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(Espere casi un año para esto).


Desde la mudanza de sus tios que se hayaba incomoda y constantemente aturdida, sabía que sus primas no eran un problema, se llevaba bien con cada una de ellas, su problema era su primo. Ese chico era el dolor constante en su cabeza, como una enfermedad, una migraña. 

¿Cómo podía actuar frente a él? 

A veces la miraba algo decepcionado, como si algo quisiera pero no se atrevía, además sus hermanos esta vez no estaban ayudando en nada. Si no sabia lo que pretendía Klaus como podía responder adecuadamente y prepararse para ello, la situación llena de ambiguedad no le convenían. 

Sin poder interpretarlo correctamente no sabía como comportarse al respecto.

Solo se limitaba a saludarlo y luego a ignorarlo. 

Todo parecía estar bien al menos por fuera pero en su interior no era el caso. Su corazón latía muy rápido cada vez que lo escuchaba, se ponía nerviosa, un poco tensa y sus mejillas ardían. 

No sabía lo que le estaba pasando, ¿A quién le pedía consejo? Tenía varias personas a su alrededor pero nadie se ajustaba a su forma de ver y sentir las cosas, a veces se convencía que era su quimica cerebral adolescente jugandole la clasica: "Eres única y diferente" pero estaba muy segura que en verdad le pasaba algo diferente que las mismas chicas de su edad, algo vacio y extraño estaba alojado en su centro, incluso su cerebro reaccionaba a otro nivel con los estimulos que recibian, se refugió en que solo se sentía extrapolarisada ahora, que solo sería esta etapa en la vida. Entonces podría recurrir a alguien para un consejo y con esa retórica buscó por alguien. 

Su madre era demasiado blanda, hallaba todo lindo y perfecto, tan maravilloso, le decía que estaba en la primavera de su vida y bla, bla, bla... Nada de lo que decía le encontraba un sentido y a su padre podría preguntarle porque existía la posibilidad que evitará el tema o no quisiese saber evadiendose cerrandose en su mente usando su trabajo como excuza, ¡Qué conveniente!. 

Mitsuko era otra chica con el cerebro hecho un jardín, sus argumentos eran una basura. 

Machiko opinaba que debía golpearlo por hacer sentir incomoda. No creía que la violencia fuera la solución a su problema pero estaba bastante inclinada a resolverlo de esa forma ya que las personas que estimaban se le acababan.

No quedo de otra que fundar un estudio, un experimento. Comenzó con la observación. 

Encontrarse con él sin toda su familia de por medio le sirvió para observarlo mejor y en detalle, se dio cuenta que era un chico moderadamente bueno, como siempre quiso que fuese su primer novio, más alto que ella, e inteligente y que tuviese una buena actitud y presencia. Por eso le invitó un té, terminó por sentirse más y más atraída a su persona. Una naturaleza extraña la hacía sentirse atraida y comoda a su alrededor, algo similar que sentía por sus hermanos y su padre, una conexión pero este no tenía una relación tan estrecha y familiar como ellos. Algo que no sentía igual que por sus tios paternos ni su madre. 

Había acaso ¿Una afinidad genética o alguna carga química afín?

Su mente se entretuvo tratando de encontrar la razón del porqué se sentía bien estar con él. 

La secundó la sensación de querer huir de esta atracción qué fue muy poderosa, quería su control de regreso, ser tranquila y serena, que sus sentimientos jamás estuvieran en conflicto nuevamente. Necesitaba tomar las riendas de todo. A parte su pecho se oprimía y una terrible necesidad de querer comer que no se aliviaba con nada comenzó a atormentarla, ¿Una nueva necesidad biologica?

El sentido de ser humano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora