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GRANGER

Hubo una vez un ma historia de la tierra del amanecer sobre un músico. Nadie supo de dónde vino ni a dónde se dirigía. Todos lo llamaban el poeta vagabundo, Granger.

Granger quedó huérfano durante la guerra entre el imperio Moniyan y las Montañas del sur. Fue recogido por el ejército imperial, luego enviado al Monasterio de la luz. Al igual que todos los huérfanos, Granger estaba en silencio u aislado. Nunca mostró muchos sentimientos a través de sus fríos ojos. Solo cuando la melodía de los violines emergió en el monasterio, Granger mostraría interés en cualquier cosa, perdiéndose hasta que la música terminara.

Cada huérfano en el monasterio tiene dos opciones para su futuro en la edad adulta: ser un cazador de demonios, vivir completando las tareas secretas asignadas por el imperio, o ser un sirviente del Monasterio, haciendo el limpieza y lavando para toda la vida. Para sorpresa de todos, Granger eligió pistolas y violines al mismo tiempo, lo que significaba que eligiría las ambas opciones. Más precisamente, no eligiría ninguno de ellos. Él aborrecía la guerra y los demonios, por lo que perdió a su familia y hogar, por lo que no dudaría en ser un cazador. Los violines, sin embargo, significaron mucho para él, ya que calmaron su miseria y sus pesadillas.

Granger disfrutó de la música. Él convertiría una hermosa pieza musical a un preludio de la batalla. En sus propias palabras, Me excita. Desde que recibió su violín, Granger tocaba música pésima dondequiera que iba. El ruido de los violines sería tan mala que sus oponentes perdieran en enfoque. Granger aprovecharía está oportunidad para disparar a sus enemigos con su arma antes de que pudiera darse cuenta de que es una trampa. Poco después, tomó la delantera entre los cazadores de los demonios. Incluso las tareas nivel S no eran un gran problema para él. Impresionado por su eficiencia y habilidades, Alucard, uno de los Cazadores de demonios más conocido, admiraba y respetaba a Granger.

Las noticias sobre Granger pronto se difundieron entre los demonios. Mientras escuchan una melodía horriblemente triste, escaparían a toda prisa; de lo contrario, no sería un buen augurio para ellos. Después de todo, una muerte dolorosa espera...