Capítulo 37

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La noche llegó y Pablo estaba buscando a Erika a la hora acordada, ella lucía realmente hermosa y eso se notaba en la mirada de bobo que tenía Pablo, un largo vestido de gasa color rosa suave adornaba su cuerpo, llevaba unos tacones color nude y tenía el cabello recogido a la mitad con un prendedor, Pablo como siempre iba con su famoso traje color negro.
-Pablo: Estás guapísima (Le sonrió) cuando lleguemos vas a robarte todas las Miradas (Le cerró un ojo).
-Erika: Gracias (Sonrió), yo sólo quisiera ser dueña de una sola mirada (Pensó mientras recordaba la única mirada dulce y tierna que solía derretirla).
-Pablo: Nos vamos? (La miró).
-Erika: Si (Asintió).
Bajaron al estacionamiento, Pablo le abrió la puerta del auto y después subió el para tomar rumbo a casa de Eduardo, se tardaron casi 25 minutos en llegar y al ver el jardín llenó de gente Erika entendió a que se refería Antonia con que sería una fiesta grande.
-Antonia: Bienvenidos (Los recibió feliz).
-Pablo: Feliz cumpleaños guapa (Le dio un fuerte abrazo).
-Antonia: Gracias Pablo (Sonrió).
-Erika: Hola muñeca (Le dio un beso) estás guapísima (Le dio una vuelta).
-Antonia: Gracias (Sonrió) tú también estás guapísima (Le cerró un ojo).
-Sebastián: Buenas noches (Los saludó mientras tomaba a Antonia de la cintura).
-Pablo: Hola (Lo saludó).
-Erika: Hola Sebas (Sonrió amable) como estás?.
-Sebastián: Bien gracias (Asintió).
-Antonia: Tengo lugares en nuestra mesa o prefieren sentarse en otra? (Miró a Eri).
-Erika: Con ustedes está bien (Sonrió).
-Pablo: Segura? (Serio).
-Erika: Si (Lo miró) soy adulta y créeme que sé como comportarme (Suspiró).
-Pablo: Confío en ti (La miró), pero no en Sara.
-Antonia: Por esa ni se preocupen, le pedí a mi papá que por lo menos esta noche se comportara como una mujer decente (Se rió).
-Sebastián: Luciano quiere más vino (Miró a Anto) voy a buscarlo y te alcanzo (Se despidió).
Antonia los guió hasta la mesa y todo se detuvo cuando ella y Eduardo se miraron, Pablo saludó a todos y Erika sólo se quedó ahí estática mirándolo, él le brindó una gran sonrisa y al observarlos Luciano supo que lo que intuía era verdad.
-Miranda: Eri (Toco su hombro por 4ta vez).
-Erika: Hola (Dijo saliendo se su trance).
-Miranda: Hola amiga (La miró seria).
-Luciano: Que guapa estás esta noche (Le sonrió).
-Pablo: Verdad? (Sonrió mientras le tomaba la mano) y tengo la suerte de que sea mi acompañante esta noche (Le cerró un ojo).
-Mara: Hola Erika (La saludó sintiéndose la peor).
-Erika: Buenas noches Mara (Saludó amable).
-Mateo: Hola Eri (Gritó desde donde estaba).
-Erika: Hola Mat (Sonrió mientras lo saludaba con la mano).
-Eduardo: Buenas noches Erika (La saludó mientras extendía su mano).
-Erika: Buenas noches Eduardo (Dijo amable).
Estrecharon sus manos por leves segundos y sintieron la conexión que aún existía entre sus cuerpos.
-Milagros: Hola mi niña (Se levantó y le dio un fuerte abrazo).
-Erika: Mili te he extrañado mucho (Sonrió mientras la abrazaba) nos debemos un café (La miró).
-Milagros: Cuando quieras (Asintió).
Sara alzó su rostro y la miró con odio, sabía que nunca iba a poder sacarla de sus vidas por completo y eso la ponía furiosa, cuando Erika se cruzó con su mirada sintió escalofríos, decidió ignorarla y se sentó junto a Miranda.
-Miranda: Ya deja de verlo (La regañó).
-Erika: Lo siento (Sonrió nerviosa) pero hace mucho no lo veía (Le susurró).
-Miranda: Eres una masoquista (Negó).
-Luciano: Que te pasa amigo? (Se preguntó preocupado) Que guerra estás luchando en tu interior? (Suspiró).
Eduardo tomó su copa y no le quitó la mirada de encima a Erika ni un segundo, tenía tiempo sin verla, ni hablarle, tenerla cerca aunque sea unos segundos lo hacía feliz, saber que estaba bien y que al parecer estaba feliz le hacía pensar que su decisión había sido la correcta, se moría por besarla, por reírse con ella como antes y sobre todo tenía tantas ganas de abrazarla y no dejarla ir jamás, pero sabía que si intentaba algo Sara le haría daño, Sebastián regresó con el vino y Eduardo puso su atención en su hija, pidió que todos tuvieran sus copas llenas y ofreció un brindis.
-Eduardo: Buenas noches a todos (Dijo en voz alta) muchas gracias por estar aquí y acompañar a mi princesa en un día tan importante, no puedo creer que ya tenga 18 (Sonrió) el tiempo pasó tan rápido (Se le quebró la voz), desde que Antonia llegó al mundo me convertí en le hombre más afortunado del mundo (Se acercó a ella y tomó su mano) su presencia me mostró la luz que en ese momento me hacía falta, siempre he pensado que tenerla como hija es un regalo de Dios.
-Antonia: Papi (Sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas).
-Eduardo: Se que todos los que están aquí quieren mucho a mi hija y se los agradezco (La abrazó), sigue siendo la niña tan increíble que eres (La miró a los ojos) no dejes que nadie apague tu luz y siempre lucha por tus sueños mi amor (Besó su frente), tu mamá estaría muy orgullosa de ti (Le susurró).
-Antonia: Gracias (Sonrió), estás presente siempre en mi corazón mami (Pensó mientras miraba al cielo).
Eduardo le dio un fuerte abrazo y Antonia lo correspondió, todos aplaudieron emocionados y Erika llegó hasta las lágrimas, en las últimas semanas se había vuelto más sensible y lo odiaba, volvieron a sentarse y los meseros comenzaron a servir la cena, en la mesa de dulces había una gran variedad de postres y Erika se moría por un trozo de pastel pero sabía que tenía que cuidar sus malos hábitos.
-Miranda: Te estoy viendo (Se rió).
-Erika: Déjame en paz (Rodó los ojos).
-Miranda: Amiga no tendrás ansiedad? (Dijo ya seria).
-Erika: No Miranda  (La miró seria) yo estoy perfectamente bien.
-Luciano: Todo bien? (Las miró).
-Miranda: Si (Sonrió), sólo cosas de mujeres.
-Pablo: Ahí ni meterse (Sonrió).
Después de servir la cena comenzó a sonar la música calmada, Sara no perdió oportunidad y sacó a bailar a Eduardo quién con todo el pesar del mundo tuvo que acceder, Miranda y Luciano también se unieron a la pista, Antonia se había pasado a otra con sus amigas y Sebastián para platicar, mientras Erika estaba sentada escuchando las historias de Pablo y viendo como Sara le restregaba en la cara lo feliz que era con Eduardo.
-Mara: Erika yo no sé como mirarte a la cara (Suspiró mientras llamaba su atención).
-Erika: Si lo dices por lo de Sara no te preocupes (Sonrió).
-Mara: Fui la peor amiga (La miró), jamás pensé que te podría afectar de esta manera.
-Erika: El único responsable del daño es Eduardo (Suspiró) tú no tienes culpa de nada.
-Mara: Espero que algún puedas volver a verme como una amiga (Dijo sincera).
-Erika: Me va a tomar tiempo volver a confiar en ti (Dijo seria) pero podemos darnos otra oportunidad (Asintió).
Mara sonrió y le dio un pequeño abrazo a Eri, antes de que Sara llegara a cambiar sus vidas ellas estaban comenzando una bonita amistad y le gustaría volver a retomar las cosas.
-Pablo: Quieres bailar? (Tomó su mano).
-Erika: Vamos (Asintió).
Pablo tomó a Erika de la cintura y la llevó hasta la pista, se acercaron mucho y comenzaron a moverse al ritmo de la música, al verlos Eduardo enfureció y se lleno de celos, sin pensarlo dos veces se apartó de Sara y la dejó ahí parada, caminó hasta el otro lado de la casa y se sentó en la entrada a maldecir de todas las maneras posibles, Luciano se percató de que su amigo estrelló su puño contra un arbusto y fue a verlo.
-Luciano: Que pasó Eduardo? (Se sentó a su lado).
-Eduardo: Los viste? (Preguntó furioso).
-Luciano: A quiénes? (Se hizo el loco).
-Eduardo: A Erika y Pablo (Bufó) se veían muy contentitos.
-Luciano: Si (Asintió), Miranda me ha contado que las ha estado ayudando con algunas cosas de la fundación.
-Eduardo: No puede ser (Se tapó la cara) maldita sea.
-Luciano: Por que estás tan enojado? (Lo miró) No se supone que no la quieres? (Se aguantó la risa).
-Eduardo: Claro que la quiero (Dijo desesperado) que de eso no te quepa la menor duda.
-Luciano: Entonces? (Preguntó confundido).
Eduardo estuvo a nada de contarle la verdad a Luciano, sólo lo detuvo el miedo de pensar que podría ponerlo en más peligro del que ya corría.
-Eduardo: No me hagas caso (Negó) mejor vete a disfrutar la fiesta.
-Luciano: Ni tú te entiendes (Negó).
Luciano volvió al jardín y ahora estaba más confundido que al principio, la canción terminó y antes de que empezará otra Erika se disculpó con Pablo para poder ir al tocador, caminó hasta la casa en donde estaba Eduardo sirviéndose whisky.
-Eduardo: Se te perdió tu galán? (Preguntó mientras aparecía de la nada).
-Erika: Me asustaste (Dijo con la mano en el pecho).
-Eduardo: Se ven bien juntos (Sonrió), te veo feliz (Tomó de su copa).
-Erika: Mejor deja de tomar (Le quitó la copa) ya se te pasó la mano, por lo que Antonia me ha dicho estas últimas semanas has estado tomando mucho y puede hacerte daño (Se preocupó).
-Eduardo: Te importa si me muero? (La miró) Porque creo que sería lo mejor que podría pasarme en estos momentos (Se rió).
-Erika: Deja de decir tonterías Eduardo (Seria) y por supuesto que me importaría (Lo miró) eres un ser humano.
-Eduardo: No se pone celoso tu novio de que estés platicando a solas conmigo? (Se acercó a ella).
-Erika: Pablo no es mi novio (Dijo molesta).
-Eduardo: No te cre... (Intentó decir).
Antes de que Eduardo pudiera terminar de hablar Erika corrió al baño, no pudo aguantar las cosas de vomitar y terminó arrodillada frente al retrete.
-Eduardo: Estás bien? (Preguntó mientras se hincaba a su lado).
-Erika: No..o (Dijo volviendo a vomitar).
-Eduardo: Por dios Erika (Acarició su espalda) que necesitas? (La miró).
-Erika: Un poco de agua (Susurró).
Erika se levantó y sintió todas sus fuerzas abandonar su cuerpo, Eduardo la tomó de la cintura y se aseguró de que no se cayera, salieron del baño para ir por agua a la cocina, dieron unos cuantos pasos y sólo eso fue suficiente para que Erika se desvaneciera en sus brazos.
-Milagros: Que pasa? (Preguntó mientras salía de la cocina).
-Eduardo: Se desmayó (Dijo con Eri en brazos) busca alcohol y no le digas a nadie por favor.
Eduardo la subió a la que solía ser su habitación y la recostó sobre la cama, estaba tan preocupada por ella que sintió como sudor frío bajaba por su frente, pasaron unos 5 minutos y Milagros llegó con el alcohol.
-Eduardo: Gracias (Tomó la botella).
-Milagros: Necesitas algo más? (Lo miró).
-Eduardo: Cubreme por favor (Suspiró).
-Milagros: Que vas a hacer? (Seria).
-Eduardo: Sólo quiero estar un momento con ella cuando despierte (La miró).
-Milagros: Estás loco (Negó mientras sonreía) no tarden mucho.
Milagros se fue y Eduardo acercó la botella de alcohol hacia la nariz de Erika, pasaron algunos segundos y despertó aturdida.
-Erika: Que me pasó? (Preguntó mientras abría los ojos).
-Eduardo: Te desmayaste (Acarició su cabello), te sientes mejor?.
-Erika: Si (Asintió) creo que debemos volver a la fiesta (Se levantó).
-Eduardo: Si Pablo y tú lo están intentado deseo que seas muy feliz (Sonrió con tristeza) te lo mereces (La miró).
-Erika: Gracias (Dijo con un nudo en la garganta).
-Eduardo: Ya me olvidaste? (Se acercó a ella).
-Erika: El único que me olvidó fuiste tú (Dijo seria) te recuerdo que no fui yo quién terminó lo nuestro.
-Eduardo: Pablo besa tan bien como yo? (La miró).
-Erika: Eduardo basta (Dijo molesta) creo que mi vida privada a ti no te importa.
-Eduardo: No sabes nada (Bufó molesto).
Eduardo se acercó más a ella y la acorraló contra la pared, la tomó de la cintura y posó su otra mano detrás de la nuca de Erika, en ese instante ella no supo cómo reaccionar y se quedó estática, extrañaba su cercanía y sólo ese momento la hizo recordar lo bien que se sentía en sus brazos, Eduardo miró sus labios y no tardó en apoderarse de ellos, Erika sabía que tal vez iba a arrepentirse, pero no en ese momento, tal vez después tendría tiempo para lamentarse, ahora eran sólo ellos dos, Eduardo la apretó contra su cuerpo y ella sintió todos sus sentidos desestabilizarse, rápidamente su lengua se abrió paso entre los labios de Eduardo y sintió todo su cuerpo vibrar al sentir su mano bajar por su espalda, Erika soltó un pequeño gemido al sentir como Eduardo apretaba su trasero, en ese beso él le quiso dejar saber todo lo que sentía por ella, Erika acarició su cabello y Eduardo mordió sus labios, había pasado mucho tiempo desde la última vez que sus labios habían tenido contacto y ahora que podían tener un efímero roce lo estaban disfrutando.

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