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La pequeña niña de cuatro años jugaba con sus lápices y exigía nuevamente la historia de como sus padres se habían casado. 

—Te encanta esa historia ¿No?

Ella asintió muchas veces. Le encantaba, sus padres compartían muchos momentos con ella, salvo cuando estaba en el jardín. 

Inoue sacó un álbum de fotos, donde estaban las fotos de la graduación de la universidad y las fotos de recién nacida de Tenma. En algunas paginas estaban las fotos de Mitsuko, las fotos de Klaus, que actualmente estaba en el extranjero con sus queridos tíos. 

Los grandes ojos verdes con esas largas pestañas curvas, en esa carita pálida y redonda, brilló al ver a sus padres sonriéndose tan enamorados en las fotos. Ella creía que eran un príncipe y una princesa, a veces la llevaban a un palacio, aunque los niños del jardín le decían mentirosa. —Me gusta— dijo con sus mejillas rojas, risueña. 

Ulquiorra le llamó la atención —debes comerte todos esos panqueques que me pediste antes de llevarte al jardín—. Reviso la hora en reloj de muñeca y le limpió la boca a Tetsuo. 

—¡Si papí!— Dijo fuerte y se echo unos panqueques en la boca con cuidado de no ensuciar las fotografías. —¿Cuándo iremos al castillo de nuevo?

Sus padres se miraron. Inoue le dio un beso en su frente —cuando la tía Harribel nos invite. 

—¿Por qué?, Papí dijo que era su casa— preguntó inocente. 

Lo es. Ulquiorra no pensó que ella iba a recordar eso que le dijo cuando tenía tan solo un año. —Queda bastante tiempo para que nos mudemos ahí. 

Ella asintió y vio como sus padres se besaron, ellos seguía expresando ese amor que ella podía sentir a través de las fotos. Tenma también deseaba verse así de feliz y amada en el futuro. —Quiero oír la historia de nuevo. 

—No hay tiempo— sentenció Ulquiorra. Ya era tiempo de tomarla y llevarla al jardín para luego ir a su trabajo. 

Inoue fue a ayudarle con el maletín y colocar la mochila de Tenma en el auto. 

El arrancar le limpio la cara a Tenma y colocó su gorrito amarillo patito en su cabeza, la alzó en sus brazos. —Nos vamos— dijo el mayor. Su hija lo imitó con una voz más adorable. La tierna mujer los despidió a los dos en la reja del jardín antes de entrar a cuidar a sus gemelos.

Tenma usaba un encantamiento de su madre para restringir su riatsu, más un dispositivo traído de la sociedad de las almas por sus tíos paternos. Todo para camuflar su poderosa presencia de ser medio espiritual, más el olor de Ulquiorra mantenía a cualquier Hollow pretencioso alejado de su preciosa hija en el jardín infantil, lejos de las medidas de seguridad de su casa.  

Con todas esas medidas Tenma disfrutaba de una vida normal de una niña humana, juntó a su querida prima Mitsuko, esperó en la puerta del jardín de la mano de la profesora a cargo del jardín de infantes que llegara la morena a dejar a su pequeña pelirroja. 

Rukia llegó corriendo y la dejó en la puerta. 

—¡Tía llegas tarde!— le gritó Tenma y luego soltó la mano de la profesora para tomar la mano de su prima. —Mitsu-chan ¡Apúrate! Tengo un asiento para ti... —Las niñas se fueron corriendo al interior. 

La shinigami sin aliento entró al vehículo que la esperaba para ir al trabajo junto a su no-hermano.  Todo esto era rutina para ellos.

Inoue, envió sus proyectos por medio de fax. Su carrera fue finalizaba cuando consiguió como niñera de Tenma a Karin, la hermana de Ichigo. Gracias a la disposición de la muchacha le resultó mucho más fácil acabar holgadamente la universidad, claro que cuando la misma chica entró en la universidad, ya no pudo seguir trabajando como niñera. Según Karin lo mejor de cuidar de Tenma era la paga, aunque por muy buena que era la paga eran palabras vacías, disfrutaba mucho de cuidar a la menor y tener la casa para ellas dos solas.

El sentido de ser humano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora