.

Unos enormes y deshojados árboles lo rodeaban.

El inmenso silencio le causó escalofríos y la oscuridad lo comenzaba a ahogar.

-¡Harry!, ¡Hermione! - Llamó a sus amigos pero no obtuvo respuesta alguna.

Busco a sus alrededores para poder encontrar la cabaña de Hagrid o el castillo pero no vio nada, siguió caminando y encontró una cueva, cueva que se le hacía muy conocida, siguió sus instintos y se adentro en ella.

Mientras avanzaba los recuerdos le volvían a la memoria...

En su segundo año, él y Harry habían seguido a las arañas para que les dijeran acerca del monstruo que habitaba en la cámara de los secretos. Busco a su alrededor por si había algún rastro de una araña. Pero recordó que Aragog ya había muerto.

Siguió avanzando, las paredes de aquella cueva estaban completamente cubiertas por raíces de aquellos inmensos árboles, miró al fondo de aquella cueva y un par de ojos color rojo lo observaban. Buscó su varita pero no la tenía, dio media vuelta para regresar, pero el camino por donde había llegado había desaparecido, ahora se encontraba en una habitación donde la única luz que se podía ver eran ese par de ojos.

Quería dejar de mirarlos pero algo se lo impedía y poco a poco se iban acercando a él.

El miedo lo inundó.

A su alrededor aparecieron miles de arañas que solo caminaban en círculos alrededor de él. Quería salir corriendo pero un líquido frío comenzó a recorrer su cuello, toco aquello que le escurría y al ver su mano, se congelo, estaba manchada de sangre, de inmediato cayó de rodillas, le faltaba el oxígeno, las arañas empezaron a subir por sus pies, no aguanto su propio peso, se estaba debilitando y cayó completamente al piso.

Quería gritar pero algo se lo estaba impidiendo, de repente sintió un ardor que comenzó a abarcar todo su cuerpo. No soportaba más, el ardor lo estaba quemando, lo consumía lentamente.

Se movía para quitarse de encima a las arañas, pero entre más lo hacía, más aumentaban el número de arácnidos. Seguía abriendo la boca para pedir ayuda pero no funcionaba, ningún sonido era emitido, estaba agitado de tanto luchar. Estaba completamente inmovilizado, su cuerpo ya no le respondía, era como si su cerebro y su cuerpo no fueran uno solo.

Y tú ¿Qué harias por un amigo? X-over Harry Potter Y CrepusculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora