Catorce.

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Una vez que los Vengadores y yo llegamos a la Torre Stark, el equipo de la doctor Helen Cho rápidamente trasladó a Barton al laboratorio.

Cho utilizó una máquina llamada el Arca para reconstruir la piel dañada de Clint salvando su vida en cuestión de minutos. Una vez que Barton saliera estable y bromeara diciendo que podrá vivir para siempre, Cho explicó cómo funcionaba la máquina, impresionando a Bruce al igual que a mí. 

Cuando Cho comentó que ni la novia de Barton sería capaz de notar la diferencia, Barton insistió en que él no tenía una novia. Aunque ya yo sabía lo que sucedía. 

Más tarde, Tony la invitó a la dichosa fiesta que organizaría para el equipo como celebración por la victoria que tomó bastante tiempo completar. Al principio ella se negó, pero cambió de opinión cuando se enteró de que Thor asistiría. Me dió algo de pena ya que el corazón de Thor estaba más que ocupado.

Cuando ví que ya todos estaban más tranquilos, fuí a darme una ducha desapareciendo la armadura y demás.

Mi cuerpo pesaba, cada paso dolía. Estaba muy agotada.

Cuándo estuve fresca y cómoda intenté descansar un poco acostandome en la cama. Sin embargo, sólo daba vueltas sin parar. Pensaba que caería rendida de una vez pero no fué así. Tenía una presión en el pecho que no me dejaba dormir en paz.

Así que decidiendo rápido, tomé el edredón y enrollandolo en mi cuerpo en un intento de desespero por un poco de calor, salí de la habitación dirigiendome al ascensor.

Cuándo llegué al mirador me lancé con cuidado en el mueble más largo. Pienso que sí algo comienza a ocurrirme, aquí estaré más cerca del laboratorio, así podría llegar más rápido.

En cuestión de segundos comencé a temblar. Maldije internamente porque cuando estaba peleando me sentía bien y ahora comenzaría a morir lentamente.

De igual forma no me iré a Asgard aún, esperaré al día siguiente de la fiesta. Quiero arreglar algunas cosas antes de irme, porque de verdad no sé si regresaré pronto.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, anhelaba que ésto acabara. Me sentía más segura de haber encontrado el Cetro. Aunque tengo que mantenerme alejado de él, la energía de ese artefacto es muy poderosa y muy pura, podía percibirla con gran fuerza. 

El dolor de cabeza regresó. Hice ejercicios de respiración para estabilizar mi estado pero parecía ser inútil.

Me senté cruzando las piernas cómo indio y aferrandome a la vez al edredón mientras mis dientes chirriaban. 

Mi pecho comenzó a arder, me obligó a cerrar los ojos. Ganas de vomitar se instalaron en mi garganta.

—¿Estás bien? ¿Que pasa?—los pasos de Thor resonaron cada vez más cerca. Se agachó frente a mí para estar a mi altura y me tomó el rostro.—por Dios María, estás muy pálida—murmuró preocupado.

—¿Está todo bien?.

—Vomitaré—susurré sin voz. Tragaba y tragaba saliva para evitar vomitarle a Thor.

—¡Trae una cubeta, Nat!—exclamó alarmado.

Pasaron cinco minutos cuando me encontraba botando los residuos de mi estómago en una combinación de mi propia sangre. Las arcadas se hacían más constantes y Nat sostenía mi cabello para no vomitarlo.

Cuándo al fin terminé un gran sentimiento de cansancio inundó mis sentidos, mi rostro y cuello estaba cubierto por una fina capa de sudor.

—¿Mejor?—preguntó la pelirroja pasándome un pañuelo para limpiar mi boca mientras Thor se llevaba la cubeta.

La hija de Stark •2•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora