María Stark.
Por un momento todo me pareció surreal. El choque de sensaciones fué tan mágicos, excitante y emocionante como el poder que se conservaba en mi sistema. No hay duda en que disfruté cada segundo que la piel desnuda de Steve chocó con la mía.
Prácticamente estoy concentrada reviviendo lo que hace unas escasas horas aconteció en la cama en la cuál me encontraba todavía.
No había caos, no habían malos pensamientos, el robo del Cetro había quedado atrás por un momento siendo reemplazada por una gran explosión de éxtasis y una sonrisa imborrable. Sólo habíamos sido Steve y yo, intentando desaparecer de los problemas, construyendo una nueva esperanza que prometía unirnos aún más, de que todo iría bien porque nos teníamos a los dos.
Salté de la cama para tomar una ducha. Necesitaba verlo, pues se fué antes de que despertara y sé que volvió a su posición de Capitán para buscar el Cetro con los demás.
Cuando salgo del baño con una toalla cubriendo mi cuerpo y varias gotas de agua deslizandose por mi anatomía, me encuentro con Amanda sentada en el borde de la cama. Ni siquiera escuché la puerta cuando entró. Tenía una especie de crucifijo pequeño y plateado en su mano, jugaba con cada bolita de él y se veía cabizbaja.
—¿Mamá?—llamé su atención.
Alzó la cabeza. Su mirada portaba tristeza y hasta un poco de enojo.
—Me informaron de lo sucedido con el Cetro—siguió jugueteando con el objeto en sus manos.
Apreté los labios un poco decidí no responder. Sólo busqué algo de ropa que ponerme mientras la escuchaba hablar despacio, me era difícil mirar su rostro con cada palabra que salía de su boca.
—Tu padre, tenía miedo de volver a perderte, lo entiendo ya que también estoy sumada a ese miedo desde que volví a verte. Sin embargo, que haya querido protegerte no quita que quiero estrangularlo por crear un robot que se llevase la única esperanza de que no te fueras de mi lado, nunca más—hizo una pequeña pausa, bajó la mirada y yo terminé de colocarme un suéter—. He orado por tí más de lo que crees. Pidiendo por tu salud, tu felicidad y tú fortaleza. Pidiendo que no te vayas. Ver a tu propia hija desgastada, y destruida emocionalmente sin poder hacer nada al respecto también te destruye por dentro.
Su voz se va desvaneciendo poco a poco, demostrando lo afectada que se encontraba.
Me giré sobre mis talones cuando estuve estuve lista. Caminé hacia ella despacio y me senté a su lado sin emitir ninguna palabra porque el nudo en mi garganta no me lo permitía. Es admirable que ella aún no esté llorando, pero aún así suena distante, sé cuánto le duele todo. Y me temo que tanto dolor es mi culpa.
—Mamá—tomo sus manos con el objeto entre las mías y hago que me mire directamente a los ojos—, necesito que todo eso dolor que llevas dentro sea un motor para que comiences una nueva vida—hablo lento para que lo que quiero decir le sea muy claro.
—¿Cómo quieres que comience una nueva vida María?—espeta con algo de brusquedad
Frunce ligeramente el ceño, parpadea repetidas veces ocacionando que una lágrima involuntaria resbalara de uno de sus ojos.
—Escucha, no me iré a Asgard—digo de inmediato. Sus facciones se contraen en una mezcla de alivio y sorpresa—. Pero las dos estamos concientes que en un tiempo corto nos vamos a tener que despedir—sus labios forman una mueca llena de tristeza al saber a lo que me refiero—, será algo inevitable y pasará lo queramos o no.
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La hija de Stark •2•
Fiksi Penggemar✓No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes... [•Bob Marley•] ©2da Temporada de 'la hija de Stark'.