Imagina... Que es Eddie quién debe salvar a su amada de una caída mortal a causa de su enemigo.
ㅤ ㅤRiot no le daba cuartel. No solo había conseguido secuestrar a la mujer que tanto amaba, sino que la tenía pendiendo de un hilo, casi en su término literal, y amenazaba con soltarla. Eddie había estado cada vez más unido a Mabel. Había aparecido sin avisar, ganando toda su atención. No había momento en el día que no pensase en ella, tanto que el mismísimo simbionte ya la conocía tanto como él, y realmente le gustaba aquella humana. En incontables ocasiones había pensado en la idea de mostrarle su más oscuro secreto, pero el temor a que se asustase y se alejase era mayor.
Ahora ella se encontraba forcejeando con aquella deforme criatura que la tenía sostenida del cuello dejándola colgada del borde de un campanario, una enorme sonrisa repleta de dientes calentando la sangre de Eddie. Venom saltó por instinto, rabioso porque estuviese atentando con la vida de su humana, golpeando a otro simbionte con tal fuerza que soltó a la pelirroja, quién cayó con un ahogado grito.
Lo que pasó después pasó para Brock a cámara lenta. El pelo anaranjado de la muchacha se mecía con la rapidez con la que su cuerpo caía, su cerebro preguntándose a gritos porqué no podía caer más rápido, ya que se había tirado justo detrás. Sus manos acabada en garras, ya que seguía rodeado por Venom, se extendían hacia ella intentando alcanzarla, demasiado cerca y demasiado lejos al mismo tiempo. Ella miraba los grandes ojos blancos de Venom, y éste sintió por primera vez la tristeza al ver una lágrima resbalar de sus bonitos ojos, pues sabían cuál iba a ser su destino y no había tenido la oportunidad de despedirse de sus seres queridos.
El simbionte rodeó el cuerpo de la muchacha aterrizando los pies en el suelo con fuerza, marcando surcos en éste por la fuerza que se ejerció, aunque no fue solo el sonido del suelo hundiéndose el que escuchó. Un perfecto chasquido heló su sangre, haciéndole dirigir la mirada hasta la hermosa muchacha que yacía sobre sus grandes brazos inerte, la cabeza caída hacia atrás.
“No...” Fue la voz de Ed la que sonó mientras Venom dejaba salir su rostro para que tomase parte del control. “¿Mabel? Mabel, despierta. Por favor, despierta. No puedes hacerme esto. No puedes dejarme. Tú no.”
Hablaba desesperado con un nudo instalándose en su garganta. Sus piernas habían perdido fuerza, por lo que acabó de rodillas con la mujer a la que amaba entre sus brazos, a la cuál abrazó con lágrimas empapando sus mejillas, lanzando un desgarrador grito al aire al sentir su pecho vacío ante su ida.
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