Jeydon estaba terriblemente castigado. No podía salir de su casa si no era para acompañar a su padre a alguna reunión, la televisión solo podía verla durante la comida, y tan solo su primo David podía entrar en su habitación.
- Entonces es como si no pudiera pasar nadie. –había dicho Jey, ante esto último.
_______(tn) se alegró de que Justin no quisiera pasar esa semana por su casa, pues habría muerto irremediablemente. Nadie lo había mencionado, ni a él ni al tiempo que había pasado con Jeydon en las últimas semanas, pero la señora _______(tap) se había encargado personalmente de relacionarle con el piercing de su querido hijo.
Era sábado. Sam y _______(tn) recorrían la casa terminando los detalles, guardando los objetos frágiles y repartiendo por todas partes lo que todo el mundo buscaría: el alcohol.
Selena había querido ayudar pero, después de dejar que se ocupara desastrosamente del comedor, decidieron mandarla a comprar vasitos de plástico, lo primero que se les ocurrió, para mantenerla ocupada, porque, prácticamente, lo único que había hecho había sido destrozar lo que ellas ya tenían preparado.
- ¿Segura de que no quieres llamarle? –le preguntó Sam, por trigésima vez esa semana.
Les había informado de todo acerca de Justin, y todo era todo; lo que creía saber, lo que sabía, lo que no, lo que pensaba y lo que sentía por él.
- ¡No! –dijo _______(tn), limpiando las mesas. –Y menos, ahora.
Su amiga se encogió de hombros.
- Puede venir cuando tus padres se vayan, solo se quedan media hora.
- Jeydon está castigado, ¿recuerdas? –dijo. –se irá con ellos, y él es al único que Justin conoce en esta fiesta.
- Apuesto a que vendría solo por ti.
Le puso ojitos y _______(tn) se sonrojó.
- Para, Samantha. Somos amigos –repitió, una vez más. –Ni yo le gusto ni él me gusta.
Sam desapareció en la cocina y regresó con un par de coca colas frías. Le tendió una a _______(tn) y se dejó caer sobre el sofá, con los brazos extendidos por el respaldo y los pies sobre la mesa que tenía delante.
- Hagamos un descanso –sugirió, y le dio un sorbo a su lata mientras _______(tn) se sentaba. –Entonces, según tú, te frustras porque no le entiendes; te comen los nervios cuando estáis a solas, pero te mueres por estar cerca; notas que te ruborizas si te mira y piensas en él a todas horas –dio otro trago y movió la mano para restar importancia a lo que acababa de decir –Naah, tienes razón, no estás enamorada.
- ¿Qué quieres que te diga? –contestó ella con resignación.
Sam se levantó tan rápido que hasta asustó a su amiga.
- Reconoce que te mueres porque llevas seis días sin verle.
- ¿Sin ver a quién? –se metió Jeydon, que apareció con cara de dormido, rascándose la nuca.
- A Justin. –contestó Sam a toda velocidad. Su hermano solo asintió.
- ¿Otra vez te has pasado el día durmiendo?
_______(tn) intentó cambiar de tema. Esa semana, Sam y Jeydon no habían parado de hablar de ella y Justin como si fueran una pareja, y empezaba a molestarle, porque estaba claro que no lo eran. Además, según las revistas del corazón, ella salía con uno de los hermanos de Miley Cyrus, mientras que Jeydon compartía una relación con la cantante.
- ¿Qué pasa? No tengo nada mejor que hacer, sigo castigado, ¡duh!
- Sé que estás castigado, imbécil, pero tú solito te lo buscaste, ¿no querías ser hombre? Pues apechuga con las consecuencias de tus actos.
Sam se burló de él. Jeydon solo fulminó a su hermana.
- A veces puedes ser muy cruel.
- Así me quieres.
_______(tn) le sonrió de oreja a oreja.
- Entonces, ¿no le vas a llamar? –regresó Jeydon al tema.
- Sois más pesados… - _______(tn)rodó los ojos.
- Así nos quieres –dijeron los dos a la vez, y los tres rieron, mientras Jeydon robaba sigiloso la coca cola de _______(tn).
Sam miró su reloj.
- Oye, _______(tn), deberíamos ir ya a cambiarnos, la gente va a empezar a llegar.
- Tienes razón.
Se levantó de un salto y, justo cuando Jeydon iba a darle un sorbo a la coca cola, _______(tn) se la arrebató de las manos y le sacó la lengua.
- Ve a cambiarte tú también.
- Tío, ¿Seguro de que no…?
- ¡Que no, Chris!
Se cabreó Justin, quien estaba tirado sobre el sofá, cambiando de canal sin ver nada. Se giró hacia su amigo.
- Y tú… dijiste que esta noche irías a la fiesta de Brandon, sigue siendo así, ¿verdad?
- Por supuesto. –le aseguró Chaz, terminando de guardar algunas cosas en sus bolsillos. -¿En serio nos ves a nosotros en una fiesta pija como esa?
- Me siento halagado –rió Ryan.
Salieron de la casa pegando brincos por las escaleras y gritando cosas como “Esta noche, triunfo”. Justin rió entre dientes. Se sobresaltó un poco al ver a Christian; creía que él también había salido ya.
- ¿Por qué no te vienes, Bieber? –insistió. Odiaba ver a su amigo así.
Hacía seis días que no veía la faceta brava y chula de su compañero, e incluso Ryan y Chaz se habían acostumbrado a que el tiburón fuera ahora un pececito.
- No tengo ganas de fiesta, ¿cómo lo tengo que decir? –repitió, levantando los ojos y los brazos al cielo.
- Entiendo que no quieras ir a su fiesta, pero vente con nosotros. –le rogó.
- Christian –Justin se puso serio. –Ve a esa puta fiesta y diviértete.
Él suspiró resignado, cogió sus llaves y murmuró un “hasta luego” al salir.
Justin cambió otra vez de canal. Se pasó la mano por el pelo, nervioso. Por estaba solo. Decidió ver una película, pero a los diez minutos se descubrió mirando por la ventana.
Estaba empezando a asumir lo que sentía por esa chica, y el saber que en esos momentos ella estaba dando una fiesta no le reconfortaba en absoluto. Se maldijo a sí mismo por ser tan orgulloso. Y se maldijo de nuevo por tener tan poca fuerza de voluntad.
- Vale, Justin. –se dijo en voz alta, cogiendo las llaves del piso y las del coche. –vas, pero no entras. –se obligó, saliendo de su casa. –no entras.
