Capítulo 22: Lindo ¿no?

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Inuyasha mantiene su rostro de idiota, es como si tuviese un palo metido por el...

Mija, cálmate un poquito ¿si?

Ruedo mis ojos, por Dios, esta bien que un polvo no caería mal, pero tampoco es para que se ponga así. Imbécil.

—¿Seguirás con esa cara? Pensaré que tienes un maldito pene metido por el...

—¡Kagome!—grita con los ojos abiertos mirándome horrorizado y quitando su vista por un segundo de la carretera—¿que demonios tienes en esa cabeza?—suelto un bufido.

—Nada que te importe—comento de mala manera—¿ahora si quitas esa cara?—él niega con una sonrisa.

—Solo una dama ejemplar como tú diría eso—miro por la ventanilla—lo que te dije en la cocina sigue en pie Kagome, así que tratemos de acabar con esto rápido—un suspiro sale de mis labios.

—Hasta tener sexo contigo es estresante—comento revisando el coche de Inuyasha, a veces parece que no puedo estar quieta.

—Pero puedo relajarte muy bien—capto lo que quiere decir y río. Me distraigo cuando encuentro una caja de condones.

—Preparado en todos lados ¿eh?—él ríe.

—Ya sabes, tengo una loca esposa que puede calentarme en cualquier lugar—me guiña un ojo y trago en seco.

¿Soy solo yo o algo entre ambos a cambiado? No lo sé, casi puedo decir que estamos bromeando alrededor del otro sin darnos cuenta, y eso solo lo hacíamos cuando... Éramos mejores amigos. Inuyasha y yo teniamos toda clase de broma en ese entonces.

Miro al hombre que está a mi lado. No me quiero encariñar con Inuyasha y mucho menos hacerme falsas ilusiones, me dolió mucho perderlo una vez y aunque lo disfracé con odio, lloré, me cuestioné y sufrí, no quiero que pase lo mismo dos veces. Inuyasha era la persona más importante para mi en ese entonces, todo mi mundo giraba alrededor de mi mejor amigo, la persona que conocía todo de mi, la única persona a la cual le mostraba mi vulnerabilidad, quien en secreto esperé que fuese mi primer beso, no lo fue. Quien en secreto esperé que fuese el primer chico con el cual podría intimidar, me traicionó y se fue. Inuyasha fue mi primer y único amor hasta ahora. Porque con él no necesité más que amor, que estar a su lado. Era feliz viéndolo feliz, me sentía especial cuando sus ojos parecían no dejarme nunca.

Yo era feliz a su lado.

Cumplí con el cliché de enamorarme de mi mejor amigo, pero... ¿cómo no hacerlo? Inuyasha era la clase de chico que sin malicia ni segundas intenciones te hacía sentir la chica más especial del mundo, te hacía vibrar de felicidad, te hacía sentir... Te hacía soñar. Y tal vez la cuestión era que yo soñé muchas veces con él, soñé tantas cosas que al él irse se fueron al carajo.

Soñé con una vida a su lado.

—¿Pasa algo Kagome?—pregunta deteniendo el coche y girando para mirarme. Me doy cuenta de que llegamos a la empresa y que si, todo está lleno de periodistas, hace mucho que no somos el foco de las cámaras.

—No, solo estaba pensando—comento suspirando y cerrando los ojos—no tengo ganas de lidiar con todo este drama. ¿Cuántas veces te dije que cuides bien te las locas con las que sales?—pregunto cruzándome de brazos.

—Puedo entenderla Kagome, simplemente luego de años me obligaron a romper con ella, rompí su corazón—lo miro a los ojos

—Ella te importa mucho ¿verdad?—él me sonríe.

—Fue mi novia y amiga durante años, claro que me importa y me destroza romper su corazón—aparto la mirada y finjo una sonrisa.

Pero a ti no te importó romper el mio ¿eh? Al parecer todo eso de que fui importante para él fueron solo imaginaciones mías.

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