Capítulo 34: Cotidiano

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El viento sopla con fuerza golpeándome el rostro, pero ni siquiera las amenazas que Rin le dedica a Sesshomaru son importantes para mí en este jodido momento. Hitomi maldice cuando uno de sus tacones se rompe y yo me burlo de ella, pero burlarme de ella ocasiona que me canse con más facilidad por lo que ella me levanta el dedo del medio y yo le respondo de la misma manera.

Doblamos en la calle siguiente aun escuchando a los de seguridad gritarnos para tratar de detenernos. Choco con algunas personas que me gritan groserías, pero eso es lo que menos me importa cuando todo lo que hago es huir de que me atrapen. Maldición, ya debo tener un título sobre mi nueva especialidad: huir.

Sesshomaru y Rin discuten mientras corremos y en algún punto de la huida logro arrancarle un par de mechones de pelo a Hitomi de manera ''Accidental''.

Con nada de cuidado hago señas y todos entramos a una enorme tienda de ropa y tomando algunas prendas para que después todos ingresamos a los probadores. Mi respiración es un asco y cuando escucho que ellos hablan contengo la respiración. Siento el sudor bajar de manera desagradable por mi cuello y cuando me miro en el espejo frente a mi contengo un jadeo.

Mi cabello parece un nido de pájaros y sigue duro, hago una mueca de asco al ver algo verdoso en mi ropa. Mi rostro esta increíblemente y rojo, eso siempre ocurre cuando corro.

—Bien Kagome, puedes vivir con este desastre, no es nada grave—comento mirándome aun con dolor, yo me tome mi tiempo en vestirme bonita y todo es culpa de Hitomi y su jodida idea de niña de preescolar sobre bailar una estúpida canción infantil.

Masajeo mi cuello cuando siento el agotamiento que los últimos acontecimientos han dejado en mí. Abro un poco la cortina y miro fuera donde aún los de seguridad del restaurante esperan. Ahora ellos miran ropa y comentan sobre ellos, quiero matar a Hitomi.

Cuando al parecer se cansan de hacer de vagos, ellos salen de la tienda. Espero unos minutos, peo Hitomi es la primera en salir cojeando con uno de los tacos de sus zapatillas rotas, el vestido arrugado y con comida seca y el cabello hecho un asco.

Salgo y ambas nos retamos con la mirada. Su cabello negro luce asqueroso, lástima que no tanto como el mío que aparte de estar duro, huele y se ve horrible.

—¿Sabes que todo esto fue tu culpa?—pregunta señalándome y girando sobre su eje para mirar algunas piezas de ropa.

—¡Claro! Culpemos a la hija del pollero ¿no?—ella me mira confundida—la de la jodida idea de mierda desde un principio fuiste tú, yo solo accedí por la presión social que todos impusieron en mi—comento tratando de arreglar el desastre que tengo.

—¿Quiren dejar de gritar?—pregunta Rin saliendo del probador y seguido a ella Sesshomaru—ustedes dos son las culpables por todo ese desastre que dejaron atrás—ella se cruza de brazos y Sesshomaru por un momento la observa haciendo que una pequeña sonrisa se forme en sus labios—ahora todos estamos involucrados de alguna manera—ella frunce su ceño con molestia—tengo hambre—comenta luego de un silencio.

—¡Rin!—chillamos Hitomi y yo al mismo tiempo.

Sesshomaru y Rin nos miran sorprendidoss y luego amabas nos miramos con horror para soltar un grito frenético que alerta a todos los que están en la tienda. La encargada viene a nosotros y hace una mueca de asco con nuestro aspecto.

—¡Tú!—grito señalándola, ella hace lo mismo.

—¡No me copies!—chillamos al mismo tiempo.

—Que maldito horror—digo casi llorando cuando Miss fotos me mira como si me nacieron los cuernos del año.

—Tu y yo dijimos lo mismo—dice como si esa fuese la profecía maldita.

Alocado Matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora