CAPÍTULO 19

5.1K 461 24
                                    

Enrede mis dedos en su cabello,profundizando más nuestro beso. Un ronco gruñido fue lo que obtuve ante mis alocadas caricias.

Sus manos se deslizaron, hasta sostener mi cintura con fuerza. Sus labios se volvieron más salvajes y ardientes hasta el punto de quitarme la respiración.

Todo era nuevo para mí.

Esta inexplicable sensación de querer besarlo. Estás abruptas emociones  que sus caricias me provocaban. La manera en que su cercanía... el calor de su cuerpo despertaba una parte que ni yo misma conocía.

Sus labios, bajaron hasta mi cuello. Haciendo que un suave gemido se escape entre mis labios.

-Eyra.... eres tan hermosa- musito.

Y fue entonces. Cuando la nube de pasión desapareció, debido al peso de la razón.

Fue entonces, cuando me di cuenta que tan lejos había llegado.

Y fue allí, cuando el miedo fue reemplazando ese deseo que ivar provocó en mí cuerpo.

-detente...- suplique. Y cerré mis ojos con fuerza.

Me sentía avergonzada de mi misma.

Me sentía furiosa conmigo misma.

No podía creer que fuera tan débil. No podía creer que me haya dejado vencer por un mujeriego.

Me di cuenta de la verdad.

Él jamás confesó sentir algo por mí y jamás lo haria.

Yo sólo era una más en su vida.

El calor de sus labios, poco a poco fue abandonando mi cuello.

Sus manos se detuvieron de lo que sería el inicio de un nuevo recorrido.

Sus ojos. Afiebrados por la pasión que desate, se fijaron en el miedo de los míos.

-lo siento- susurre,angustiada.

Me sentía miserable conmigo misma, porque se que fue mi beso el que desencadenó todo esto.

Porque se que fui yo la que inició esta batalla de caricias. Y es por eso que me sentía tan mal conmigo misma. Era como si hubiera traicionado una parte de mí.

Fui yo la que llegó tan lejos.

Fui yo la que casi comete una locura con un hombre que sólo está cerca de mi a causa de un maldito trato.

Fui yo, la que cayó ante los brazos del libertino más codiciado de todo el mundo.

Apoyé mis manos sobre su pecho,alejandolo de mí. Y con las fuerzas que me quedaban, me puse de pié acomodando mi vestido lo más rápido que mis temblorosas manos me permitieron.

-Eyra...- susurro, preocupado.

No lo miré. No tenía el coraje para hacerlo.

-perdoneme, no se lo que me pasó.... yo....- y la angustia cortó mi voz -será mejor que me vaya-

Di dos pasos, dispuesta a salir de la tienda. Pero unos fuertes brazos me impidieron dar un sólo paso más.

- Por favor, suelteme- suplique.

Su cuerpo se posicionó enfrente del mío. Pero aún así, el coraje para mirarlo a los ojos no apareció.

-Eyra, ¿Qué sucede?- preguntó, confundido.

Se que lo estaba. Yo fui la que lo beso, creando falsas expectativas.

Reuní todo el coraje que me quedaba, mirándolo a los ojos.

IVAR: Un mujeriego con corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora