Marvel Stuff

Erik Lehnsherr

Título: girl like me.
Advertencia: ninguna.

Dedicado a: @Blue-Smiler (no me deja etiquetarte, sorry)

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Una bola de fuego cayó del cielo, aterrizando frente a los X-Men que estaban en plena misión de rescate. Todos los presentes (Mystique, Bestia, Magneto, Quicksilver y Nightcrawler) excepto el profesor se sorprendieron y se pusieron en posición defensiva pensando que era un ataque del bando contrario, cuando de pronto y sin prisas aquella bola de fuego fue tomando forma humana, hasta dejar ver la figura de una muchacha envuelta en llamas frente a ellos. Una sonrisa ladeada apareció en los labios de la chica.

–Cómo te gusta entrar a lo grande. —Se mofó Charles haciendo a los contrarios girarse a mirarle como si estuviesen perdiéndose algo, aunque así fuese.—

–Una ventaja de mi mutación.

–Yo diría más de tu ego.

Tras unas risas de parte de ambos el fuego se extinguió de su cuerpo mostrando a una muchacha -muy parecida a su forma en fuego-, con ojos verdes y pelo azabache que sonreía divertida. Vestía un traje muy parecido al que los X-Men portaban, pero el suyo era enteramente negro y sin ninguna marca significativa.

–¿Charles? —La voz de Erik cortó el silencio.— Por si no lo recuerdas, estamos intentando rescatar a unos mutantes. —Su voz detonaba claramente fastidio. Aún se preguntaba internamente si había sido buena elección aparecer.—

–Vaya, menudo cascarrabias. ¿Es siempre así?

–Sí, lo es. —Respondió el telépata haciendo un enorme esfuerzo por no reírse en la cara de su viejo amigo.— Y seguimos en la misión, Erik. Pero había pensado en invitar a mi amiga.

El mencionado la observó con cara de pocos amigos y sin escrúpulo alguno completamente, como si intentase escrutar dentro de ella para saber si era o no de fiar.

–Espero que no tengas visión rayos X, no quiero quemarte esa bonita cara que tienes.

–Siento cortar el momento romántico. —Esta vez habló Raven.— Pero, ¿podemos seguir? Podrían estar escapando ahora mismo.

–Por supuesto, sigamos.

–Nos vemos luego, cascarrabias. —Dijo la mutante volviendo a envolver su cuerpo en llamas con una sonrisa arrogante no sin antes guiñarle un ojo.

Alzó el vuelo con la rapidez de un misil dirigiéndose hacia la zona en la que un equipo de militares rusos experimentaba con mutantes para robarles o mutar el gen x de sus cuerpos.

Todos hicieron un gran papel de rescate, Kurt ayudó a Raven y a Charles, éste último localizó con éxito el lugar dónde tenían encerrados a los mutantes, Hank se fue deshaciendo de toda seguridad que venía a intentar pararle los pies mientras que Peter se ocupaba de hacer de las suyas, com siempre; y Erik... Erik parecía querer destruir más que la nueva, cosa que le fue imposible. Ella podía lanzar fuego de sus manos, manejarlo a su antojo sin pena ni gloria. Sentía cierta admiración solamente por aquella forma de envolverse en fuego y usarlo como propulsor, pero fue el último movimiento el que le dejó boquiabierto.
Una vez que todos estuvieron afuera, dentro del X-Jet el cual comenzó a despegar aún con la escotilla abierta por si la aún desconocida planeaba subir, ésta creó, con sus manos, una ola de fuego que redujo a las más mínimas cenizas aquél infernal lugar en el que sólo quedaban cadáveres y dolorosos recuerdos, aunque antes Charles se aseguró de coger algunos documentos con los que tener pruebas para ayudar a sus planes de quitar esa nube amenaza que flotaba sobre todo mutante, sin fundamento alguno.

Erik, que se encontraba frente a la escotilla de pie con los brazos cruzados vio a la mutante llegar y parar su vuelo frente a él, flotando en el aire mientras se cerraba herméticamente el avión.

–¿Tu nombre?

La voz de Erik sonaba tajante, deseaba respuesta y las quería en aquel instante. La morena aterrizó en el suelo con lentitud bajo la atenta mirada de todos los X-Men y los rescatados, el fuego de su cuerpo se extinguió quedando en una guerra de miradas verdes.

–¿Acaso deseas conocer el nombre de la chica con la que soñarás hoy?

Su sonrisa irritó a Erik, realmente lo hizo. No comprendía cómo podía sacarle alguien tanto de sus casillas pero al mismo tiempo sentía una fuerte atracción por la muchacha y sus habilidades.

–Vamos, Clarissa, no seas mala, no morirás por decirle que ese es tu nombre.

–Y adiós a mi fachada de sexy desconocida. —Dramatizó ante el anterior comentario de Xavier tomando asiento al lado del mismo y cruzando las piernas, todo bajo la atenta mirada de Magneto.— ¿Y bien? ¿Vas a quedarte ahí de pie o vas a sentarte?

Tras tensar la mandíbula caminó hacia los asientos, para su desgracia el único que quedaba libre era al lado de la fémina y no tuvo otra que sentarse a su lado.

–Tu actuación ha sido... Wow. Cuando has sobrepasado todo volando. O cuando has lanzado ese fuego con las manos. O... O... —Hablaba Peter con emoción moviendo sus manos con efusividad.—

–Hey, tranquilo. —Rió ella alzando las manos en un gesto para que se calmase.— Me alegra que te haya gustado mi numerito.

El camino de regreso para Erik fue insoportable, no sólo tuvo que tragarse todos los comentarios de absolutamente todos sobre lo asombrosa que era, sino que debía escuchar sus respuestas. Era arrogante hasta decir basta y le estaban dando ganas de tirarla del jet a cada cinco segundos. Por suerte el avión aterrizó.
Erik salió el primero, tan rápido que por un momento lo confundieron con Peter, algo que hizo bastante gracia a Clarissa.

«¿Por qué no admites que te gusta?» Sonó la voz de Charles como eco en la cabeza de Erik.

–Oh no, ¿ella? Nunca. Es arrogante, egocéntrica, orgullosa, insoportable, ¿ya he dicho arrogante?

–Eres demasiado obvio, viejo amigo. —Nego Xavier con la cabeza mientras su silla se dirigía hacia él.— ¿Sabes que es lo que me resulta divertido? Que es absolutamente idéntica a tí, así que no sé como consigues soportarte.

La mirada envenenada de Erik sólo consiguió hacer reír al contrario.

–Yo no soy como ella, Charles.

–Oh, claro que lo eres. ¿Por qué no vas a hablar con ella? En el fondo es una gran muchacha, con unas causas muy nobles y una ideología que no se encuentra todos los días.

Magneto no dijo nada, se dirigió hacia su habitación “temporal” según él se decía pensando en lo que Charles le había dicho hasta que, tan sumido en sus pensamientos como estaba, no vió a la mutante que tantos dolores de cabeza le había causado aquel día.

–Vaya, pero si es mi amigo el cascarrabias.

–No tengo ganas de soportarte en estos momentos, sólo quiero descansar.

Ella alzó las manos en son de paz con una sonrisa burlesca en los labios, aún así no calló.

–De acuerdo, don cascarrabias, yo me voy a dormir. Intenta no soñar mucho conmigo.

Lanzó un beso al aire en su dirección abriendo la puerta de la habitación frente a la suya y cerrando detrás de ella, dejando a Erik con una pequeña sonrisa en el sitio en el que había quedado clavado.