Tras la ida de Jonathan, Nancy sintió un gran vacío en su interior, el cual sin ella saberlo solo Robin podría rellenar.
[Historia Nancy x Robin. Stranger Things]
[Da lugar después de la tercera temporada]
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Últimamente, no estaba teniendo muy buena suerte. Primero, la aparición de Jonathan, del cual no sabía nada, y después unas fotografías de las cuales tampoco sabía nada, y para colmo Robin estaba enfada conmigo.
Quería a Robin, pero no podía evitar sospechar de Jessica, todo cuadraba, lo único que no lo hacía era el motivo. Nunca había tenido ningún enfrentamiento con ella, ni siquiera nos conocíamos lo suficiente.
Era viernes por la mañana, el día que tendría la oportunidad de saber quien era la persona que me estaba haciendo esto. Sin embargo, me volvía loca no saber nada, incluso llegué a pensar que Steve podría estar haciéndolo, pero lo descarté al segundo.
Jonathan no mostraba tener ni idea de mi relación con Robin, era imposible, además le veía incapaz de hacer algo así. Suspiré y me levanté de la cama. Seguidamente, me fui a la cocina para desayunar.
—¿Te pasa algo, cariño?
Giré la cabeza hacia mi derecha, no me había percatado de la presencia de mi madre. Obviamente, tuve que mentirle.
—No, solo he dormido mal.
Ella me miró y asintió, pareció creérselo por el momento.
—Por cierto, hace unos minutos pasó tu amiga por aquí, le dije que estabas durmiendo, así que me dijo que os veríais en el parque— me informó ella.
—¿Robin?— pregunté sorprendida.
Ella asintió y volvió con su desayuno. En unos minutos ya estaba vestida, me despedí de todos y me dirigí hacia el parque. Por una parte, me alegraba poder verla, pero por otra tenía miedo.
Al llegar, ella estaba sentada en un banco, en el banco que nos dimos nuestro primer beso. Me acerqué a ella y me senté a su lado.
—Robin...— prefirió hablar ella primero.
—Quería pedirte perdón— dijo ella agachando la mirada.
En ese momento vi que las relaciones fuertes y duraderas son las que asimilan sus errores y las cuales no quieres perder por ninguna razón.
—Jessica es mi amiga, y no es tan raro que llegues a sospechar de ella, igual que yo puedo sospechar de Jonathan. Así que tenía que haberte escuchado y haberte ayudado en vez de enfadarme— sus ojos azules se posaron sobre mí.
—No, Robin, yo soy la que tiene que pedir perdón. Fui una idiota y fui muy rápido, no tenía que haber herido tus sentimientos así, sé que es tu amiga.
—Quería decirte que voy a ayudarte, hoy iremos a esa ubicación y acabaremos con esta broma pesada— me dedicó una leve sonrisa apoyando su mano sobre mi muslo.
—Robin...— sonreí—Pero en la carta pone que vaya sola. No quiero que te pase nada, no sabemos de qué va esto.
—Iré, pero el o la culpable no me verá, te lo prometo. Todo saldrá bien.
