Siento como lentamente Inuyasha me besa. Despacio, midiendo el tiempo, sin prisas. Me besa con delicadeza, delicadeza que pasando los minutos se torna en fuego. Ahora es desenfreno y mi corazón late más y más rápido. Hace tiempo que nadie me besaba así y mi cuerpo se eriza. Necesito tocarlo. Mi espalda choca con la cama y ahora tengo a Inuyasha sobre mi. Él chupa mis labios y luego los muerde suavemente para lamelos. Jadeo y aprovecha esto para adentrar su lengua en busca de la mía. No lo torturo en su busqueda porque mi lengua sale al encuentro.
Cuando nuestras lenguas se encuentran gimo, gimo suave, pero lo hago y eso me sorprende. Mi mano que pica por tocar su piel acaricia su ancha espalda y mis piernas se enredan en sus caderas. La lengua de Inuyasha y la mía pelean en busca de quién es el ganador, pero ninguno de los dos cedemos, ambos luchamos sin miedo. Mis curiosas manos llegan a su culo y gimo cuando él se mueve y siento su dureza en mi entrepierna. Vuelve y hace ese movimiento y cierro los ojos disfrutándolo mucho. Maldición. Quizás solo debería follar con él, es mi esposo después de todo.
Inuyasha no se quiere quedar atrás y sus manos tocan por debajo de la blusa de mi pijama. Sus manos están frías y mi cuerpo muy caliente. Mi piel reacciona erizándose. Sus manos suben un poco más y rozan débilmente mis pechos. Suspiro en sus labios y su boca va a mi cuello. Siento como sus besos humedos causan estragos en mi cuerpo. Inuyasha toca mis piernas, pero no va más allá. Lamo mis labios y él levanta la mirada ambos dejando de tocarnos para mirarnos a los ojos.
—¿Por qué desapareciste Inuyasha?—la pregunta deja mis labios sin poder evitarla y toda esa pasión es reemplazada por frialdad. Se quita de encima de mi cuerpo y trago en seco al ver la molestia en sus ojos al mirarme.
—Creo que tú lo sabes perfectamente—y con esas palabras se encierra en el baño dejándome confundida. Cierro los ojos, todavía puedo sentir sus manos en mi cuerpo. Agito mi cabeza y salgo de esos pensamientos. Inuyasha es un jodido microondas que calienta para luego no resolver. Idiota.
Inuyasha no vuelve a salir del baño por lo que me encojo de hombros y me acuesto en la cama para dormir, estoy agotada.
***
Miro confundida cuando el chófer se detiene frente una casa de dos pisos que no es mía ni de Inuyasha tampoco. Ambos bajamos del auto un poco confundidos y me encojo de hombros cuando me dedica una mirada interrogante. Hace días pasó ese acercamiento entre ambos que solo sirvió para alejarnos más. No quiero tenerlo cerca, es un idiota.
Entramos a la casa y me aturdo un poco cuando todos gritan al mismo tiempo: ¡Sorpresa! Mis hermanas, padres y los de Inuyasha también están aquí. Suspiro. Ayer dejamos Las Vegas para volver a casa. Hago una mueca con los labios en forma de sonrisa.
—¡Que felicidad hermanita, no estás en prisión!—chilla Rin mirándome con una sonrisa.
—Rin, se supone que debemos de ser dulces con ella. Recuerda que arruinamos su luna de miel—comenta con una sonrisa en los labios.
—Idiotas—murmuro.
—¡Mamá!—chilla Rin—¡Kagome es cruel conmigo!—mi madre coloca sus manos en forma de jarra.
—Kagome Andreina Tereza del monte Higurashi—la miro con horror al ella inventarse tantos nombres que convinados con el mio, quedan horrible.
—¡Mamá!—ella sonríe.
—No seas cruel con tu hermana cariño—y con eso se aleja de nosotras para darle cariñitos a papá.
—¿Follaron?—me sobresalto cuando la mano de Sesshomaru cae en mis hombros y su susurro fue muy fuerte.
—¿Qué?—giro un poco encontrándome con su enorme sonrisa.
—Si mi hermano y tú follaron—rueda los ojos.
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Alocado Matrimonio
FanfictionKagome odia a Inuyasha ¿Por qué? Porque él la dejó por una española que en realidad no es española ya es que japonés. Una broma algo pesada es lo que desata que los padres de ambos adultos finjan perder ganancias y de esta manera inventar algo total...