CALLANDO A GRITOS AL SILENCIO

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Los días tenían un aspecto triste y feliz al mismo tiempo; los dos esperaban que el otro reaccionara y pudieran regresar, aunque sabían lo difícil que sería; cada segundo que pasaba se sentían más distantes, los dos estaban en bachillerato, por ende, se tuvieron que separar aún más; él continuaba siendo el mismo de siempre, centrado en sus estudios y quehaceres, con su mente en otro plano, en otro sitio; ella, era la misma, su mente casi nunca estaba tranquila, hacía de 3 a 4 actividades diarias, los, estudios, el tenis, su impecable vida social. Ambos se extrañaban, aunque no pasaban 12 horas sin pensarse, al punto que podían redactar un manuscrito y estar pensando en el otro. No negaremos que su amor se apagó un poco, tal vez iba desapareciendo o aprendían a controlarlo, eran dos seres unidos en sus mentes, desparecidos de sus vidas en instantes cortos, sus vidas continuaban al igual que la amistad entre familias, la situación era difícil, la distancia hacía de las suyas, ya las cenas eran menos y más llamadas a distancia, de igual manera seguía el aprecio mutuo. Pasaron así 2 años en los cuales se vieron unas 8 veces, donde solo existía ese "hola" que les dolía con el alma, pero que hizo que olvidaran como volver a empezar.

Se acercaba el cumpleaños de Marta, serian 2 años ese día desde la última conversación que mantuvieron, se iban a encontrar en el nuevo apartamento que estaban arreglando los Bastidas y ahí planear todo para que fuera sorpresa, y así conocerían el nuevo apartamento, más grande, de mayor categoría, irónicamente más cerca de ellos. Entraron al edificio, el cual estaba en últimos ajustes aun, algo cambió, al llegar se dijeron más que "Hola":

-Hola.

-Hola, soy Anthony, ahora si soy de por aquí.

Ella sonrió, y quedo sin palabras, se podía ver como sus pupilas cambiaban su brillo, su piel se sonrojaba, en el fondo de esa joven de 19 años se podía apreciar aun esa timidez de la pequeña Mariana Lucia. Entraron al apartamento y después de recapacitar recordaron que a Marta no les gustaban las sorpresas, que siempre la hacían llorar, entonces decidieron que ella sabría su celebración, pero que ella eligiera todo a su manera, tal y cual como ella lo deseara. Prefirieron que era mejor llamarla para que así conociera el nuevo apartamento; al llegar llamaría y se le iría a abrir, algo común. Ella llegó, Mariana se ofreció a buscarla, pero por cosas de la vida no pudo abrir la puerta del edificio, la cual tenía problemas con la cerradura, así que subió y lo notificó, por orden de Pablo, Anthony debía ir a ver qué pasaba, iba a ser el momento más cercano que tendría durante mucho tiempo, ambos se dirigieron al ascensor, el cual tardo mucho para llegar, por ende, Anthony sugirió bajar los 8 pisos por las escaleras, en ese mismo instante el ascensor abrió, entraron sin saber lo que les esperaba; las puertas cerraron, ella le dijo:

-No pude abrir, la cerradura está muy dura, creo que es la llave, en mi habitación sucede mucho, en ocasiones te quedas encerrado. Se escuchó un crujido y se paró bruscamente el ascensor. Sí, después de 4 años sin hablar, Mariana y Anthony estaban encerrados en el ascensor.

De manera casi inmediata ambos sacaron sus celulares y notificaron su situación; Pablo llamó a los bomberos, pero ellos sabían lo que pasaba, los bomberos llegarían dentro de unos 20 minutos, y ni siquiera tendrían un plan para sacarlos de ahí. Mientras tanto los segundos pasaban, el silencio era presente en ese pequeño ascensor, ninguno decía nada, aunque el silencio, que les gritaba dentro los estaba consumiendo, se preguntaban si ambos lo sentían; sabían muy bien que era la mejor oportunidad para hablar, y si la de dejaban pasar, se perderían para siempre. Después de 2 minutos que parecían 2 horas, ambos intentaron hablar al mismo tiempo, lo que produjo que el silencio se espumara como un trozo de hielo al caer en agua hirviendo y una risa leve e ingenua hizo que se mostraran su sencillez; Anthony lleno de valor y ese miedo que hace que tu circulación se descontrole y corra como caballo desbocado, después de un pequeño suspiro, exclamó:

-Y bien, estamos encerrados, así que es mejor hablar un rato o rezar, tal vez.

A lo que ella de manera inmediata respondió: Me parece perfecto.

-Bueno, cuéntame, ¿Cómo vas con aquel chico que tanto te gustaba?

Ambos sabían que la pregunta era muy directa y fuerte, pero que era la clave que desbloqueaba aquel candado que se había formado entre ellos. Mariana sintió correr un calor algo abrumador, su primera intención era responder la chocante pregunta de manera seca y algo grosera, pero no lo hizo:

|No hay nada que contar, entre él y yo nunca hubo nada, nunca lo habrá. Solo fue una ilusión de niñita triste, que no duro más de un par de días.

Anthony no podía creer lo que escuchaba, estaba confundido, sabía que Mariana nunca le mentiría con algo así, era como si le hubieran lanzado un balde de agua helada en la espalda, a lo que ajuntó:

-¿EN SERIO? Pues que bien, el perdió a la mejor compañera que podría encontrar, y que extrañamente se quedó encerrada en un ascensor con este servidor.

Ella no respondió nada, solo sonrió. El ambiente de ese ascensor se tornó fresco, se podía sentir que ambos estaban felices por aquella tan corta e intensa conversación que le dio un nuevo inicio a esta historia tan común e intrigante. De una forma algo rara y rápida empezaron a recordar sus momentos vividos, sus risas, logros, locuras y todo lo que se pasaba por la mente, se podían escuchar sus voces a 5 metros fuera del ascensor, se volvió a vivir, volviendo a escuchar, volviendo a querer...

Después de 2 horas ahí encerrados; los bomberos habían traído un técnico que controló el ascensor haciéndolo descender de manera manual, ellos ni siquiera se daban cuenta que se estaban moviendo, después de 3 minutos se abrió la puerta, esto los sorprendió, ambos estaban sentados uno frente al otro, con sus piernas cruzadas, y algo sudorosos por el vapor que emanaba de ese ascensor. Los Bastidas y los Rosales se rieron al ver esta escena que eran tan impresionante y común para sus recuerdos. Todos se dirigieron al apartamento felices porque dicho inconveniente no había pasado a mayores, Mariana y Anthony aunque un poco molestos por ese corte tan impresionante de su conversación, se sentían llenos, su otra mitad había vuelto.

Es Lindo Verte LlorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora