EPÍLOGO

7.5K 550 91
                                    

Dos días después....

Entramos a nuestra tienda,empapados. La tormenta no nos dio el privilegio de llegar, adelantándose en medio del camino.

-¡vaya! ¡parece que se va a caer el cielo!- soltó ivar. Dejó su pequeño equipaje en el suelo, quitándose el agua de su cuerpo.

Yo hice lo mismo, soltando mi mojado cabello,y comenzando a peinarlo con mis dedos para intentar secarlo.

Cosa que no logré.

-si no fuera porque tienes que supervisar tu aldea,nos hubiéramos quedado más tiempo en mis tierras- comentó.

- no...- negué, secando la otra parte de mi cabello - no quería dejar a mi aldea sola por más tiempo. Dijiste que sólo estaríamos allí hasta que nos casaramos y una vez casados, volveríamos a mis tierras- le recordé.

-si.... pero yo lo decía por la tormenta. Miranos.... estamos empapados y es más que seguro que vamos a pescar un resfriado- se quitó su tapado.

Sonreí y me quite mi tapado, ya que el mismo se encontraba muy mojado.

-iré a preparar algo caliente para tomar- me dirigí a la cocina.

Einar y ludmila se encargaron de preparar nuestra tienda lo más acogedora posible,ya que muy pronto, tendremos nuestra propia casa.

Les dije que no se preocupen tanto por los detalles.

Pedido que no cumplieron.

Al parecer se esforzaron mucho más de lo que deseaba. Haciendo la tienda más acogedora que podría llegar a tener.

Inicié, buscando algunos elementos para preparar algo caliente, pero no pude continuar.

¿la razón?.

Un enorme cuerpo que se colocó detrás de mi, y unas suaves manos que sostuvieron la mías.

Inmovilizandome.

Sus labios se perdieron en mi cuello, depositando unos cálidos besos en mi húmeda piel.

-pienso que primero debemos cambiarnos de ropa y después tomar algo caliente, señora Eyra- susurró con cierto tono juguetón en su voz.

Sonreí.

Intenté zafarme de su posesivo agarré,pero sólo logré que me apretara más contra su gran pecho.

-si no me sueltas.... no podré ir a cambiarme de ropa- le advertí.

-podemos ir los dos...- volvió a adueñarse de mi cuello.

Sonreí.

Pervertido.

-ivar....- lo regañe como si fuese una madre que regaña a un pequeño niño que cometió un error.

-¿mmm?- soltó. Trazando un camino de besos que subían hasta llegar a mi rostro.

-sueltame- le ordene.

Pero no me obedeció.

Sus manos tomaron mis hombros,haciendome girar sobre mis propios pies hasta quedar cara a cara con ese hombre que se convirtió en mi esposo.

Mi salvaje mujeriego.

-¿y si no qué?- me enfrentó.

Lo miré a lo ojos, a sus divertidos y juguetones ojos.

-y si no....- me acerqué lentamente a sus labios, provocandolo -haré que te arrepientas- susurre muy cerca de sus deseosos labios.

-iluminame- susurró.

IVAR: Un mujeriego con corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora