7. La lluvia da buena suerte

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Al salir del cine no cabía en mí de la emoción

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Al salir del cine no cabía en mí de la emoción. Pasar ese tiempo con Robin había sido maravilloso, hacía mucho que no me sentía tan bien, ambas habíamos comido palomitas dulces y nos habíamos reído sin parar. La película había sido preciosa, era una mezcla entre romance, fantasía, acción y comedia, una bomba para todos los gustos cinematográficos.

—¿Te ha gustado?— me preguntó—A mí me ha encantado, los planos estaban muy bien hechos, igual que los personajes y la trama.

Hablaba con emoción y con una gran sonrisa. Sonreí.

Me encantaba esa pasión única que le ponía a las cosas que le gustaban.

—Me ha encantado, aunque...

—¿Aunque?— preguntó ella con algo de preocupación.

—Nos hemos acabado las palomitas solo empezar la película— reí yo.

Ella sonrió y, pensativa, miró hacia la zona de restaurantes. Estábamos en el centro, así que había todo tipo de locales.

—¿Quieres que cenemos aquí?— me preguntó ella tendiéndome la mano.

Su pregunta me sorprendió, no había planeado cenar fuera, pero no podía decirle que no a esa preciosa sonrisa. Miré su mano cogiéndola.

—Pues vamos, Nancy Wheeler.

Ella empezó a correr y yo la seguí. Ambas reímos, parecía una tradición ir corriendo a los sitios.

Minutos más tarde paramos en una pequeña pizzería, parecía muy rústica y tenía muy bien ambiente.

—¿Te gusta la pizza?— ella soltó mi mano y me miró con una pequeña sonrisa.

—¿A quién no?— sonreí.

No nos lo pensamos dos veces antes de entrar, el local estaba medianamente lleno, así que nos sentamos en una mesa para dos al lado de una ventana que daba a una pequeña calle.

—Gracias, Robin— sonreí mirándola a los ojos.

Estaba tan agradecida de todo lo que había hecho por mí, deseaba poder agradecérselo algún día.

Desde el primer día que hablamos me comenzó a costar imaginarme una vida sin su compañía, sin sus pecas, sin sus ojos azulados y sin su sonrisa.

Noté como abrió la poca levemente, y sus mejillas se tintaron de rojo.

—¿Por qué me das las gracias?— me preguntó algo avergonzada.

—Por todo esto. Has hecho que me sienta feliz y que deje el vacío de Jonathan atrás.

Ella sonrió de nuevo y negó con la cabeza.

—No me agradezcas nada, todo esto ha sido gracias a ti. Nancy, eres una chica muy fuerte.

Eclipse azulado | RonanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora