Había un sol espléndido aquella mañana y, como los chicos estaban jugando un partido de fútbol amistoso entre ellos, Sam y _______(tn) decidieron coger un par de mantas antes de salir y se tumbaron a tomar el sol en una pequeña ladera de césped desde donde se veía perfectamente el campo, aunque no les prestaban mucha atención a los muchachos.
- ¿Saben tus padres que sales con Justin? –preguntó Sam, reclinada hacia atrás para que los destellos de luz le dieran en la cara. Tenía los ojos cerrados, sin embargo.
- ¡No! –exclamó _______(tn), que tenía un brazo sobre el rostro porque no soportaba el sol. –Ellos le odian; si se lo digo, posiblemente le maten.
- ¿Por qué le odian tanto? –inquirió su amiga.
_______(tn) se quedó callada un momento, meditando la respuesta.
- Según mi madre, Justin nos cambió. Bueno –se corrigió –.En realidad, lo hizo. Pero en plan bien, ¿entiendes? –Sam la miró divertida –Cuando Jeydon y yo llegamos a Stratford éramos los niños más mimados del mundo mundial, el hazmerreír de las revistas y la televisión por la ropa tan horrible que llevábamos siempre. “Es ropa de señoritos” –dijo _______(tn), poniendo una voz que recordaba bastante a la de su madre al repetir las mismas palabras que ella solía decir. –Entonces nos mandó a Stratford, y cuando volvió a por nosotros no quedaba nada de los niños de papá.
- Déjame adivinar –rió Samantha. –Ropa ancha, mal vocabulario, desaliñados, hiperactivos, y un niño rubio y de ojos color miel a quien echarle la culpa.
- Exacto.
_______(tn) dio una seca cabeza, incorporándose un poco para ver el partido. Justin y Ryan habían querido hacerse los machos y estaban jugando contra Jeydon, Chris y Chaz, pero lo peor, pensó _______(tn), es que iban ganando.
Los observó durante un rato. La mayoría del tiempo el equipo de tres jugadores tenía el balón, pero en cuanto los otros dos conseguían la pelota, marcaban, con lo cual el marcador siempre fallaba a su favor. De pronto, Ryan corrió hacia Chris a toda velocidad para arrebatarle el balón, pero al lanzar la patada le dio en la rodilla y Christian cayó al suelo retorciéndose de dolor mientras se sujetaba la rodilla.
- ¡Chris! –exclamó _______(tn), sobresaltándose, y Sam abrió los ojos a toda prisa.
- ¡Qué! –miró hacia el campo con preocupación, pero Chris ya se estaba levantando para seguir jugando. –Qué susto me has dado, joder. –se tranquilizó.
- Susto el que me he llevado yo, que lo he visto caer de boca al suelo –se quejó _______(tn). Luego alzó una ceja. –¿Por qué tanta preocupación, eh?
- Porque me gusta, ¡duh! –Sam hizo una mueca como si aquello fuera lo más obvio del mundo.
_______(tn) soltó una sonora carcajada. Le encantaba la sinceridad de su amiga; siempre decía la verdad, por muy dolorosa o embarazosa que fuera. En esos casos, apelaba a su sentido del humor para salir del paso, y en vez de pasar vergüenza conseguía que los demás rieran, como acababa de ocurrir.
- Tío, tenías que tirarme, ¿verdad? –se quejó Chris, mirando de reojo hacia la ladera donde se recostaban las chicas.
Jeydon rió sonoramente, captando ipso facto el significado de aquella fugaz mirada.
- Ay, Chris… -los demás se giraron hacia él, curiosos. Jeydon señaló a Beadles y les guiñó un ojo al resto –No quiere hacer el ridículo porque está Sam mirando.
