_______(tn) soltó las llaves en el recibidor de madera de caoba que los chicos, muy acertadamente, habían colocado en el rellano. Todas las luces estaban apagadas. Era tarde, había sido un día largo en la piscina y después había tenido que ir a arreglar unos asuntos. Había comprado una ensalada en McDonalds y esa había sido su cena. Se quitó la chaqueta y la dejó sobre uno de los sofás. Suspiró ante el contraste de la silenciosa vivienda. Quién diría que allí vivían siete universitarios con hormonas revueltas.
Se asomó a la habitación de Justin. Él y Christian estaban tapados hasta la cabeza con la sábana. No hacía frío, y le pareció raro que no se asfixiaran, pero aún así se veían lindos los dos. Sonrió desde el marco de la puerta y cerró con cuidado para dirigirse a la de Jeydon.
- Hola –la saludó su hermano, todavía despierto, haciéndole un sitio en la cama.
- ¿Qué ves? –preguntó _______(tn), señalando la televisión al aceptar el asiento que le ofrecía.
- Nada, en realidad. Solo pensaba.
Se encogió de hombros. _______(tn) aguardó unos segundos. Ella también le daba vueltas a la cabeza.
- ¿En qué?
- Cosas, supongo… en todo. –cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre el hombro de su hermana mayor. –En personas; tú, yo, Justin, Selena, papá, mamá, Sam, Chris… en Miley…
_______(tn) frunció el ceño, realmente sorprendida.
- ¿En serio?
Él asintió con cara de dolor. _______(tn) lo entendía bien, tenía esa expresión de dolor de corazón.
- Tanto rumor y tanta cosa… Luego ella me llama… Oigo su voz y sonrió, ¿es eso normal?
- Cuando te gusta la persona a la que pertenece esa voz, sí. –le acarició la cabeza y le dio un beso en la frente. Se levantó y fue hacia la puerta–Habla con ella. Hace tiempo que no la veo, pero sé que cada vez que va a casa se fija en ti. –le guiñó un ojo, infundiéndole ánimos, y cerró tras de sí.
Entró por fin en su cuarto, agotada. Sam no estaba allí, y eso la extrañó mucho. Se descalzó los doloridos pies y se dispuso a llamar a su amiga, pero unas manos le arrebataron el teléfono desde su espalda, y los labios de él recorriendo su cuello acabaron con aquel espantoso sueño que la invadía.
Justin la obligó a girarse, dándole un leve tirón. _______(tn) solo pudo mirarlo un segundo en la oscuridad; sus ojos destacaban en ella, chisposos. Él no la dejó decir nada, la besó con pasión, posesivo, y la empujó ligeramente hasta la pared. _______(tn) enredó sus piernas alrededor de la cintura de él, notando su enorme erección bajo ella. Sus pechos quedaron a la altura de la boca de Justin.
Cuando la espalda de _______(tn) se arqueó sin querer, Justin no pudo evitar hundir su rostro entre sus senos, y _______(tn) gimió. Se agarró al cabello de Justin, apegándolo más a ella, deseando que sus manos no cesaran nunca de acariciarla.
- Ahh…
Quería hacerlo, quería que él lo hiciera. Quería que la penetrara de una vez, y lo quería ahora.
- Justin…
La interrumpió comiéndole la boca con rudeza. Le sujetó las muñecas y le besó el cuello. La sujetó por las nalgas y la arrojó a la cama sin dejar de besarla. Él se echó encima con delicadeza.
_______(tn) comenzó a subir la camiseta de Justin, le encantaba ver su torso desnudo. Justin le retiró la poca ropa que llevaba y paseó sus labios por todo su cuerpo, provocando un estremecimiento continuo en _______(tn), que no paraba de retorcerse y gemir debajo de él. Ella encogió ligeramente una pierna, presionando sin querer con la rodilla el pene erecto de Justin, lo que hizo que él no pudiera aguantar más.
Se bajó los pantalones con fuerza. Se dijo que debía usar condón, pero sabía que, si paraba a colocárselo, toda su determinación se esfumaría. Se tumbó sobre _______(tn), desnuda y a penas consciente. Ella arqueó la espalda y abrió las piernas irreflexivamente. Justin presionó sus labios contra los suyos y ella pudo notar una lágrima correr por su mejilla. ¿Justin estaba llorando? ¿Por qué?
- Por favor… -susurró más para sí mismo, mirando hacia abajo, donde su glande tanteaba la húmeda entrada de _______(tn) –Por favor… que esto no cambie nada…
Y por fin embistió a _______(tn) con todas sus ganas. Un gemido placentero rasgó la garganta de la chica, y cualquier pensamiento sobre lo que Justin acaba de decir quedó eclipsado por la lujuria, las ganas de él, de sentirle, de saborearle… y todo eso se lo regaló Justin aquella noche.
