Ay~ El amor ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡

Todo menos ella 🖤

˗ ˏˋFinal medio tristeˎˊ ˗

El imperio le dió la bienvenida, de sus ojos salían tristes lágrimas, pero aún así, sonreía.

- Felicidades.- sin decir nada más, desapareció.

A México se le rompió el corazón, su amada esposa flotaba en medio de un charco de sangre, estaba recostada de medio lado y estiraba uno de sus brazos fuera de la regadera.

- ¿Rusia?- se acercó con miedo, miedo de que esto fuera realidad.- Chikistrikis, ya llegué- se arrodilló a su lado, tocó con cuidado su piel, sintiendo calor, le dió un poco de esperanza.- Amorcito, despierta- la sacudió con cuidado, poco a poco, el rojo, azul y blanco se volvían grises.- Mi reina, estoy aquí, ¡Despierta por favor!- no funcionaba, ni funcionaria. La eslava se había ido.- Mi amor... Por favor no me hagas esto- su voz estaba rota. Ya no quería ver esa escena, no podía soportar ver los hermosos ojos de Rusia sin vida.

Busco con la mirada a su hija, pero no la encontró a simple vista. Así que volteó hacia la extremidad de la eslava que estaba fuera de aquel desastre de sangre.

El brazo que tenía estirado, estaba en dirección de un montón de toallas, unas estaban negras, lo que significaba que las había tocado. Por la ubicación, podía adivinar que su mujer lo había empujado con sus últimas fuerzas.

Giro su cuerpo completo hacia el bulto y comenzó a quitar las toallas una por una y con mucho cuidado. Su llanto se intensificó.

En medio de todas esa toallas, estaba una pequeña bebé, en su rostro, había tres rayas diagonales, blanco azul y rojo, parecido a la bandera del que alguna vez fue el ejército Trigarante. En medio de su carita, estaba la imagen de un águila real de dos cabezas, que sosteniendo entre sus patas un orbe y y un cetro, rodeaba un rectángulo verde con una dalia negra. La tomo entre sus brazos, despertandola en el proceso.

La niña comenzó a llorar, para el latino fue el sonido más hermoso del mundo.

- Papá ya está aquí, pequeña.- la pego en su pecho y sollozo.- Papi está aquí, no llores.- beso la frente de la nena, que poco a poco se iba calmando.- Papi te protegerá siempre... Rusia- la bebé soltó una risita- ¿Te gusta tu nombre? Así se llamaba mami...- comenzó a mecerse, su corazón estaba dividido entre la alegría de tener a ese angelito en sus brazos y el dolor sofocante de ver a su fallecida mujer.

Solo pudo cerrar los ojos con fuerza y apretar el cuerpo de su pequeña.

_.-~•°*°•~-._

Todos los countrys estaban reunidos para despedir a la Gran Rusia.
Muchos lloraban, algunos en silencio y otros escandalosamente.

México estaba de pie, enfrente del sitio donde bajaban lentamente el ataúd con el cuerpo de su mujer. A su lado, su pequeña hija era cargada por Honduras, estaba dormida, ajena al sufrimiento de su padre. Cuando Rusia descanso en el fondo de la tierra, el viudo dejo caer una rosa blanca y un puño de tierra.

- Te amo, mi reina...- fue un susurro, que recibió como respuesta una cálida brisa.

El resto de la ceremonia paso sin percances. Ahora sólo quedaban los mexicanos, sentados frente a la lápida que rezaba el nombre de la eslava.

- ¿Sabes algo, princesa? Tu mami fue el color de mi mundo.- estaba sonriendo con ternura, cargo a su niña con un solo brazo y el otro lo llevo hasta el bolsillo de su pantalón.- Mamita nos está cuidando desde el cielo, pequeña, nunca lo dudes- tomo con fuerza el objeto y lo saco.- Mi reina... Si decides reencarnar, espérame, ¿Esta bien? Es que quiero pasar mi vida a tu lado desde el principio.- derramó unas cuantas lágrimas y dejó caer suavemente lo que traía en su mano.- Te amamos Rusia- con esas últimas palabras, se levantó.

Lo que el mexicano había dejado fue levantado por un espíritu. Era una foto de ambos, cuando tenía unos 7 meses de embarazo.

La fantasma tricolor sonrió y desapareció. Esperaba con ansias que su hijita aprendiese a hablar y la llamara. Por mientras, se dedicaría a cuidarlos en el cielo.

Siempre juntos, cielito