CAPÍTULO 18

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El señor ivar, prácticamente, me llevó a las rastras en dirección a su tienda. Por más que intentaba zafarme, su agarre se volvía más fuerte,impidiendo que escapé.

Me empujó,para que entrase, por primera vez,a su tienda. Mi corazón, comenzó a latir más fuerte al sentir como sus manos se entrelazaban a las mías.

Tiró de mi, hasta detenerse en frente de lo que parecía ser una cama. No, definitivamente era una cama.

Su cama.

-sientate- ordenó.

Lo miré a los ojos, sin entender que pretendía hacer. Pero él, tan sólo señaló,la cama, impacientemente.

Dude unos instantes. Hasta que, finalmente, me senté.

Algo incómoda.La situación era incómoda.

El echo de que el señor ivar haya presenciado esa horrible escena,me avergonzaba.

El echo de que el señor ivar, tuvo que interferir para que mi padre no me mataste allí mismo, me limitaba a mirarlo a los ojos.

Y, el echo de que el señor ivar, se haya enfrentado a mi padre, por mi culpa, me hacia sentir la peor persona de este mundo. Lo último que quería, era causarle problemas al señor ivar.

Desapareció por unos instantes,permitiéndome observar con mayor detalle su tienda. Era una sencilla, con una cama, algunas armas, una pequeña mesa para poder comer y un pequeño rincón donde podía cocinar su propia comida. Al lado de esta cama, había otra. De lo que supuse que pertenecía a su hermano, el señor ask.

Su figura volvió a aparecer hasta agacharse en frente de mi,logrando, que esteamos a la misma altura. Sus manos sostenían algo que no logré ver bien. Debido a que su voz llamó mi atención.

-levanta tu vestido

Lo miré a los ojos,más confundida que antes. ¿Por qué quería que levanté mi vestido?. No lo haría. Tomé mi falda entre mis manos,y la baje un poco más. Desviando mi atención al techo de la tienda.

-Eyra... Sólo quiero curarte- soltó, llamando mi atención hacia su rostro.

Me tense,cuando acercó su mano.

Mi respiración se volvió inrregular,cuando comenzó a levantar la falda de mi vestido, lentamente. Las pequeñas marcas que me hice al chocar contra el suelo, aparecieron,decorando mis rodillas.

El señor ivar, depositó ese pequeño frasco sobre el suelo. Sus dedos sacaron una especie de pasta, la misma, pertenecía al contenido de ese frasco.Acercó sus dedos,en dirección a mis lastimaduras.

A pesar de todo, mi cabeza seguía preocupada por esas pobres personas que mi padre obligó a trabajar. No puedo creer que sea tan cruel.

Tal vez, pueda tolerar que me tratase a mi de esa forma,pero no podía tolerar que tratará a las demás personas así. Esas pobres personas.....

Débiles, debido a las heridas de la última guerra.

Con hambre.

Un agudo dolor se instaló en mi rodilla, obligándome a que mi atención se desvíe. Baje la vista, notando que la pasta ahora estaba sobre mi piel, mientras que los dedos del señor ivar se movían lentamente sobre ella.

Me estaba curando.

Era extraño.

Nadie, que no fuese mi madre, había intentado curar mis heridas. Ni siquiera mi propio padre.

Apreté mi ceño, al sentir como ardía. Al parecer esa mágica pasta era muy buena.

Mordi mi labio inferior,para evitar gritar del dolor.

IVAR: Un mujeriego con corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora