SIN COMIENZO NO HAY FINAL

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Toda historia necesita una inicio, algunas tienen un "Había una vez" un, "En una oportunidad" o simplemente un "Hola"; esta no es diferente, es tan irracional y modesta al mismo tiempo que te pone en duda sobre si es real, o solo es otra trama de netflix; así que mejor será una combinación de ambas... Empecemos por ella, una niña de 8 años, noble, sensata, muy simple y predecible; hija de un matrimonio unido, de una familia llena de amor y aprecio mutuo, formada por un Urólogo y una Licenciada en contaduría, los cuales se conocieron en la universidad, y formaron una hermosa historia de un simple, "Hola, soy Rafael Rosales" y un "Hola, mucho gusto, soy Marta Contreras" camino a la universidad en uno de esas temibles trancas de hora pico. De este fantástico encuentro salen 2 hijos, un fuerte y muy energético niño llamado Manuel Candelario, y una niña, algo callada e inteligente para aclarar problemas familiares, bautizada Mariana Lucia; este cuarteto forjó una familia sólida, que con el tiempo emergió de lo simple a lo complejo, de la nada al todo...

Por otro lado, iba creciendo un pequeño de 6 años llamado Anthony, proveniente de una familia simple, con una mamá, un papá y una hermana, fantásticos todos; por cuestiones del destino, ambos padres del pequeño se conocieron en un pequeño poblado de los andes merideños, Pueblo Llano; en el cual se formó esta familia, ambos llegaron ahí por trabajos, ella como médico asignado a dar sus servicios, y él construía la casa de sus sueños; para alguien más. Se conocieron de manera simple, "Hola" y se repitió la historia, crecieron como familia, aumentaron sus niveles, no tanto como los Rosales Contreras, pero ellos forjaban su propio camino...

Y aquí empieza la parte densa de esta historia; en el año 2004 se hizo una convención sobre el cáncer, de las cuales dichas investigaciones estaban en pleno auge; por supuesto, a este importante evento asistió el afamado doctor Rafael Rosales y la sencilla pero poderosa doctora Lisett Espinosa, madre y pilar fundamental de aquel pequeño de 6 años de edad, en esta se conocieron de un modo profesional. Para el cierre de dicho evento se organizó una cena en el impetuoso Hotel Rocemarán, ahí asistieron todos los presentes de la convención con sus parejas e incluso hijos, después de la cena como es costumbre en Venezuela, se pusieron a chalar entre todos, de inmediato surgió aquella conexión entre familias, que resultó en una hermosa amistad; extrañamente los descendientes de ambas parejas no asistieron al evento por parecerles "aburrido" y tener otros pasatiempos mejores que sentarse a escuchar hablar a desconocidos. Al finalizar todo el extenuante evento, plantearon una cena entre familias, de la cual los Rosales eran los anfitriones, fue planteada para el último fin de semana del mes, en la casa de los Rosales, sin ningún objetivo aparente, más que conocer sobre sí mismos y presentar los cuartetos completos.

Ambas parejas llegaron a casa emocionados por sus nuevos amigos, de los cuales casi al mismo tiempo dimensional, sus hijos se negaban a asistir a dicha reunión, conocían lo aburridas y largas que eran. El tiempo transcurría con normalidad, los padres trabajaban, los niños iban al colegio, en fin, una vida común, pero cada uno sabía que la fecha se acercaba, algunos felices y otros inventando cualquier excusa para no asistir, solo que eran muy malas, ambos fingían estar enfermos y así tener que ir al médico y no poder asistir, lo malo; tenían al médico en casa.

Es Lindo Verte LlorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora