Cuatro.

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Chicago. 9:29pm

—¿Dices entonces que no conociste a ningún asgardiano guapo?—preguntó la chica de anteojos comiendo unas patatas fritas.

—Sí pero ninguno me gustó Darcy—rió levemente negando con la cabeza.

—¿Por qué? ¿Acaso los dioses Nórdicos no son cómo Thor?—hizo un ademán mirando a Jane quién le dió una mala mirada.

—Algunos pocos—rió con ganas al ver la cara de incredulidad de la chica que conquistó el corazón de él Dios del Trueno

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—Algunos pocos—rió con ganas al ver la cara de incredulidad de la chica que conquistó el corazón de él Dios del Trueno.

—Saliendo del tema—dijo Foster inclinándose en la mesa.—¿Cómo vas con los poderes?—preguntó cruzándose de brazos en dicha mesa.

—¿Cómo vas con los poderes?—preguntó cruzándose de brazos en dicha mesa

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—Pues...—alzó una mano haciendo que la energía azulada brotara de ella para después hacer un puño logrando que la energía se extinguiera.

—alzó una mano haciendo que la energía azulada brotara de ella para después hacer un puño logrando que la energía se extinguiera

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—Que cool—murmuró Darcy con los ojos bien abiertos sin dejar de comer patatas de su razón.

—Está intacta. Cada vez descubro cosas nuevas—hizo una mueca.

—¿Recuerdas la última vez que viniste que por accidente me lanzaste una bola de energía en vez de a un elfo?—dice la chica con gafas levantándose de su asiento en la mesa y levantándose un poco su camiseta.—¡Aún tengo la marca!—en su blanca piel se apreció una especie de quemadura que ya estaba desapareciendo.

La hija de Stark •2•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora