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Llegaron bastante tarde del colegio, pero se las habían arreglado para decorarlo por completo, y dejar todo listo para la fiesta de gala, para el próximo día. Ulquiorra seguía enojado por enterarse de esa forma repentina que tenía una "hermana". Donde figuraba su inexistente familia de mentira, quien lo diría, la shinigami se lo habían tomado con humor, no así mismo fue para él.

Se sentó en el escritorio para rehacer el fastidioso discurso, ni loco iba a decir la barbaridad que se vio obligado a escribir delante el profesor, estaba buscando referencias en Internet cuando Inoue llego a él con unos tazones de café, le traía una manta ya que solo estaba con su uniforme, y sin la chaqueta, el estudio estaba helando, encima tenia la ventana abierta. 

La recomendación del quinci le revoloteó en la cabeza, cuando Inoue regreso de cerrar la ventana este la tomo de la mano y luego la sentó en sus piernas, ella enrojeció y se dejó, no entendía cuales era sus intenciones pero se sintió halagada, era extraño, no era precisamente un hombre tierno, más bien uno apasionado ¿Qué era este cambio? 

Continuó tecleando con un mano mientras con la otra la mantenía pegada a él, sentados en la silla. Inoue bebió su café espumoso con crema, dejó de sentirse inquieta después de un rato ella misma se acomodo y disfruto de este momento, sentir su pecho palpitar, con ese lento y fuerte retumbar, se cobijo y se quedo dormida. 

Esta había sido la recomendación del tal Ishida, no estaba mal, se sentía bien, era agradable, lo mejor era tener este tiempo con ella, por lo general tenia trabajo, pero se había pedido una semana cada uno en sus trabajos, para descansar unos días en casa, ya habían dado los exámenes de la universidad y estaban esperando los resultados, era bastante estrés con el que lidiar, había visto muchos humanos bastante estresados al respecto, estaban los que eran más despreocupados y irresponsables, como los que eran aplicados todo el año, Inoue parecía ansiosa, al menos no estaba sufriendo ningún colapso nervioso por el momento. 

Termino el maldito discurso, vio como dormía Inoue en la posición que él la dejo y se echo para atrás, reclinándose en la silla, acariciando su pelo, se quedaría un rato así. Se habían saltado la hora de la cena, Inoue le rugía el estomago dormida y fruncía el ceño, era tan amenazadora como un cachorro enojado. 

El arrancar la movió de a poco y la despertó, ella termino de despertar por completo cuando olio la comida caliente salir de la cocina, se había desplazado hasta el momento como si fuera un muerto viviente, se sentó a la barra. 

—¿Te sigue afectando lo de la ficha familiar? ¿Es por Rukia?

—No me molesta la shinigami, me molesta Kurosaki Ichigo. 

—Basta con que le digas Ichigo—. Inoue iba a rebatir pero, claro tenia razón, ella no lo había visto desde ese punto de vista —entiendo. 

Comieron en silencio por un rato, el arrancar estaba observándola —¿Qué hiciste ahora?— Era inusual que ella estuviese tanto rato en silencio. 

Inoue juntó las manos, ya la había atrapado. —Compre para ti un traje para mañana.

La habría fulminado con la mirada, pero esta la noticia con menos impacto que había recibido en el día. 

Inoue esperaba que la regañara o le pidiera las boletas para ver cuanto se había gastado en ese insignificante ropa que solo iba a usar una vez, un desperdicio de tiempo, por el tiempo que le tomo comprar el traje, y de dinero, que realmente lo necesitaban para ahorrar, ahorrar y ahorrar, hasta podía escuchar el tono de regaño en su cabeza, pero luego de una larga pausa nada de eso aconteció, puso una cara boba esperando a que la regañara, pestañeo varias veces, mordió la parte trasera de la cuchara que estaba empleando, la serie de gestos que estaba haciendo con la cara pensativa atrajo de nuevo la atención del arrancar que estaba por tomar sus platos y llevarlos al fregadero. 

El sentido de ser humano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora