Epílogo

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Inuyasha parece aterrorizado mientras ve mi sonrisa que no decae en ningún momento. Miro mis uñas y le guiño un ojo. El hombre que contraté no parece muy convencido de seguir mis órdenes, por lo cual le doy una mirada fría y él parece dudar mientras mi esposo niega repetidas veces. El aire acaricia mi rostro y por un momento mi vestido se alzará. Inuyasha es rápido pinchando los ojos del hombre con sus dedos, escucho la maldición que suelta casi enseguida. El hombre maldice y maldice y mi esposo solo sonríe divertido.

—¿Esta listo?—pregunto ignorando la queja, el otro hombre que lo ayuda termina de ajustar bien a Inuyasha antes de mirarme.

—En un momento lo estará—dice y levanto mi pulgar.

—Cariño, no creo que esto sea...

Lo miro fijamente. Veo su piel erizada por el frio viento y sonrío con gracia. Él perdió el reto, así que tiene que vivir con las consecuencias.

—Pero no cumpliste—le recuerdo—así que no seas un llorón——Inuyasha frunce el ceño.

—Kagome, lanzarme desnudo desde la azotea de la empresa es demasiado, además, ya me hiciste dejar mi auto en medio de una avenida donde todos los coches querían matarme por estar en medio—me encojo de hombros—cariño, verán mi amigo—señala su entrepierna cubierta aun por una toalla.

—Cumple Inuyasha, no sea un bastardo traidor—le recuerdo rodando los ojos.

—Kagome—me llama molesto. Enarco una ceja.

—Está listo señora Taisho—hago una mueca.

—Por hoy soy Higurashi—Inuyasha no parece muy contento con mi declaración, pero cuando se asoma y mira lo alto que estamos se pone pálido—listo cariño, buena suerte—no espero nada más y lo lanzo. El grito de Inuyasha creo que se escucha en todo el país, no se queda solo en un grito, él chilla.

—¡Maldita sea Kagome!—grita mientras cuelga—esta me la pagaras, joder que frio hace—sonrío mirándolo y él me muestra su dedo más amable—maldita endemoniada, joder, joder, joder. Voy a morir—grita y veo a varias personas comenzar a mirar la escena.

Hago una cara de horror cuando veo que captan su pene en fotos.

Mi esposo es modelo de desnudos, que jodida locura.

No pasan cinco minutos para que las sirenas de la policía se escuchen.

—Rápido, súbanlo, tenemos que escapar—suben a Inuyasha que esta histérico y le paso un bóxer y una camisa. Cuando se pone el bóxer lo hago correr rápidamente hacia las escaleras.

—No perdonaré esto Kagome—me dice molesto, lo ignoro pasándole el pantalón que se va poniendo con cada paso que damos.

Cuando llegamos abajo vemos a mi papa y a Inu No Taisho esperarnos molestos.

—¡Corre!—le grito a Inuyasha y él es inteligente dejando caer una silla que se encontraba en medio, pero mi padre la salta como si fuese una jodida película, luego hace pose de malote y se pasa la mano por el pelo ocasionando que más de una empleada quede embelesada en su pose.

—Joder, mi espalda, Taisho mueve el culo y atrápalos—se queja, Inuyasha es más rápido y me toma de la mano haciendo que huyamos del crimen, cuando la policía entra, nosotros salimos.

—Maldición—murmuro mientras nos adentramos a un callejón.

—Kagome, eres una arpía—dice Inuyasha, ruedo los ojos.

—No, es tu culpa, puse mi reto de ir hasta la casa de mi rival en el instituto, pero tú no quisiste—le recuero molesta.

—Querías que me haga pasar por su amante para que su boda se vaya a la mierda—me encojo de hombros—buenos cariño, te recuerdo que su jodido prometido es un luchador profesional, creo que hasta en televisión salió, si hacia eso ni mis huesos habrían encontrado—voy a decir algo, pero solo levanto las manos en alto cuando los policías nos apuntas.

Alocado Matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora