Veintiuno.

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—¿Dónde está Steve?—pregunto caminando al lado de Thor con destino al Helipuerto.

Frente a nosotros a unos cuantos metros estaba Happy con unos agentes.

—El Capitán no ha llegado.

Fué la respuesta del hombre regordete junto a una amable sonrisa.

Frunzo el ceño confundida.

—Buscalo—incita Thor.

Sin esperar mucho, me doy la vuelta para caminar hasta el ascensor. Cuando llego al piso de las habitaciones toco la puerta de Steve. Pasan varios segundos para que el rubio aparezca.

Vestía su traje de Cápitan América sólo que sin su casco. Portaba un semblante pálido, hasta se notaba un poco pensativo.

—¿Estás bien?—murmuro dando pasos hacia él hasta tocar su pecho con mis manos.

No hay respuesta. Se mantiene en silencio sólo observando mis ojos mientras su mandíbula se tensa.

Me acerco a sus labios con intensión de besarlos. Lo logro. Toma mi cintura con fuerza y profundiza más el beso a la vez que me aparta con él para cerrar la puerta.

—¿Que pasa?—susurro contra sus labios pero él se niega a darme una respuesta.

Me levanta por las piernas para entrelazarlas en su cadera. Con la misma firmeza del beso, camina hasta que me sienta en un escritorio tal vez.

—Necesito que me digas que pasará—habla en el momento en que suelta mis labios, ambos con la respiración un poco errática.

Ahora es mi turno de quedar en silencio. ¿Cómo le digo que pasará cuándo aún no lo descubro?

—No me digas que confíe en tí, no me digas que todo estará bien, que no debo preocuparme y darle vueltas al asunto. Necesito una respuesta María Stark.

Su mirada es intensa y desesperada. Tampoco emito una palabra por tratar de buscar las adecuadas pero mi mente quedó en blanco en cuestión de segundos.

—No sé que ocurrirá Steve—me sincero con una respuesta a medias.

Niega ligeramente con la cabeza.

—¿Será hoy?

Noto como sus palabras se vuelven un hilo con su voz. 

Un suspiro tormentoso sale de mis labios y mi mirada se desvía hacia el suelo. No quiero afirmar la inevitable pregunta. No quiero dar respuesta concisa y completa porque en el fondo sé que él llegó a tener esperanzas de que me tendría por tal vez más tiempo.

—No.

Mentí.

Mentí hasta dónde yo reconocía lo que sucedería. Las palabras de lo que sea que contenga el Cetro de Loki, sólo sirvieron para que más dudas llegaran a mí pero eso no evitó que supiera cuál sería mi siguiente paso estratégico. Porque se supone que debería tener una estrategia ahora, y lo único que tengo es el inicio: hacer creer que todo estará bien. Al menos hasta que ocurra mi encuentro con Wanda.

Necesito respuestas también, y las tendré al borde del precipicio.

Sentía como Steve buscaba mi mirada fallando en el intento. Se apartó un poco para abrir una cajonera a mi lado. No fué cuidadoso, pero si ruidoso.

No ví que sacó sino hasta el momento que tomó mi mano con sutileza extendiendo mi palma hacia él.

Depósito un collar en ella.

Por un momento me sentí confundida. El dije era un pequeño corazón, era realmente precioso.

—Fué un obsequio de mi parte por tu cumpleaños y graduación—murmura.

La hija de Stark •2•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora