Su reacción cuando te ve por primera vez.{Segunda parte.}
Visión:
Después de que el chico Maximoff arrancase con su supervelocidad los cables que conectaban aquél cuerpo enteramente hecho de metal, apareció Thor empuñando su martillo, que con un rayo capturado por el mismo recargó al instante dónde el androide se encontraba. Instantes después Visión salió del lugar dónde estaba encerrado y abrió por primera vez los ojos, mirando a su alrededor como un recién nacido cuando ve por primera vez el mundo.
Fué a atacar al equipo cuando sus ojos enfocaron a una rubia de ojos ocre y pecas esparcidas por sus suaves mejillas, la cuál era miembro del equipo y tenía el don de controlar las emociones. Desde aquel momento él quiso estar cerca de ti, no consideraba plan alguno sin preguntarle ni había acción que no le comentase a la chica.
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Loki:
Loki acababa de llegar a Asgard, esposado de manos y pies, con lo que parecía un bozal humano en la boca. Frente al padre de todos le fue impuesta su sentencia, aunque ésta fue cambiada cuando cierta morena entró en la sala. -Odín, sé que no merece perdón ninguno. -Decía mientras caminaba hacia el trono, captando la atención de todos los presentes, incluso de Loki.- Pero, por favor, ¡es tu hijo! -No lo soy. -Como si lo fueras, cállate idiota, intento salvarte la vida. -La evidente sorpresa en su cara podía verse a kilómetros. Volvió a fijarse en Odín.- ¿No crees que es demasiado una pena de muerte? Creo y tengo entendido que tenemos unas celdas vacías en los calabozos. Después de todo, no deja de ser el príncipe de Asgard... Y no creo que el pueblo vea con buenos ojos que el padre de todos mate a su propio hijo. Unos segundos en un incómodo silencio para los presentes mientras Odín pensaba fueron suficientes para que pronunciase su sentencia. -De acuerdo. Loki pasará en prisión su vida, hasta que la sangre de cada humano muerto en aquella guerra sea olvidada. Loki le dió una sonrisa a la morena que le hizo temblar ligeramente las rodillas y, por los guardias, fue llevado a las celdas, dónde la reina y ella le hicieron más cómoda la estancia sin que el dios del engaño se diese demasiada cuenta.
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